Emergencia internacional // El coronavirus sacude la economía
El brote epidémico paraliza China, la fábrica del mundo, y añade grandes incertidumbres a la economía global.
Supermercado en Hong Kong. Foto: Studio Incendo
Los astrólogos habían vaticinado que el año de la rata, que empezó el pasado 25 de enero, traería abundancia y prosperidad. Eran unos augurios alentadores para un país como China, con una economía en plena desaceleración y bajo los efectos de la guerra comercial con Estados Unidos. Sin embargo, lejos de despejarse, el horizonte del país asiático se ha oscurecido aún más y amenaza con afectar a la economía mundial. Es un panorama tenebroso e incierto causado por el brote del coronavirus Covid-19, que desde primeros de año ha paralizado China al revelarse como una epidemia mortal capaz de propagarse rápidamente. El Gobierno mantiene aislada desde finales de enero a la industrializada provincia de Hubei, donde apareció la epidemia, y a sus 60 millones de habitantes y ha ordenado a otros muchos millones de otras partes del país que permanezcan en sus casas para evitar el contagio. Esta situación impide a las empresas retomar su actividad y amenaza con dejar sin suministros a numerosas industrias de todo el mundo, situación que mantiene en vilo al planeta entero.
Todas las miradas apuntan a Pekín. Las autoridades chinas lo saben e intentan transmitir mensajes de tranquilidad y de que todo está bajo control. Pero el temor persiste, tanto local como internacionalmente. Entre otras cosas, porque el número de fallecidos y de infectados prosigue su senda ascendente dos meses después de haberse descubierto el brote epidémico.
Objetivo difícil
Ante esta situación el régimen que lidera Xi Jinping lucha por equilibrar los riesgos de esta epidemia mortal con la necesidad de reanudar la actividad industrial. Es un objetivo complejo, en la medida que el propio Xi ha dejado claro que la contención del coronavirus es una prioridad absoluta, pero que ello no debe congelar la producción industrial de forma indefinida.
La advertencia tiene su lógica. El país crece a su ritmo más lento de las últimas tres décadas, como lo demuestra que el 2019 registrara un alza del PIB del 6,1%, y Xi teme que el cierre prolongado de las fábricas prolongue la caída de la economía del país. Esta posibilidad echaría por tierra su principal objetivo para 2020, que es el de lograr una “sociedad integral y acomodada”, lo que supondría duplicar el peso de la economía china respecto a 2010.
Se trata de una meta para la cual el gigante asiático deberá crecer un 5,6% como mínimo este año. Es el trampolín que Pekín considera imprescindible para que China se convierta en “un país socialista básicamente modernizado” en 2035 y “un poderoso país socialista” en 2050, según el informe que presentó el propio Xi sobre el futuro del país en el congreso del partido comunista en 2017. Sin embargo, estos sueños de Xi sobre el renacimiento de la Gran China trastabillean ahora a causa del Covid-19.
Muchos economistas internacionales prevén que el Covid-19 tenga un fuerte impacto en la economía china. Una encuesta de la agencia Reuters estima que el PIB caerá al 4,5% en el primer trimestre del año, respecto al 6% de los tres meses anteriores. Y para el conjunto de 2020, muchos analistas creen que el PIB caerá por debajo del 5,5%. Goldman Sachs lo rebaja al 5,2%, UBS al 5,4%, Moody’s lo sitúa en el 5,3% y Bloomberg en el 4,5%.
El bloqueo de los centros industriales chinos amenaza a muchas multinacionales
Proveedores de Microsoft, de la alemana SAP y del grupo francés PSA están parados
La realidad es que la tradicional opacidad de las estadísticas chinas sugiere que será difícil averiguar los efectos del Covid-19. No obstante, la comparación con el impacto que tuvo el síndrome respiratorio agudo grave (SARS) en 2003 avanzan un panorama sombrío. Aquella epidemia causó la muerte a 775 personas y contagió a 8.000 más. Dos meses después de la aparición del coronavirus, el número de fallecidos en China ya superaba los 2.000 y el de infectados los 75.000. Italia ya ha registrado los primeros muertos en Europa y España los primeros casos. Son datos que sugieren que las consecuencias serán mucho mayores que en 2003.
“En comparación con el SARS del 2003, esto es mucho más dañino”, indicó Iris Pang, economista de la Gran China en ING Hong Kong a Reuters y predijo: “después de que se haya contenido el coronavirus, aún podrían necesitarse cuatro trimestres para que tener una recuperación económica completa”.
Falta liquidez
Estudios de la Universidad Tsinghua de Pekín auguran unos efectos devastadores para el tejido empresarial chino. Un estudio realizado entre 212 grandes y medianas empresas, con una cifra de negocios superior a los 130 millones de euros, señala que el 25% de ellas respondieron que no podrán aguantar mucho más allá de un mes paradas y sin recibir ingresos. Y de las 995 pymes encuestadas, el 75% respondió que solo disponían de liquidez para dos meses.
A nivel internacional, el panorama no es mucho más alentador. El bloqueo de unos de los principales centros industriales del país, como es la provincia de Hubei, amenaza a muchas multinacionales, que han visto caer en picado los suministros procedentes de China, lo que amenaza su actividad económica. Allí confluyen 300 de las 500 compañías más importantes del mundo, como Microsoft, la firma de software alemana SAP y el grupo francés PSA, todas paralizadas por la falta de mano de obra. Este problema también lo afrontan, por ejemplo, Foxconn, Samsung y Johnson & Johnson, en la ciudad de Suzhou, cercana a Shanghai.
5,5% del PIB: es la caída que muchos analistas auguran a la economía china para 2020
Pero más allá de la industria, los expertos señalan que uno de los sectores más perjudicados será el turismo. Estiman que el Covid-19 podría costarle al sector a nivel mundial más de 70.000 millones de euros en ingresos perdidos y que la recuperación llevaría más de un año, tiempo necesario para que las cifras de turistas chinos alcancen los niveles previos al brote.
Esta situación revela que en tiempos de globalización no hay enemigo pequeño y que un simple virus es capaz de poner en jaque a una potencia mundial y amenazar la marcha de la economía internacional. Es dato para tener en cuenta en un mundo sin fronteras para los negocios.