El libro es cosa de dos
Concentración: Dos grupos editoriales, Planeta y Penguin Random House, controlan ya la mitad del negocio en España. La tendencia podría acentuarse.
Sede de Penguin Random House Grupo Editorial, en Barcelona. FOTO: ANDREA BOSCH
Corría el año 1997 cuando la editora Sigrid Kraus se hizo con los derechos publicar en España la novela de una autora desconocida que narraba las aventuras de un estudiante de gafas redondas en una escuela escocesa de magia y hechicería. La saga de Harry Potter tardó poco en convertirse en uno de los mayores éxitos editoriales de la historia y en el producto estrella de la editorial Salamandra, propiedad de Kraus y de su marido, Pedro del Carril. Dos décadas después, la pareja ha decidido vender la empresa a la multinacional Penguin Random House por una cantidad no revelada.
La venta de Salamandra es el episodio más reciente del proceso de concentración que vive el negocio editorial en España, paralelo al que ocurre en otros países del mundo. Entre dos gigantes, Planeta y Penguin Random House, controlan ya la mitad del mercado. Ambas tienen en nómina a los escritores en castellano más populares, desde Mario Vargas Llosa, Julia Navarro y Arturo Pérez-Reverte a María Dueñas, Santiago Posteguillo o Isabel Allende, por citar solo algunos, y también los derechos de autores extranjeros de best sellers como Paulo Coelho, Yuval Noah Harari, Dan Brown o Jöel Dicker.
COMPRAR PARA CRECER
Tanto Planeta como Penguin Random House han ido creciendo en las últimas décadas a base de comprar editoriales independientes de mediano tamaño. Blanca Rosa Roca, directora y principal accionista de Roca Editorial, explica que no estamos ante un fenómeno exclusivamente español, pues viene sucediendo lo mismo en los mercados más próximos. “Los grandes solo pueden crecer comprando”, afirma la editora, “y Markus Dohle, máximo ejecutivo de Penguin Random House, siempre ha dicho que el español es un territorio prioritario para ellos”. Crecer en tamaño permite a las editoriales negociar mejores precios con sus clientes —ya sean Amazon, cadenas de librerías, grandes superficies comerciales o pequeños negocios familiares—, además de incrementar su volumen de ventas, su catálogo de autores y su capacidad de marketing.
“Lo que ha pasado es que en una década los peces grandes se han comido a los que venían inmediatamente detrás”, apunta Ricardo Artola, director de Arzalia, una editorial independiente especializada en novela y ensayo históricos. “La que más ha pisado el acelerador es Penguin Random House, cuya distancia con Planeta parecía insalvable hace diez años y que hoy está muy cerca, especialmente en el segmento de la ficción española”. La multinacional con sede en Nueva York, por ejemplo, compró Alfaguara y Santillana (excepto libros de texto) en 2014 al Grupo Prisa y se hizo con Ediciones B en 2017.
La propia Penguin Random House es fruto de una gran fusión protagonizada en 2013 por Penguin, propiedad del conglomerado británico Pearson, y Random House, perteneciente al gigante alemán de la comunicación Bertelsmann. Este último tiene el 75% de las acciones del grupo resultante y Penguin ostenta el 25% restante. Con 10.000 empleados en todo el mundo, Penguin Random House publica 15.000 títulos al año. En 2018 facturó 3.420 millones de euros. Su filial española, Penguin Random House Grupo Editorial, tiene 1.200 personas en plantilla y gestiona 40 sellos, entre ellos Alfaguara, Debate, Ediciones B, Grijalbo, Lumen, Plaza & Janés y Taurus.
Además de J. K Rowling, autora de Harry Potter, la compra de Salamandra permite a Penguin Random House incorporar a su catálogo a escritores de gran popularidad como Andrea Camilieri, Jonathan Franzen, Margaret Atwood, Khaled Hosseini o Zadie Smith. Salamandra cuenta, además, con los derechos de las traducciones de éxitos internacionales como El niño del pijama de rayas, de John Boyne, o El abuelo que saltó por la ventana y se largó, de Jonas Jonasson.
