El mundo es ya menos global
Vamos hacia más proteccionismo, relaciones internacionales menguantes entre bancos y un nuevo enfoque inversor.
Fábrica textil en Italia. FOTO: PARLAMENTO EUROPEO
Ya no es sólo la apuesta política de algunos o una mera intuición. Hoy vemos datos que demuestran cómo la hiperglobalización retrocede.
La desglobalización fue, en primer lugar, un proyecto político. Quienes, como Jacques Sapir, (La démondialisation, Le Seuil, 2011), ven en la circulación internacional de capitales y empresas la causante de buena parte de nuestros males económicos y sociales creían en poner palos en las ruedas de la mundialización.
Después fue una intuición, como la de nuestro colega el periodista económico François Lenglet (La fin de la mondialisation, Fayard, 2013). Pero basada en unas consideraciones equivocadas: la explicación residía, por un lado, en la idea de la existencia de un ciclo natural (la globalización va y viene…) y por otro, en que era necesario optar por unas políticas públicas que den preferencia a las fronteras naturales (proteccionismo, lucha contra el fraude fiscal…).
Hoy, la desglobalización es...