Falsos autónomos // Todo el trabajo en plataformas se regulará
La nueva ley que el Gobierno negocia con los agentes sociales tras el fallo del Supremo sobre Glovo irá más allá de los 'riders'. El reto es encajar el trabajo flexible y digital con la protección social.
Cerca de 23.000 personas que trabajan en la industria cárnica como falsos autónomos han visto regularizada su situación en los últimos dos años, según datos recopilados por Comisiones Obreras, que ha llevado a cabo una intensa campaña en el sector para denunciar fraudes, a menudo ligados a falsas cooperativas de trabajo.
La industria cárnica ilustra el hecho de que verse obligado a darse de alta en el régimen de autónomos aunque se trabaje de forma regular para una empresa, o bajo la marca de esta, no tiene que ver, o no solo, con las plataformas digitales que ponen en contacto oferta y demanda a través de una cómoda aplicación. "El problema es general. Y se ha agravado debido al tipo de salida que hemos vivido de la crisis anterior, basada en la reducción de costes laborales y que ha propiciado el uso fraudulento de la figura del autónomo", señala Carlos Gutiérrez, secretario de Juventud y Nuevas Realidades Laborales de CC OO. "Lo que nadie puede negar", añade Gutiérrez, "es que las plataformas amplían la escala del problema, son una palanca para una tentación que ya existía".
Reparto y mucho más
Después de años de sentencias judiciales contradictorias y de un marcaje estricto por parte de la Inspección de Trabajo, en España se ha despejado, al menos en parte, el panorama laboral de las plataformas digitales, que —pese al protagonismo de los repartidores de Glovo, Deliveroo, Uber Eats y Amazon Flex— están penetrando en toda clase de sectores —abogacía, consultoría, cuidados, limpieza, diseño, etc.—, como mero escaparate de autónomos o como empresas de servicios que no reconocen a sus trabajadores, según los casos.
Pese a la variada casuística, la contundencia del fallo emitido en septiembre por el Tribunal Supremo (TS) sobre el caso de un trabajador de Glovo señala un camino. La sentencia del más alto tribunal español dice que esta compañía de reparto "no es una mera intermediaria" entre clientes que consumen y una serie de repartidores autónomos que la utilizan para ofrecer sus servicios, sino que "realiza una labor de coordinación y organización del servicio productivo". Conclusión, los repartidores deben considerarse trabajadores, como sí hace Just Eat.
La sentencia, que unifica una doctrina, refuerza a priori la posición de la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, quien había prometido acabar con la precariedad del personal de reparto de las plataformas —"un señor en bicicleta no es un empresario", ha defendido—.
Con retraso
En junio, mientras las mochilas de colores ganaban protagonismo debido a la pandemia con el aumento de las compras digitales y a la visibilización de las condiciones precarias denunciadas por los riders, Trabajo sacó a consulta pública un nuevo proyecto de ley para regular las plataformas. Prevé distinguir las modalidades de trabajo que se dan bajo este paraguas, y que la mediación de la tecnología no se traduzca en desprotección (como un salario mínimo, condiciones seguras de trabajo y periodos de descanso). La norma va con retraso. Debía estar lista antes del verano. Ahora se plantea para antes de fin de año.
El fondo del asunto es un choque frontal de relatos al que no son ajenas las distintas sensibilidades dentro del Gobierno.
En la Mesa del Diálogo Social, patronales y sindicatos han expuesto ante el Gobierno sus ideas sobre cómo afrontar la nueva regulación, con un punto de partida que sí suscita acuerdo: la negociación no se circunscribe a la actividad del reparto, sino al conjunto de actividades desarrolladas a través de plataformas.
La asociación Adigital, lobby de la economía de plataforma, plantea que la tecnología permite "innovar en los modelos de negocio" y que ello desafía la regulación vigente, que, a su juicio, debe "modernizarse". Las plataformas intentan aupar la figura del autónomo digital, un híbrido entre el trabajador por cuenta ajena y el que opera por su cuenta, como forma de acompasar seguridad y flexibilidad.
Las plataformas digitales se expanden cada vez en más sectores
El Supremo refuerza a la ministra de Trabajo sobre la laboralidad de los 'riders'
Esta figura, en línea con la que rige en Francia, es defendida por la asociación de autónomos ATA, integrada a la patronal CEOE, y rechazada por las asociaciones de autónomos UPTA y UATAE. "Es un coladero del empleo irregular y no resuelve la precarización, y más cuando la digitalización y el teletrabajo se expanden", señalan en esta última, que estima en casi 600 millones de euros al año el "fraude a la Seguridad" derivado de los falsos autónomos en plataformas.
En enero, tres socias de Adigital (Deliveroo, Cabify y Uber), junto con Grab, MBO Partners y Postmates, firmaron la denominada Carta de Principios para el Buen Trabajo de Plataforma, en la que reclamaban una nueva regulación para "empoderar" a los trabajadores con "formas flexibles de obtener ingresos" y más "protección y bienestar". En su reacción al fallo del Supremo, que "respeta", Glovo se declara "a la espera" de un marco regulatorio "adecuado". No parece rendirse.
"Necesitamos un registro de plataformas que clarifique a qué se dedica cada una. Y hay que hablar de las implicaciones de un algoritmo. Mientras no se legisle sobre registro y algoritmo poco garantizaremos los derechos de los trabajadores. El factor trabajo no puede desaparecer. Nos jugamos el mercado laboral del futuro, nuestro sistema de protección social y el estado de bienestar", subraya Gonzalo Pino, secretario de Política Sindical de UGT. Según Pino, las reducciones salariales que se aplican en los servicios vía plataformas "superan el 40%" sobre el trabajo regulado en convenio. UGT ha diseñado un mapa con 4.500 plataformas en España.
Mientras, la Inspección Laboralno para. Ha obligado a dar de alta a más de 11.000 falsos autónomos de Glovo en apenas dos años, y a otros 4.000 de Amazon Flex. El gigante de Jeff Bezos, que apelará, se dice "orgulloso" de ofrecer "una amplia variedad de oportunidades" en su red de distribución, incluyendo a "un pequeño porcentaje de autónomos que colaboran con nosotros". Tienen la opción de realizar entregas en franjas horarias "que les convengan y obtener ingresos adicionales". Falta ver cómo la nueva ley definirá la laboralidad. El Supremo lo ha tenido claro.