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Clima // La transición energética divide Europa

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Febrero 2022 / 99

La propuesta de declarar verdes el gas y la energía nuclear para generar inversiones abre una brecha entre los socios de la Unión.

¿Son verdes la energía nuclear y el gas? La cuestión divide a los socios de la Unión Europea en un momento especialmente difícil, marcado por el encarecimiento de la electricidad, la amenaza de guerra en Ucrania y el agravamiento de la crisis climática. Al mismo tiempo, pone de manifiesto la dificultad de llegar a un consenso sobre los criterios que deben guiar la transición hacia un modelo energético de cero emisiones.

La polémica estalló el último día del año pasado, cuando desde la Comisión Europea se filtró a varios medios de comunicación el borrador de un plan que incluye determinados proyectos de gas y energía nuclear en la lista de requisitos medioambientales —la llamada taxonomía de finanzas sostenibles— de obligado cumplimiento para que un proyecto de inversión  sea considerado verde. En un comunicado emitido cinco días más tarde, la Comisión defendió su propuesta con el argumento de que el gas natural y la energía nuclear “tienen un papel que desempeñar en la transición hacia un futuro basado fundamentalmente en fuentes energía renovables”.

Mucho dinero en juego

La taxonomía es una guía para poner en marcha las inversiones necesarias para cumplir el Pacto Verde Europeo, cuyo objetivo final es que todos los socios de la Unión dejen de emitir gases de efecto invernadero antes del año 2050. La idea es que la etiqueta verde ayude a atraer capital privado a esos proyectos de inversión y a evitar que las empresas exageren sus credenciales medioambientales mediante greenwashing. Los criterios deben servir también para que la propia Unión decida qué proyectos pueden financiarse con dinero público.

España sigue firme en su idea de cerrar todas las centrales atómicas

Hay mucho dinero en juego. Bancos y fondos de inversión ofrecen desde hace años a sus clientes planes de pensiones, bonos, acciones y otros productos que financian empresas y proyectos con credenciales medioambientales, sociales y de buen gobierno (ESG, por sus siglas en inglés). La energía nuclear ha estado hasta ahora prácticamente ausente de los fondos ESG y su inclusión en ese grupo podría redirigir miles de millones de euros en esa dirección. 

De ser aprobado, el plan de la Comisión podría provocar el resurgimiento de la energía nuclear en algunos países europeos. De momento, el borrador ha desatado una dura batalla política en el seno de la Unión, el bloque más comprometido en la reducción de emisiones de gases contaminantes para salvar el planeta de una catástrofe climática. La división entre los socios coincide con una subida de los  precios de la energía —especialmente del gas natural— que ha disparado la inflación hasta niveles desconocidos en décadas y está ralentizado la recuperación económica poscovid en todo el mundo. El riesgo de una invasión de Ucrania por parte de Rusia, principal suministrador de gas de Alemania y otros países europeos, complica todavía más la situación.

Francia al frente

Al frente del bando nuclear está Francia, que genera tres cuartas partes de la electricidad en centrales atómicas. Su presidente, Emmanuel Macron, cuenta con el apoyo de países del Este como Polonia, Hungría y Rumanía, que  buscan inversiones en energía nuclear para reducir su dependencia del carbón y otras energías fósiles en la generación de electricidad. Macron ha anunciado que su Gobierno va a invertir 30.000 millones de euros en la construcción de reactores nucleares más pequeños y baratos que los actuales. 

 52% de la energía nuclear europea se genera en Francia

Los ecologistas sostienen que el plan echaría por tierra el Pacto Verde Europeo

En el lado opuesto están Alemania, España, Portugal, Dinamarca y Austria, entre otros países partidarios erradicar la energía nuclear, a los que preocupa el peligro que supone el almacenamiento de los residuos. Alemania cerró el 31 de diciembre pasado tres de los seis reactores nucleares que le quedaban y este año tiene previsto hacer lo propio con los tres restantes. En España, el Gobierno ha confirmado que entre 2027 y 2035 se cerrarán escalonadamente las siete centrales existentes actualmente. Alemania, sin embargo, es partidaria de imponer menos restricciones al gas natural y a otras energías fósiles para facilitar a su industria la transición hacia un futuro de cero emisiones.

Los ecologistas sostienen que la inclusión de la energía nuclear y del gas en la taxonomía de la UE impediría alcanzar los compromisos climáticos de los Veintisiete y restaría recursos económicos esenciales para el despliegue de energías seguras y 100% renovables como la eólica y la fotovoltaica. Para la Alianza por el Clima, que aglutina a decenas de organizaciones ecologistas, sociales, sindicales y agrarias españolas, la idea supone en la práctica “la financiación de combustibles fósiles hasta 2050 y que proyectos nucleares y de gas tengan la misma etiqueta de sostenibilidad que la instalación de paneles solares y turbinas eólicas”. 

Los expertos dicen 'no'

De los 27 países que integran la Unión, 14 no tienen centrales nucleares (véase el mapa). Son justo la mitad más uno. El mayor productor de ese tipo de energía es, de lejos, Francia, que genera el 52% de toda la energía nuclear de la UE. Le siguen Alemania y España, con el 9% cada una, y Suecia, con el 7%. A comienzos de 2020 había en funcionamiento 109 reactores nucleares en Europa.

El borrador de la Comisión Europea etiqueta como sostenibles las inversiones en centrales nucleares que cuenten con el plan, los fondos y la ubicación necesarios para almacenar residuos de manera segura, así como un permiso para empezar a construir antes de 2045. Las inversiones en plantas de gas natural también se considerarán verdes si generan emisiones por debajo de un determinado umbral, si sustituyen a una planta de energía fósil más contaminante y si obtienen el permiso de construcción antes de 2031. 

La idea ha sido rechazada por el grupo de expertos designados por la Comisión Europea para analizar la cuestión. Los integrantes de la llamada Plataforma de Finanzas Sostenibles, que llevan tres años trabajando en la materia, advierten de que fomentar el uso de energía nuclear en la taxonomía socavaría los objetivos climáticos de la UE. Los expertos también opinan que, como está redactado, el plan induce a confusión a los ciudadanos que estén pensando en invertir en empresas o proyectos energéticos. 

La Comisión debía emitir su decisión final a finales de enero, pero el anuncio se aplazó debido a las fuertes discrepancias entre los grandes socios de la Unión. Una mayoría simple del Parlamento Europeo o una supermayoría del Consejo (20 países que representen al menos al 65% de la población) podrían dar al traste con el plan.