EE UU // Diez claves para seguir las elecciones
Joe Biden enfila la recta final de la campaña como favorito, pero Trump no ha dicho aún su última palabra. El mundo aguanta la respiración ante unos comicios plagados de incertidumbres.
Las encuestas. Todas coinciden en que el demócrata Joe Biden será el candidato más votado a nivel nacional el próximo 3 de noviembre, pero eso no le garantiza la victoria. Hillary Clinton recibió casi tres millones más de votos que Donald Trump hace cuatro años y perdió las elecciones. ¿Motivo? El magnate neoyorquino obtuvo más apoyos en el colegio electoral encargado de designar al presidente, integrado por 538 compromisarios elegidos por los Estados en función del tamaño de su población mediante un sistema winner-take-all,lo que significa que el candidato que logre más votos en un Estado se lleva todos sus votos electorales. Se precisan al menos 270 votos electorales para recibir las llaves de la Casa Blanca. A finales de septiembre el medio digital Real Clear Politics, que recopila diariamente datos de encuestas de todos los Estados, daba por seguros 222 votos electorales para Biden y 125 para Trump, lo que significa que aún había 191 en el aire.
Estados clave. Los sondeos también son favorables al demócrata en los Estados decisivos, aquellos que tradicionalmente inclinan la balanza en favor de uno u otro candidato, pero por un margen más estrecho. Es una señal clara de que nada está decidido. Si nos fijamos en los cuatro Estados donde Trump derrotó a Clinton por escasa diferencia hace cuatro años, vemos que la ventaja de Biden es bastante inferior a la que tiene a nivel nacional: 1,6 puntos porcentuales en Florida y ligeramente por encima de los 4 puntos en Pensilvania, Michigan y Wisconsin. Las encuestas también dan como favorito a Biden en tres Estados importantes en los que Trump ganó en 2016: Ohio, Carolina del Norte y Arizona, mientras que el presidente no aparece en cabeza en ninguno de los territorios que entonces se inclinaron por Clinton.
El voto por correo. Se espera que el número de estadounidenses que elijan esta opción aumente significativamente con respecto a elecciones pasadas debido al coronavirus. La cuestión es si el Servicio Postal y los Estados serán capaces de gestionar tal avalancha de votos y si estos llegarán a tiempo para el recuento. Al mando del multimillonario Luis DeJoy, uno de los mayores donantes de la campaña de Trump, el Servicio Postal ha sufrido cuantiosos recortes en los últimos meses. Para los demócratas, se trata de un intento deliberado de desincentivar la participación electoral y de sembrar dudas sobre la legitimidad de los resultados. El propio Trump ha ido allanando el terreno al afirmar que el voto por correo va a ser “el mayor fraude electoral de la historia”. Las encuestas indican que el voto por correo es mucho más popular entre los partidarios de Biden que entre los de Trump.
Se espera un fuerte aumento del voto por correo
Algunos Estados podrían tardar días en contar los votos
Los debates. Los candidatos se verán las caras ante las cámaras de televisión en tres ocasiones: el 29 de septiembre, el 15 de octubre y el 22 de octubre. Los debates serán una prueba de fuego para Biden, que en ocasiones pierde el hilo del discurso y tiene dificultades para terminar las frases. Para contrarrestar el estilo agresivo de su rival, el aspirante demócrata hará valer su experiencia de tres décadas como senador y ocho años como vicepresidente de Barak Obama. Los candidatos a la vicepresidencia (Mike Pence por los republicanos y Kamala Harris por los demócratas) debatirán el 7 de octubre.
Elecciones legislativas. El 3 de noviembre se renuevan también todos los escaños de la Cámara de Representantes y un tercio del Senado. En 2018 los demócratas arrebataron la mayoría a los republicanos en la Cámara y ahora buscan hacer lo mismo en el Senado. Para conseguirlo, necesitan una ganancia neta de tres escaños y que su candidato llegue a la Casa Blanca (la vicepresidenta Harris ejercería su voto de calidad en caso de empate en las votaciones) o lograr cuatro nuevos asientos.
