Comercio // La larga cola
Las ventas por Internet alargan la vida y aumentan la difusión de productos antiguos o dirigidos
a un público específico.
“¡Es alucinante, todavía hay gente que lee en internet un artículo mío de hace más 15 años!”, exclama regularmente alguno de los periodistas de Alternatives Économiques. Como ellos, los comerciantes electrónicos se dan cuenta de que la demanda de algunos bienes antiguos o dirigidos a un público muy específico es constante y que, aunque escasa, en conjunto representa un porcentaje no desdeñable de las compras.
Este fenómeno se observa desde el auge de las ventas por internet. De un modo esquemático: en la economía predigital, cuando el éxito comercial de un producto era limitado, enseguida se quitaba de los mostradores y no se volvía a vender. Así, de un libro apasionante sobre la capacidad de carga de las centrales eólicas podían venderse unos centenares de ejemplares en el momento de su publicación. Después, al cabo de un año, desaparecía de las estanterías por falta de demanda y los libreros incluso devolvían los sobrantes al editor.
Internet lo cambia todo, pues ese...