Europa estrena mapa político
Alivio: Verdes y liberales rompen el bipartidismo de socialistas y conservadores. Los ultranacionalistas suben, pero no podrán sabotear la Unión desde dentro.
Noche electoral en la sede del PPE. FOTO: PPE
Europa estrena juego político. Los dos grandes bloques que han dominado la Unión desde su nacimiento, conservadores y socialdemócratas, perdieron por primera vez la mayoría absoluta en la Eurocámara ante el avance de los verdes y los liberales en las elecciones de mayo. Aumentan también su presencia los partidos nacional-populistas, pero no tanto como se temía y no lo suficiente como para hacer descarrilar el proceso de integración.
La nueva composición del Parlamento de Estrasburgo deja un panorama político tremendamente abierto que exigirá negociar cada paso adelante. “Verdes y liberales van a tener a partir de ahora un papel mucho más relevante”, explica Carme Colomina, investigadora del Barcelona Center for International Affairs (Cidob). “Los resultados electorales nos dejan el mensaje de que ha llegado el momento de poner sobre la mesa modelos alternativos al status quo de la gran coalición y a las soluciones fáciles que propone la extrema derecha”.
Los socialdemócratas y los conservadores del Partido Popular Europeo (PPE) suman únicamente el 44% de los escaños, comparado con el 53% de la legislatura anterior. Aunque notable, es un retroceso inferior de lo esperado. “Mucha gente daba por muerto el bipartidismo, pero no ha sido del todo así. Es verdad que los populares y los socialistas han bajado y que no suman el 50%, pero siguen siendo las formaciones más representativas”, apunta Ernesto Pascual, profesor de Ciencias Políticas de la Universitat Oberta de Catalunya. “Junto con ellos, la subida de los verdes y de los liberales permitirá formar un frente europeísta fuerte que podrá avanzar sin grandes obstáculos”.
Buena parte de la atención previa a los comicios estaba puesta en los partidos euroescépticos y ultranacionalistas, que fueron los más votados en Francia e Italia y consiguieron sus mejores resultados en la historia de la Unión. Sin embargo, estos fueron solo un poco mejores de los obtenidos en 2014 (apenas 2,5 puntos porcentuales), por lo que su presencia en el hemiciclo queda lejos del 33% necesario para bloquear iniciativas legislativas. En total, los partidos euroescépticos cosecharon en torno al 24% de los 751 escaños, comparado con el 22% de hace cinco años. “Es muy buena noticia para Europa”, afirma Pascual.
El escaso avance de los euroescépticos es una muestra de que la ciudadanía sigue creyendo en un futuro común y se resiste a entregar el mando a los partidarios de dar marcha atrás en el proyecto europeo. La participación en los comicios, que rondó el 51% del electorado, fue casi 9 puntos superior a la de hace cinco años y la más alta en un cuarto de siglo. El último Eurobarómetro, difundido en otoño pasado, refleja que la Unión sigue siendo muy popular entre la población: el 62% cree que la pertenencia al club es algo bueno para su país, 9 puntos más que dos años antes.
SALVINI GANA EN ITALIA
En Francia, el partido de Marine Le Pen, Agrupación Nacional, obtuvo el 23,3% de los votos, ligeramente por delante del partido del presidente Emmanuel Macron, que recibió el 22,4%. Macron ha perdido gran parte del gran apoyo popular que le llevó al Elíseo hace dos años, especialmente a raíz las multitudinarias manifestaciones de los chalecos amarillos. En Italia, la Lega de Matteo Salvini ganó claramente las elecciones, con el 34,3% del voto, claramente por delante de los socialdemócratas del Partido Democrático y de sus socios de coalición de gobierno, el Movimiento Cinco Estrellas.