SUPERVIVIENTES
Pese al acelerón de su rival, Planeta sigue ostentando el liderazgo del negocio editorial en España. Fundado en 1949 por José Manuel Lara, un sevillano afincado en Barcelona que había combatido en el bando franquista durante la Guerra Civil, es el principal grupo de comunicación de España por facturación y la mayor editorial de libros en lengua española. Además de la editorial que lleva su nombre, Planeta gestiona otros 60 sellos en todo el mundo, entre ellos Ariel, Crítica, Destino, Espasa, Seix Barral, Temas de Hoy y Tusquets. Es también el principal accionista de Atresmedia, propietaria de los canales Antena 3 y La Sexta, de la cadena de radio Onda Cero y del periódico La Razón. La propiedad de la compañía sigue en manos de los descendientes del fundador. En octubre de 2017 sus directivos anunciaron el traslado de la sede social a Madrid como protesta por el proceso de independencia en Catalunya.
La compra de Salamandra consolida el duopolio
El negocio vive un momento de relativo optimismo
La voracidad de los integrantes del duopolio ha hecho que apenas sobrevivan en España un puñado de editoriales de tamaño mediano como Acantilado, Blackie Books, Galaxia Gutenberg, Maeva, Roca o Siruela. Una de las históricas de ese segmento, Anagrama, fue adquirida por la italiana Feltrinelli en 2010. La parte del negocio no controlada por Penguin Random House y Planeta está muy atomizada y en ella conviven multitud de pequeños sellos independientes, a menudo propiedad de una sola persona. Sucede lo mismo con el negocio de las librerías, en el que gigantes como FNAC, El Corte Inglés o la Casa del Libro compiten con pequeños establecimientos de propiedad familiar que tratan de resistir el empuje de las grandes superficies y de Amazon, el gigante digital estadounidense, cuyas cifras de ventas aumentan año tras año. Las claves para la supervivencia son, tanto en el caso de las librerías como en el de las editoriales, la especialización temática y la cercanía al lector.
Tras años de incertidumbre y caída de las ventas, el negocio editorial vive un momento de relativo optimismo. Recuerda Ricardo Artola, de Arzalia, que el sector fue víctima hace una década de una “tormenta perfecta” que hizo trizas el modelo vigente hasta entonces. Tres factores coincidieron en el tiempo: la Gran Recesión, la irrupción del libro digital y el éxito popular de las series de televisión. “Los tres factores son coetáneos, es imposible saber cuánto peso tiene cada uno”, sostiene Artola. Aunque la situación ha mejorado, el negocio está aún lejos de los años dorados previos a la crisis. “Alrededor de 2010 se produjo una caída en picado, más tarde llegó un periodo plano y ahora estamos viendo una pequeña recuperación”.
MÁS COMPRAS A LA VISTA
Las cifras de la última edición de la Feria del Libro de Madrid, celebrada en junio, así lo atestiguan. Las ventas aumentaron un 22%, hasta los 10 millones de euros, y las visitas superaron los 2,3 millones, un 4,5% más que el año pasado. La festividad de Sant Jordi se cerró con un aumento bastante más modesto. El Gremio de Libreros de Catalunya cerró la jornada con 1,64 millones de ejemplares vendidos y una facturación de 22,16 millones de euros, tan solo un 0,6% más que el año anterior.
Apenas sobrevive un puñado de editoriales de tamaño medio
Las más pequeñas salen adelante gracias a la especialización
Blanca Rosa Roca vaticina que las grandes editoriales van a seguir comprando y subraya que las adquisiciones de los últimos años se han hecho en buena parte pensando en los mercados de América Latina, con gran potencial de crecimiento. En una entrevista con El País, Nuria Cabutí, consejera delegada de Penguin Random House Grupo Editorial, afirmó que su empresa seguirá comprando más sellos en España o América Latina si surge una oportunidad.
¿Qué significa para los lectores la concentración en menos manos de los fabricantes de libros? En opinión de Blanca Rosa Roca, no tiene por qué ser un problema si los sellos adquiridos por las grandes editoriales mantienen sus señas de identidad. Al anunciar la compra de Salamandra, Núria Cabutí prometió “mantener la identidad y autonomía editorial” del sello. Esa parece ser la razón por la que Sigrid Kraus, descubridora de Harry Potter para los lectores hispanohablantes, seguirá a los mandos de Salamandra como directoria editorial.