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Alimentando la próxima crisis

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Mayo 2019 / 69

Desregulación: Un estudio del Grupo de Los Verdes/ALE advierte de los riesgos para la economía europea por las políticas de deshacer las reformas realizadas.

Sede del Banco Monte dei Paschi, la entidad más antigua de Europa, en Siena (Italia). FOTO: DV

Once años después del estallido de la crisis económica la inestabilidad del sistema financiero sigue siendo la principal amenaza en Europa. Los bancos europeos son poco rentables (tienen un rendimiento medio del 6% frente a un coste de capital del 10%), están infracapitalizados, no cuentan con la necesaria unión bancaria prometida, han quedado empequeñecidos frente a sus rivales estadounidenses, sufren los tipos de interés negativos fijados por el BCE y no han desterrado las malas prácticas que les han causado serios problemas de reputación en determinados países como España. La solución de crear bancos más grandes para ganar competitividad se ha confirmado como una falsa salida tras el fracaso del proyecto de fusión del Deutsche Bank y Commerzbank.

Un reciento estudio elaborado por el Equipo Económico del Grupo de los Verdes/Alianza Libre Europea (ALE), El retorno a la economía de casino, publicado por la Fundació Nous Horitzons, revela el retroceso que se está produciendo en materia de regulación financiera en Europa. El trabajo señala que existe una “clara voluntad de desregular más el sector financiero”. Y precisa que en la actualidad “observamos indicios de un creciente deseo por parte de la corriente política dominante, tanto en la UE como en la mayoría de los Gobiernos de los Estados miembros, de deshacer las reformas ya realizadas”.

Una señal del retroceso normativo se ha observado en la última revisión de la Directiva y el Reglamento sobre Requisitos de Capital. El estudio de los Verdes/ALE advierte de que la última reforma “obvia elementos fundamentales como un aumento real de los niveles de apalancamiento (endeudamiento) bancario y de manera general rompe con la tendencia poscrisis de aumentar gradualmente las exigencias mínimas de capital”. Un ejemplo concreto de los efectos de la revisión es que las nuevas normas “permiten que los bancos calculen ellos mismos los riesgos de sus inversiones”. La consecuencia es que deja “fuera de juego a las autoridades supervisoras y abre la puerta a la manipulación de sus balances mediante el ajuste creativo”.

 

DEBILIDAD DEL CAPITAL

En relación con la debilidad del capital de los bancos, el trabajo subraya la posibilidad de contabilizar como tal los activos por impuestos diferidos (DTA por sus siglas en inglés). Se trata de “un capital ficticio” que depende de “los rendimientos futuros del banco y que, por tanto, nunca podrán utilizarse para absorber pérdidas en caso de insolvencia de la entidad”. La última reforma dispuso que “en algunos casos, los DTA podrán seguir contando como capital durante un periodo de 10 años, lo que supone la prolongación de la sobreestimación del capital bancario de la Unión”.

La actuación de la UE en materia de regulación financiera también ha sido denunciada por la organización no gubernamental Finance Watch. En este sentido, el paquete de la revisión de las tres principales normas bancarias (Directiva de Requisitos de Capital, (CRD, por sus siglas en inglés), la Directiva de Resolución y Recuperación Bancaria (BRRD) y el Mecanismo Único de Resolución (SRMR), aprobados por el Parlamento europeo el pasado abril, es considerado “una oportunidad perdida para completar y continuar los esfuerzos regulatorios que tuvieron lugar en la primera mitad de esta década, según Benoît Lallemand, secretario general de Finance Watch. Esta entidad señala: “la adopción de una ratio obligatorio de endeudamiento del 3% carece prácticamente de sentido y no será efectiva para compensar los fallos en los cálculos de los activos ponderados por riesgo (RWA) que son altamente susceptibles de subjetividad y manipulación”.