En Reino Unido, la ultraderecha euroescéptica de Nigel Farage fue la gran triunfadora al conseguir el apoyo del 31,7% de los votantes. El Partido del brexit logró aglutinar a los británicos descontentos con su clase política a causa de la lentitud con que avanza el proceso de la salida de la UE. Los liberal-demócratas, partidarios de continuar en la Unión Europea, fueron los segundos, con el 18,5%. El castigo a los dos grandes partidos tradicionales fue durísimo: los laboristas quedaron en tercer lugar con el 14,1% de los sufragios y los conservadores de Theresa May fueron quintos con tan solo el 8,7%.
Los euroescépticos retrocedieron en algunos países. Los ultraderechistas de Alternativa por Alemania recogieron el 10,8% de los sufragios, casi dos puntos menos que en las generales federales de 2017, igual que los austríacos, involucrados en un escándalo de corrupción. En España, Vox se tuvo que conformar con el 6,2%, cuatro puntos menos que los logrados en los comicios generales celebrados tan solo un mes antes.
Quizás la mayor sorpresa de las elecciones fue el sólido avance de Los Verdes, señal de que la preocupación de los europeos por el futuro del medio ambiente y el deterioro del paisaje va en aumento, sobre todo entre los más jóvenes. Especialmente significativos fueron los resultados de los ecologistas en Alemania (20%, segundo partido más votado), Francia (13,5%), Reino Unido (11,1%) y Holanda (10,9%). Según Ernesto Pascual, de la UOC, los verdes se han convertido en la “gran esperanza de la izquierda europea” y serán claves para avanzar en temas como el feminismo, el ecologismo y las libertades. Los Verdes alemanes recogieron el apoyo del 34% de los votantes menores de 30 años.
BATALLA POR LOS CARGOS
En Alemania, primer país de la Unión en número de habitantes (82 millones) y escaños en el Parlamento Europeo (96), ganó la votación la CDU/CSU de Angela Merkel, aunque con un retroceso de 7,6 puntos respecto a los anteriores comicios. Sus socios de Gobierno, los socialdemócratas del SPD, retrocedieron aún más, al haber obtenido el 15,8%, 12 puntos menos que en 2014.
Una vez conocido el resultado electoral, ha comenzado ya la batalla para elegir a los tres principales cargos de la Unión: los presidentes de la Comisión Europea, del Parlamento y del Consejo Europeo. Los democristianos alemanes insisten en que debe ser uno de los suyos, Manfred Weber, quien tome las riendas de la Comisión. Otros no lo tienen tan claro.
Los conservadores alemanes quieren presidir la Comisión
Tradicionalmente, el líder de la Comisión es elegido siguiendo el método Spitzenkandidat, por el cual el elegido es uno de los candidatos propuestos por los grupos del Parlamento. De ser así, los favoritos, junto con Weber, serían el socialista holandés Frans Timmermans, la verde alemana Ska Keller y la liberal danesa Margrethe Vestager. Algunos líderes, entre ellos Macron, se oponen a este procedimiento y prefieren que la elección se abra a otras personalidades.
Carme Colomina, de Cidob, subraya precisamente que el ascenso de los liberales refuerza aún más el papel de Macron en el proceso de selección de los nuevos altos cargos, en el que habrá que hacer un difícil equilibrio entre familias políticas, geográficas y de género. Ernesto Pascual, profesor de la UOC, piensa de Pedro Sánchez aprovecharán la ocasión para aumentar el peso de España en la toma de decisiones y participar en el reparto de cargos. El triunfo del PSOE en las elecciones, con un 32,8 de los votos, le convierte en el primer partido socialdemócrata de la Eurocámara. Según Pascual, lo más lógico sería que Alemania, España y Francia se repartieran los tres puestos más importantes.
Para Colomina, el reto a partir de ahora es dar respuestas concretas a los problemas de los ciudadanos. En su opinión, la amenaza de la extrema derecha sigue presente. “Si la gente vota estas opciones es que existe un malestar real, y si no hay respuesta a ese malestar, el voto a esas opciones va a seguir creciendo”.