La pandemia. Todo indica que el día de las elecciones EE UU habrá superado con creces los 7 millones de contagiados y los 200.000 muertos. A mediados de septiembre, la media de fallecidos rondaba 1.000 diarios. Según una encuesta de la radio y televisión públicas (NPR/PBS), más de la mitad de los estadounidenses, el 56%, desaprueban la gestión de la pandemia por parte del presidente, que minusvaloró desde el principio el peligro del virus y ha desoído repetidamente las recomendaciones de los expertos. Su actitud podría costarle el apoyo en las urnas de los mayores de 65 años, sin los cuales no puede ganar las elecciones. Trump superó a Clinton por nueve puntos porcentuales entre ese grupo de edad hace cuatro años, pero los sondeos muestran que esta vez puede ser muy distinto. El presidente asegura que el país contará con una vacuna para el día de las elecciones, aunque los expertos subrayan que ningún remedio podrá comenzar a administrarse masivamente hasta el año que viene.
La economía. A pesar de los estragos causados por la pandemia en la economía, incluyendo la destrucción de millones de puestos de trabajo y el cierre masivo de empresas, esta es la única asignatura en la que los votantes aprueban al presidente. No es un asunto menor: la historia muestra que la economía es un factor determinante a la hora de elegir al inquilino de la Casa Blanca. Según la encuesta de NPR/PBS, el 49% aprueba la gestión económica de Trump, por el 45% que la desaprueba.
El FBI detecta de nuevo injerencia rusa en la campaña
Está en juego la mayoría republicana en el Senado
La injerencia rusa. Lo dijo el 17 de septiembre el director del FBI, Christopher Wray, ante el Comité de Seguridad Nacional de la Cámara de Representates: Rusia está diseminando noticias falsas en las redes sociales con la intención de socavar la campaña de Biden y minar la confianza de los estadounidenses en los resultados electorales. Varias investigaciones llevadas a cabo en los últimos cuatro años por los servicios de Inteligencia de EE UU desvelaron que Rusia interfirió en la campaña electoral de 2016 para desacreditar a Clinton y facilitar la victoria de Trump. El fiscal especial Robert Mueller concluyó que la campaña del hoy presidente se benefició de estas operaciones, pero no encontró pruebas de que hubiera colaboración con el Gobierno ruso.
El racismo. La violencia policial contra ciudadanos de raza negra ha puesto en primer plano la cuestión racial. El movimiento Black Lives Matter ha protagonizado las movilizaciones más multitudinarias desde la década de 1960, que han contado con el apoyo de estrellas del deporte y numerosos ciudadanos de otras razas. En un intento de sembrar el miedo entre la población blanca, Trump ha intentado identificar a los manifestantes con agentes violentos de ultraizquierda dispuestos a destruir el país. Los estadounidenses de origen africano, que votan mayoritariamente por los demócratas, suponen en torno al 15% del electorado en Estados decisivos. Biden necesita una participación de los votantes negros tan alta como la que aupó a Obama en 2008 y 2012 para compensar la ventaja que Trump tiene entre electorado blanco. Si lo consigue, estará muy cerca del triunfo.
La noche electoral. Va a ser un recuento atípico debido al alto número de votos por correo. Algunos Estados pueden tardar días, e incluso semanas, en contar todos los sufragios emitidos por esa vía, lo que significa que quizás no puedan declarar un ganador la noche del 3 de noviembre. Solo una victoria clara de uno de los candidatos podría despejar las dudas rápidamente y evitar el caos. En caso contrario, se podría repetir en varios territorios lo sucedido en el año 2000, cuando el empate en Florida llegó hasta el Tribunal Supremo, que acabó certificando la victoria de George W. Bush sobre Al Gore por solo 537 votos. La elección de la persona más poderosa del mundo podría quedar, de nuevo, en mano de los abogados.