Ciencia // Multimillonarios en busca del elixir de la vida
A las empresas de Silicon Valley que buscan fármacos para no envejecer se ha sumado Altos Labs, respaldada por 3.000 millones de dólares.
Ahora más que nunca es el momento de reestructurar nuestro enfoque de la salud mediante la comprensión, la desaceleración e, incluso, la reversión de los procesos que conducen a la enfermedad y la muerte”, comenta la premio Nobel Frances Arnold en la nota de pensa de presentación de Altos Labs, una startup californiana que nace respaldada por la friolera de 3.000 millones de dólares y que ha contratado con salarios fastuosos a científicos de todo el mundo que tratan de encontrar la manera de prolongar la vida humana de manera saludable.
Sin cerrarse otras vias, la nueva empresa pretende trabajar en dos áreas principales. La primera es la del rejuvenecimiento celular y la regeneración de tejidos. Hay un tipo de células, las denominadas células madre, que pueden convertirse en parte de cualquier tejido. Una vez diferenciadas, las nuevas células no pueden, por sí mismas, volver atrás y regresar al estadio denominado pluripotencial, aunque sigan conteniendo la misma información genética que las progenitoras. La variación del entorno (la información denominada epigenética) condiciona su comportamiento, su función. Pero en los últimos años se ha aprendido a modificar ese entorno epigenético y a rejuvenecer células y se avanza en organismos completos. El objetivo es posponer la vejez en seres humanos.
Para llevar a cabo esa reprogramación celular ha sido fundamental el trabajo del biólogo japonés Shinya Yamanaka, que el año 2012 obtuvo el Premio Nobel de Medicina por demostrar que si se somete a un baño en el que figuran cuatro proteínas concretas, cualquier célula somática (sus primeras experiencias fueron con las de la piel) puede volver al estadio pluripotencial, el de las células embrionarias. Yamanaka se ha comprometido con Altos Labs a ayudarles en Japón, pero sin pasar a cobrar un sueldo de la empresa.
Los científicos tienen libertad y dinero para investigar
El objetivo: entender el proceso de rejuvenecimiento
Quien sí formará parte de la plantilla, concretamente como responsable de los laboratorios de San Diego (California), es el científico español Juan Carlos Izpisúa Belmonte, que mediante la aplicación de los factores de Yamanaka ha sido capaz de rejuvenecer ratones. El problema es que el método es poco seguro y los animales desarrollan en muchas ocasiones tumores denominados teratomas, un amasijo de tejidos mezclados. Comentando la perspectiva a medio plazo de las investigaciones en marcha, Izpisúa Belmonte declaró a la MIT Technology Review en 2019 que los ajustes epigenéticos "no te harán vivir para siempre”, pero podrían retrasar el fallecimiento. En su opinión, no hay razón para pensar que no se pueda extender la vida humana otros 30 a 50 años. “Creo que el niño que vivirá hasta los 130 años ya está con nosotros”, dijo. “Ya ha nacido, estoy convencido.”
Antecedentes
La segunda área básica de trabajo, según detalla The Economist, es el estudio de los mecanismos que permiten que se mantenga el correcto funcionamiento de la célula a pesar de las agresiones externas (falta de oxígeno o nutrientes, o un ataque vírico) o internas (activación de genes cancerígenos o acumulación de proteínas disfuncionales). Evitar, por ejemplo, que proteínas innecesarias se amontonen en las neuronas es vital para tratar de curar las enfermedades neurodegenerativas, muchas veces vinculadas a la edad.
Shinya Yamanaka El Nobel japonés es un referente de las investigaciones |
Juan Carlos Izpisúa El científico español trabaja para Altos Labs en California |
Altos Labs es la formulación más ambiciosa en la búsqueda de procedimientos que prolonguen la vida de manera saludable, pero tiene numerosos antecedentes en SiliconValley. De hecho, muchas personas que se han enriquecido con las tecnologías de la información llevan años invirtiendo en empresas biotecnológicas que se afanan en la búsqueda del elixir de la juventud. Uno de los fundadores de Google, Larry Page, impulsó la creación de Calico (California Life Company) en 2013 para afrontar el envejecimiento, "el problema sin resolver más fundamental en biología” según los términos empleados por la propia empresa, que, de momento, no ha dado a conocer ningún avance importante.
Además de Page, otros multimillonarios de Silicon Valley han apostado por invertir en empresas que tratan de posponer la vejez: Destacan Larry Ellison, cofundador de Oracle, y Peter Thiel, cofundador de PayPal, impulsor de Facebook en la sombra y reconocido trumpista. Como inversor en Altos Labs, pero sin confirmar, los medios norteamericanos sitúan al segundo hombre más rico del mundo, Jeff Bezos. El fundador de Amazon ha mostrado en ocasiones su interés por el sector de la biotecnología y resultó chocante que en su última carta como CEO a los accionistas, en abril pasado, incluyera una cita sobre la lucha del individuo por sobrevivir escrita por el biólogo evolucionista Richard Dawkins: “Evitar la muerte es algo en lo que tienes que trabajar (…). Si los seres vivos no trabajan activamente para prevenirla, se fusionan con su entorno y dejan de existir como seres autónomos. Eso es lo que sucede cuando mueren”.
Paseos durante la pandemia
El principal impulsor de Altos Labs, en cualquier caso, también es un multimillonario, Yuri Milner, que ha hecho dinero con empresas de Internet y desde hace un tiempo se interesa también por la biotecnología. Cuentan los cronistas que la idea en torno a la nueva empresa la maduró Milner en los paseos que se dio durante la pandemia por las colinas de la lujosa población de Los Altos, en SiliconValley, con su vecino Rick Klausner, exdirector del Instituto Nacional del Cáncer de EE UU. En octubre de 2020 reunió en su mansión a varios investigadores implicados en procesos de rejuvenecimiento y tras un periodo de fichajes de científicos la empresa fue presentada formalmente el 19 de enero pasado.
La MIT Technology Review adelantó en septiembre algunos detalles del proyecto, como que los salarios de los investigadores iban a ser increíblemente altos, en torno al millón de dólares anuales. El español Manuel Serrano, que hasta el año pasado trabajó en el Instituto de Investigación Biomédica de Barcelona, contó a la revista que la empresa, además de pagarles muy bien, les iba a permitir investigar lo que quisieran. “Tenemos la libertad de ser audaces y explorar”, precisó. La pretensión, agregó, “es entender el rejuvenecimiento”. En su opinión, “la idea de tener ingresos está ahí, pero no es el objetivo inmediato”. Serrano ya se ha incorporado a la sede inglesa de la compañía en Cambridge.
La vida humana más larga que figura en los registros es la de Jeanne Calment, una francesa que murió en 1997 con 122 años. Intentar que a ese límite llegue una parte más o menos amplia de la población ya suena a tarea difícil, pero leyendo algunos reportajes con emprendedores biotecnológicos del Silicon Valley, sorprende la facilidad con que algunos aventuran que la vida puede alargarse no decenas sino centenares de años. Algún que otro charlatán habla incluso de vida eterna.
Frente a tanta excitación, vale la pena recoger unas palabras del Nobel indio Venkatraman Ramakrishnan al Financial Times. El que fuera presidente de la británica Royal Society considera que tratar de evitar la muerte para siempre no es heroísmo, sino una forma de hedonismo “defendida por los multimillonarios de California que se lo están pasando tan bien en la fiesta de la vida que no quieren que se detenga”.