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Carrera de armas en el Magreb

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Enero 2023 / 109
Argelia, aliada de Rusia, y Marruecos, apoyado por EE UU, pugnan por la supremacía militar a las puertas de Europa.
 
 
Unidos por una frontera en disputa de más de 1.800 kilómetros, Argelia y Marruecos comparten todas las características de quienes son vecinos: escasos momentos de colaboración interesada, envidias y, sobre todo, disputas. La primera y más importante de estas últimas estalló en 1975, pocos años después de que el rey Hassán II y el entonces presidente argelino, Houari Boumédiène, firmaran un primer acuerdo sobre la parte del Sáhara que reclamaba el reino alauita. Iniciado noviembre de ese año, y con la aquiescencia de quien después sería el rey de España, tropas y civiles marroquíes ocuparon la antigua colonia española del Sáhara Occidental y abrieron así un conflicto en el sur del Mediterráneo enquistado hasta la fecha. Miles de saharauis se vieron obligados a huir al desierto argelino, donde viven exiliados desde hace más de 40 años y en lucha por recuperar su territorio. Aquel fatídico año de 1975, el Frente Polisario, apoyado por Argelia, inició una guerra con Mauritania, que duró hasta 1980, y con Marruecos, con el que firmó un acuerdo de alto el fuego mediado por la ONU a cambio de un referéndum de autodeterminación en 1991. Tres años después, y en medio de crecientes tensiones, Argelia y Marruecos cerraron su frontera terrestre, que desde entonces permanece blindada.
 
Amenaza al Mediterráneo
En noviembre de 2020, hastiados por la resistencia de Marruecos a cumplir con el mandato de la ONU, civiles saharauis bloquearon el paso de Guerguerat, territorio en disputa que marca la frontera entre Mauritania y el territorio ocupado por Marruecos, y desataron un conflicto que ha puesto de manifiesto la peligrosa carrera armamentística que Argelia, aliado de Rusia, y Marruecos, apoyado en Estados Unidos, libran a las puertas de una Europa ahogada entre dos aguas, víctima de sus intereses y su sangriento pasado colonial. Esta guerra afecta a los caladeros de pesca, pero también al suministro de gas en tiempos de escasez por el conflicto en Ucrania. Y reverbera en el Sahel, región africana fronteriza con Argelia núcleo de la migración irregular que mira hacia el norte y motor del yihadismo 5.0 que emerge como una amenaza futura para la región mediterránea. 
 

120%. Aumento del presupuesto militar argelino en 2023. Son 23.000 millones de euros, el doble que España y una cifra similar a la de Israel

 
Al socaire de ese conflicto, el Gobierno de Argel —bajo el control del Ejército— ha cerrado el grifo del gas con España y ha complicado su relación con Francia, a la que impide sobrevolar su territorio para asistir a sus tropas en el Sahel. Además, ha cambiado su constitución para autorizar a las Fuerzas Armadas a operar fuera de sus fronteras (mirando al Sahel) e incrementado la compra de armamento moderno a sus socios: principalmente Rusia, pero también el régimen islámico de Irán. 
 
Más dinero
Según el Global Firepower, índice que mide el poder bélico de los ejércitos del mundo, Argelia se sitúa en el puesto 31, 15 por delante de su rival, gracias sobre todo a su dominio marítimo y a los lazos comerciales con Rusia, que datan de la época soviética. En su arsenal tiene, además de seis submarinos, aviones de combate clase Sukhoi-30,   y sistemas antiaéreos S-400 Triumf, que necesitan de urgente renovación. A ello ha añadido en los dos últimos años drones de combate con tecnología rusa e iraní. 

El conflicto afecta a los caladeros de pesca y al suministro de gas

Está en juego la estabilidad en el Sahel, foco del yihadismo 5.0

 
De acuerdo con el borrador de los presupuestos generales del Estado, en 2023 Argelia incrementará en un 120% su gasto de defensa y llegará a cifras similares a las de Israel, duplicará a España y casi cuadriplicará a su rival. De los cerca de los 23.000 millones de euros presupuestados, alrededor de 1.800 se destinarían a la compra de armamento. Estas partidas son secretas, pero todo apunta a que el objetivo es renovar los sistemas antiaéreos y mejorar la capacidad aérea con más drones y con SU-57, versión mejorada del conocido caza ruso. Todo ello con la vista puesta en Marruecos, pero también en el Sahel, donde Argelia es un actor indispensable para la guerra o la paz en un territorio clave para el futuro de Europa.
 
Acercamiento a Israel
Marruecos, por su parte, ha incrementado los lazos en los últimos años con Estados Unidos y la OTAN —que lo considera un aliado—, pero también con Israel, lo que ha desatado un tsunami en el mundo árabe y ha incrementado la ira de Argel, uno de los principales apoyos políticos y económicos de la causa palestina. El índice Global Firepower sitúa al reino alauí en el puesto 57, un gran salto iniciado hace una década. En 2008 incorporó a su fuerza aérea aviones de combate norteamericanos F-16C/D y 10 años después añadió 25 F-16 Viper Block 70/72. En su arsenal hay, además, sistemas antiaéreos MIM-104F (PAC-3) clase Patriot, de reciente adquisición. 

7.500 soldados de varios países (EE UU entre ellos) participaron en 2022 en las maniobras African Lion en territorio marroquí

 
Para controlar el muro de separación que construyó en el desierto a lo largo del territorio liberado por los saharauis, en 2012 Marruecos adquirió carros de combate clase Abrams M1A1, que planea sustituir por la versión más moderna en 2023. Y cañones franceses CAESAR 155 mm, con 40 kilómetros de distancia. Asimismo, ha introducido helicópteros de ataque Apache AH-64 y drones navales MQ-9B Sea Guardian. Es una fuerza aérea por control remoto, muy efectiva como se mostró en el reciente conflicto con el Polisario por el incidente armado de Guerguerat, que incluye igualmente drones suicida franco-israelíes Harfand y aparatos Bayraktar TB2 de fabricación turca, con los que se defiende Ucrania y que mostraron su efectividad en Siria y Libia.  
En el nuevo proyecto de defensa, que incluye un incremento del gasto militar del 6% para el año 2023, se desliza un plan para pasar de una flota de aguas verdes, es decir, pensada para la defensa de la frontera, a otra de aguas azules, con capacidad de guerra en mar abierto, incluidos los primeros submarinos. Todo ello combinado con acuerdos de colaboración y ejercicios bélicos conjuntos, como las maniobras African Lion, que permiten a Estados Unidos probar sus equipos sobre el terreno a las puertas de Europa. En 2022, llevaron a cerca de 7.500 soldados de diversos ejércitos a mostrar su poder de fuego a 50 kilómetros de las zonas liberadas saharauis, es decir, a los ojos de Argelia, vecino con el que en 1963 ya libró una cruenta —y fallida—Guerra de las Arenas por el límite de las fronteras, y que en un futuro no lejano podría abrir otro foco de inestabilidad en la puerta —esta vez sur— de Europa.