El Far West del arbitraje privado internacional
Justicia: Falsedades, manipulación de la jurisprudencia, exageración de las pérdidas… Las multinacionales no escatiman los medios para lograr un arbitraje a su favor.
FOTO: Thinkstock
El arbitraje privado internacional, que permite resolver los litigios entre Estados y multinacionales, es un terreno de juego en el que todos los golpes están permitidos para robar el dinero de los contribuyentes. Huelga decir que el punto de vista desarrollado por el abogado de negocios estadounidense George Kahale III, defensor de los Estados en este tipo de litigios, cayó como una bomba el pasado mes de abril. Su descripción de los métodos, propios de estafadores, utilizados por los gabinetes jurídicos de las grandes empresas es, desde todo punto de vista, alucinante.
Todo se permite para robar al contribuyente
Se presentan declaraciones manipuladas
Primer principio: no dudar en utilizar documentos falsos. En un caso en el que estaba implicada una empresa que pedía más de mil millones de dólares de indemnización se necesitaron cuatro años para finalizar la demanda basada en documentos falsos. En otro caso, el documento que mostraba la inversión era también falso pero, a pesar de ello, ¡la empresa ganó!
DEMANDAS ABUSIVAS
Segundo principio: manipular la jurisprudencia. Se hacen traducciones falsas o citas falsas de decisiones judiciales para conseguir que digan lo contrario de lo que dicen, cuando no se inventan directamente principios legales. O se presentan declaraciones juradas hechas por personas cuyas palabras se han manipulado.
Tercer principio: hinchar siempre las pérdidas. Puede que el tribunal reduzca las demandas absurdas de indemnización, pero con ello se fija la barrera en un nivel exageradamente elevado con respecto al perjuicio. Hay expertos especializados en la producción de informes muy largos y muy técnicos en los que se mezclan derecho y cálculos económicos para justificar unas reclamaciones abusivas. Las multinacionales hacen estimaciones de las eventuales pérdidas que sufren debido a una determinada decisión política de un Estado, pero también lo que habrían sido sus beneficios futuros sin esa política. Y demandan indemnizaciones en consecuencia sobre unos cálculos que son un insulto a la razón.
Se inventan principios legales
La pérdidas están siempre hinchadas
No se puede apelar las resoluciones
Los tribunales privados de arbitraje internacional no han cesado estos últimos años de aumentar los derechos de los inversores en detrimento de las opciones de política pública de los Estados. Así, las multinacionales han podido contestar políticas de sanidad pública, de transición energética, políticas fiscales… en beneficio propio. Y una vez que se dictan las resoluciones, no hay posibilidad de apelar.
¿Cómo resolver este problema en el que cada tribunal hace su propia ley y la inventa si es necesario? Para George Kahale III, no se puede mejorar el sistema; “desmantelarlo y comenzar de cero es lo más sensato”.