Europa renuncia al asilo
Acuerdo infame: La UE devuelve a Turquía a todos los demandantes de asilo que llegan a Grecia.
El primer ministro turco, Ahmet Davutoglu, en Bruselas. FOTO: CONSEJO EUROPEO
Las dos últimas cumbres europeas celebradas el pasado mes de marzo han dejado bien claro que Europa ha renunciado al menos temporalmente a conceder el derecho de asilo. Los líderes de los principales Estados europeos se han rendido ante la incapacidad de dar una respuesta conjunta a la avalancha de refugiados. La decisión supone incumplir la amplia normativa internacional y europea sobre la materia, básicamente la Convención de Ginebra de 1951; la Directiva sobre procedimiento de Asilo revisada (2013); la Directiva sobre condiciones de acogida (2013); la Directiva sobre requisitos (2011) y el reglamento de Dublín (2013).
Incapaz de cumplir sus propias leyes, Europa alcanzó un infame acuerdo con Turquía para que se haga cargo de gestionar la vida de los cientos de miles de hombres, mujeres y niños que huyen de la guerra de Siria. Desde el pasado 20 de marzo, todas las personas que lleguen a Grecia de manera irregular, ya sean demandantes de asilo o inmigrantes sin autorización, serán devueltas a Turquía. Fue un canje de derechos por dinero. A cambio de acoger a todos los refugiados que le envíe la UE, Turquía recibirá 6.000 millones de euros. Además, el Gobierno de Ankara obtuvo luz verde para que sus ciudadanos puedan entrar en Europa sin visado a partir de junio y reemprender las negociaciones de adhesión a la Unión Europea. Hay que recordar que la Unión Europea aprobó en 2005 la apertura de negociaciones para la adhesión de Turquía y Croacia que culminaron exitosamente para este último país en 2013, mientras que las mantenidas con el Gobierno de Ankara siguen muy retrasadas.
A pesar de los apaños legales de la última cumbre del 17-18 de marzo, que impiden las deportaciones colectivas, el acuerdo final alcanzado sigue significando la renuncia a aplicar el derecho de asilo. El envío de refugiados al país de procedencia no deja de ser una devolución en caliente que fue severamente criticada por la Comisión Europea cuando España la practicó en Ceuta y Melilla, aunque últimamente matizó su posición.
El acuerdo establece que por cada sirio devuelto de Grecia a Turquía, otro refugiado de Siria debidamente documentado será acogido por la Unión Europea hasta un límite de 72.000. El pacto sólo prevé los casos de los refugiados sirios, pero se desentiende de los de Irak, Afganistán e Irán, de donde por distintos motivos hay numerosos huidos demandantes de ayuda.
“ACUERDO ILEGAL E INMORAL”
El acuerdo UE–Turquía ha sido criticado además por organismos internacionales y organizaciones no gubernamentales por la deriva autoritaria y antidemocrática que está adoptando el Gobierno de Ankara. Amnistía Internacional ha calificado de “inmoral e ilegal” el acuerdo. La organización que vela por los derechos de los refugiados asegura que “la promesa de que se respetará escrupulosamente el derecho internacional es totalmente incompatible con enviar a refugiados, solicitantes de asilo y migrantes irregulares a Turquía”. Este país acoge ya a más de tres millones de refugiados, muchos de los cuales, según Amnistía Internacional, “viven en terribles condiciones, otros han sido devueltos a Siria, donde las fuerzas de seguridad han disparado contra personas que trataban de cruzar la frontera”.
Turquía tiene más de tres millones de refugiados
Para el 47% de europeos los refugiados son el principal problema
Naciones Unidas ha recordado que “un solicitante de asilo sólo debe ser devuelto a un tercer Estrado si: a) la responsabilidad para evaluar en profundidad la solicitud de asilo concreta es asumida por el tercer país; b) el solicitante de asilo va a ser protegido de la devolución; c) la persona podrá solicitar asilo y, si se le reconoce, debe tener acceso a la protección internacional de acuerdo con los estándares internacionales, contando con un acceso pleno y efectivo a la educación, el trabajo, la atención sanitaria y, en caso necesario, la asistencia social.
La política sobre refugiados se ha convertido en el mayor problema para los europeos. Para el 47% de los ciudadanos es la preocupación principal, mientras que el desempleo sólo tiene esta consideración para el 13%, según una encuesta realizada por la Friedrich Ebert Stiftung. Esta fundación llama la atención sobre el hecho de que la demanda por “una limitación de la llegada de emigrantes” es más elevada en Eslovaquia y la República Checa, países a los que sólo ha solicitado asilo una pequeña fracción de refugiados, que en Alemania y Suecia, que son los que más reciben.
Los flujos de demandantes de asilo en Europa han oscilado mucho durante los últimos años. Desde las 200.000 solicitudes en 2006 hasta las 425.000 en 2001, según la Comisión Europea. La guerra de Siria ha provocado una avalancha de personas hacia Europa en 2015. Alemania ha recibido más de un millón de refugiados, Suecia, 180.000; Italia y Malta, más de 150.000 y Austria, más de 100.000. Para este año Bruselas prevé la llegada de un millón y medio de refugiados e inmigrantes.
Javi López, diputado socialista en el Parlamento Europeo, ha vivido de cerca la decepción que han supuesto los recientes acuerdos alcanzados por la UE con Turquía, que suponen un serio recorte del derecho de asilo. “Para entender lo que ha ocurrido”, explica, “hay que ver la evolución de los acontecimientos. Alemania abrió las puertas a los refugiados y emigrantes y en 2015 recibió más de un millón de personas. En Berlín hay más de 80.000 y sólo en el antiguo aeródromo de Tempelhof han levantado sus tiendas de campaña más de 5.000”.
Javi López: “Es urgente construir corredores humanitarios”
Hungría, Eslovaquia y Austria no quieren acoger a más personas
Según López, “Alemania pensaba hacer lo mismo que hizo con la crisis del euro. Primero ayudar a los países necesitados y luego repartir el sacrificio con los demás países. Pero los vecinos, como Hungría, Eslovaquia y Austria, se han plantado y han dicho que no querían más refugiados, y empezaron a cerrar sus fronteras”.
“Entonces”, explica López, “empezó a caer el espacio Schengen y siete países volvieron a exigir controles en las aduanas. Alemania se dijo: ‘O bien ordenamos la llegada de gente o esto puede ser una catástrofe humanitaria”. En su opinión, la “situación actual es un desastre absoluto y es urgente construir corredores humanitarios para que los refugiados puedan llegar a un lugar en el que sean atendidos como se debe”.
Lo cierto es que en Europa hay mucha preocupación por lo que pueda ocurrir esta primavera. Las organizaciones no gubernamentales temen que Grecia se convierta en un inmenso campo de refugiados. La realidad es que en los dos primeros meses de 2016 han llegado a Europa 131.734 refugiados y se han perdido más de 400 vidas de refugiados, según el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados.
La Comisión Europea se encuentra desbordada totalmente. El pasado 16 de marzo publicó una comunicación en la que precisaba que los acuerdos con Turquía “deberían ser considerados como temporales y medidas extraordinarias, necesarias para terminar con el sufrimiento humano y restaurar el orden público”. Según la comunicación, la devolución de todos los nuevos migrantes irregulares y demandantes de asilo de Grecia a Turquía es un elemento esencial para luchar contra las mafias.