China apuesta por el Yuan digital
El coloso asiático avanza hacia el objetivo de lanzar la primera moneda digital soberana del planeta. La iniciativa supone un nuevo desafío a EE UU por el dominio global.
En vísperas del Año Nuevo Lunar, 50.000 residentes en Pekín recibieron un sobre rojo, tradicional obsequio con dinero con que los mayores agasajan ese día a hijos y nietos en China, con 200 yuanes digitales (26 euros). Pero esta vez no se trataba de un regalo familiar, sino de un encargo de las autoridades locales para que se gastara ese dinero en un plazo de ocho días.
La iniciativa formaba parte de un plan cuyo objetivo es convertir China en el primer país del planeta en lanzar una moneda digital soberana. Es un proyecto que tiene como horizonte ganar influencia en el ámbito monetario internacional, lo que, en caso de tener éxito, supondrá un importante desafío a EE UU por el dominio global.
Una meta que explica la insistencia con que el presidente Xi Jinping reclama en los foros internacionales la necesidad de promover reglas globales para las divisas digitales. Así lo hizo abiertamente en la última cumbre del G-20, donde pidió que se “discuta el desarrollo de estándares y principios para las monedas digitales de los bancos centrales con una actitud abierta y que se manejen adecuadamente todo tipo de riesgos y desafíos para avanzar hacia un sistema monetario internacional”.
El interés del Gobierno de Pekín por la divisa digital no es nuevo, sino que nació a principios de la pasada década, cuando el bitcóin empezó a ganar popularidad. Desde un primer momento, Xi decidió apostar por un proyecto que reorientara la forma de usar el dinero, aprovechando el hábito de los chinos de pagar con el móvil cualquier compra. Es una idea a la que añadio su afán por tener bajo control todas las operaciones económicas, algo que ahora se escapa a las autoridades, ya que las aplicaciones Alipay y Wechat Pay procesan el 95% de los pagos digitales que se efectúan en el país.
Primeras pruebas
Con ese fin, el Banco Popular de China (PBOC, en sus siglas en inglés) creó en 2014 un grupo de trabajo para desarrollar una divisa digital, según la prensa nacional. Dos años más tarde, con el bitcóin en auge, impulsó el Instituto de Investigación para la Moneda Digital. El proyecto ya estaba en marcha, y a medida que avanzaba, Pekín descubría más ventajas. Así, a la idea inicial de atajar la popularidad de las criptomonedas sumaba la de controlar las transacciones económicas, mejorar la lucha anticorrupción, ampliar la influencia sobre los mercados financieros y hacer el país menos vulnerable a las sanciones de EE UU. En definitiva, un horizonte más que óptimo para el Gobierno.
Lider mundial en pago con el móvil: China tiene a su favor una sociedad muy acostumbrada a pagar con el teléfono móvil y una tecnología muy avanzada. FOTO: GETTY IMAGES
En 2020, el DCEP (por sus siglas en inglés), como se llama en China al pago electrónico en moneda digital, pasó de los despachos a la calle. Las primeras pruebas del yuan digital se hicieron en Shenzhen, donde al igual que ahora en Pekín, se facilitaron 200 e-yuanes a 50.000 personas y se les ordenó gastarlos en un plazo de ocho días en más de 3.000 establecimientos físicos y digitales. A esta ciudad le siguió otro ensayo en Suzhou, luego otro en Xiongan, después en Chengdu y ahora en la capital. Y no se descartan más pruebas. El calendario tendría señalada como fecha de puesta en circulación oficial la celebración de los Juegos Olímpicos de invierno que se celebrarán en Pekín en febrero del 2022, momento idóneo para que China muestre su músculo tecnológico.
Ventaja sobre el bitcóin
La realidad es que el Gobierno apuesta sobre seguro. Tiene a favor una sociedad muy habituada a comprar vía Internet y a pagar con el teléfono móvil. Suma una avanzada tecnología y, lo más importante, que se trata de una moneda digital creada, emitida y firmada por el banco central. Es decir, es una divisa de curso legal, tan estable como el yuan físico. Estas condiciones la diferencian del bitcóin, cuya volatilidad lo desaconsejan para un uso generalizado.
La nueva divisa podría circular ya en los Juegos Olímpicos de Invierno de Pekín, en febrero de 2022
El Gobierno busca fortalecer su control de las transacciones económicas
El esquema imaginado por los expertos chinos para su uso es simple. Los bancos comerciales distribuirán los e-yuanes a sus clientes, que los descargarán de sus cuentas bancarias en sus billeteras digitales o aplicaciones, igual que se retira dinero de un cajero automático, y luego los usarán para sus compras. Al ser una divisa de curso legal, todos los comerciantes estarán obligados a aceptarlos, una exigencia que podría desembocar en la eliminación de los servicios de pago digitales Wechat Pay y Alipay. Mu Changchun, director del Instituto de Investigación para la Moneda Digital, resta importancia al conflicto. “No hay ningún choque de intereses. Alipay y Wechat Pay son billeteras y el DCEP es dinero en la billetera”, declaró al diario South China Morning Post.
Para Pekín, sin embargo, el lanzamiento del e-yuan tiene más implicaciones que la de favorecer el consumo. Su puesta en marcha ampliaría y facilitaría sus tareas de vigilancia y supervisión de la actividad económica. La emisión por el PBOC le permitiría rastrear todo el efectivo digital en circulación y dificultar las operaciones de blanqueo de dinero, evasión de impuestos y, en definitiva, inspeccionar todas las operaciones de cualquier ciudadano. Este tema puede impulsar a muchos países a rechazar el e-yuan para evitar el control de sus operaciones internacionales.
Más influencia
Pero en esa apuesta, el Gobierno ve también una oportunidad para aumentar su influencia más allá de sus fronteras. Pekín acaricia la idea de generar con este proyecto una nueva arquitectura de pagos internacionales más acorde con su peso económico, basada en divisas digitales y regida por el yuan en lugar del dólar. Es una ambición lógica, ya que la moneda china supone ahora únicamente el 2,13% de las reservas internacionales de divisas y su participación en los pagos globales no llega al 2%, según la red internacional de comunicaciones interbancarias SWIFT.
Estos datos que explican que China pretenda aprovechar su potencial tecnológico para erigirse en líder global de las finanzas digitales y ganar músculo financiero ante la perspectiva de un desacoplamiento con EE UU. La primacía mundial está en juego.