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Florentino vuelve a ganar

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Mayo 2018 / 58

Peajes: El acuerdo para comprar Abertis puede ser un gran negocio para el presidente de ACS y del Real Madrid. En buena parte dependerá del Gobierno.

Autopista AP-7 en Cataluña. FOTO: IAKOV FILIMONOV

Hubo acuerdo antes de que se desataran las hostilidades. La multinacional italiana Atlantia, propietaria de la familia Benetton, y la constructora ACS, presidida por Florentino Pérez, llegaron finalmente a un acuerdo para evitar una guerra de opas y comprar juntas Abertis, la empresa que gestiona el 60% de las autopistas de España.

ACS y Atlantia se han comprometido a pagar (a través de Hotchief, filial alemana de la constructora española) 18,36 euros en efectivo por cada acción de Abertis, lo que eleva el precio total a 18.181 millones de euros. De cerrarse en esas condiciones, la venta será de largo la mayor operación empresarial llevada a cabo en España desde el estallido de la crisis, en 2008.

Aunque oficialmente se trata de un asunto entre compañías privadas, la compra de Abertis tiene una clara vertiente política. Todos los ojos están pendientes del Gobierno, que debe decidir antes de que concluya la legislatura si prorroga las concesiones de varias autopistas gestionadas por Abertis que vencen en los próximos años: la AP-2 (Zaragoza-Mediterráneo), la AP-4 (Sevilla-Cádiz) y varios tramos de la AP-7 (La Jonquera-Alicante). Esas tres vías, con un total de 1.000 kilómetros de peaje, proporcionan a la concesionaria el grueso de sus ingresos en España.

El ministro de Fomento asegura que no habrá prórroga en las concesiones, aunque no descarta licitar de nuevo las autopistas. El Gobierno, sostiene Íñigo de la Serna, no va a tomar una decisión en función de los intereses empresariales, sino de los públicos. Si finalmente no se prorrogan ni se sacan de nuevo a concurso, el Ejecutivo daría satisfacción a muchos conductores (principalmente de Catalunya, Comunidad Valenciana y Andalucía) que se sienten discriminados por tener que pagar peajes.

En caso de que Abertis lograse una prórroga de las concesiones (lo que parece poco probable en vista de las reiteradas garantías del ministro) o una nueva licitación, su cuenta de resultados mejoraría notablemente, con el consiguiente aumento del valor de la participación de ACS. De nuevo surgirían las sospechas de trato de favor al presidente del Real Madrid, un empresario con excelentes conexiones políticas que ya salió muy beneficiado del frustrado proyecto Castor para almacenar gas en las costas de Castellón y Tarragona.

Florentino Pérez tiene a su favor la baza de haber impedido que las autopistas españolas hayan caído en manos italianas, una posibilidad que el Gobierno de Mariano Rajoy nunca vio con buenos ojos y a la que no podía oponerse frontalmente para no ser acusado de injerencia en un negocio privado. Cerrar el paso a Abertis por el mero hecho de ser una compañía italiana habría abierto, sin duda, un conflicto con las autoridades de competencia de la Unión Europea.

 

‘CABALLERO BLANCO’

De este modo, Florentino Pérez puede presentarse como el caballero blanco que salvaguarda la españolidad de Abertis y al mismo tiempo ayuda a Atlantia a superar las barreras para entrar en el mercado español de las autopistas y hacerse con el control de la mayor gestora de autopistas del mundo, con más de 8.600 kilómetros en 14 países de Europa, América y Asia. Abertis se ha internacionalizado tanto en los últimos años que obtiene ya más del 70% de su facturación fuera de España. La compañía que preside Salvador Alemany y su principal accionista, Criteria Caixa, que controla el 22% de las acciones, son dos de las empresas que decidieron en otoño pasado abandonar Barcelona para establecer sus sedes en Madrid y Palma de Mallorca, respectivamente, ante el agravamiento de la crisis catalana.

El Gobierno promete anteponer el interés público al privado

Florentino Pérez ya salió beneficiado del proyecto Castor

La cuestión es cuánto durará el matrimonio ACS-Atlantia

La cuestión es cuánto durará el matrimonio ACS-Atlantia. Según lo pactado, la empresa italiana tendrá un 50,01% del capital de Abertis, con lo que poseerá la mayoría de las acciones de la sociedad, y además comprará a ACS en torno al 25% de su filial alemana Hotchief. La venta de esa participación proporcionará a la compañía presidida por Florentino Pérez unos beneficios que rondan los 850 millones de euros.

No parece descabellado que Pérez opte por hacer caja más tarde o más temprano, puesto que ACS no es una empresa de autopistas, sino de construcción y servicios industriales. Atlantia, en cambio, sí es una gestora de autopistas casi al cien por cien. La compañía italiana, además, duplica en valor bursátil a la española y está dotada de gran músculo financiero.

Si no es con la prórroga de las concesiones de la AP-2, la AP-4 y la AP-7, Florentino Pérez podría obtener otro tipo de compensación por garantizar la españolidad de Abertis en caso de que esta opte a la relicitación de las autopistas en quiebra rescatadas este año y que el Gobierno prevé privatizar de nuevo después del verano. Abertis podría también luchar por un trozo del pastel que supone el Plan Extraordinario de Inversión en Carreteras (PIC) que el Gobierno tiene previsto poner pronto en marcha por un valor superior a los 2.000 millones de euros siguiendo el modelo de inversión público-privado. Abertis tiene, además, un litigio abierto con el Estado por el que exige una compensación por inversiones y descuentos aplicados en la AP-7. El Gobierno se niega a pagar lo que pide la compañía y el asunto está pendiente de resolución en el Tribunal Supremo.

 

EL ESCÁNDALO DE ENDESA

Si el presidente y principal accionista de ACS (tiene el 12,5% del capital) optase por desprenderse de su participación en Abertis en un futuro, podría obtener cuantiosas plusvalías. Se repetiría así la historia de Endesa, que la italiana Enel compró en 2017 aliada con Acciona, la empresa elegida entonces para dar color español a la operación. La empresa de la familia Entrecanales vendió su participación en Endesa unos cuantos meses después y dejó la compañía española íntegramente en manos italianas. El escándalo ha quedado para la historia como un ejemplo de la mezcla de intereses públicos y privados que ha caracterizado con frecuencia al mundo de los negocios en España. La operación culminó con la que un día fue la joya de las eléctricas de España, de titularidad pública, convertida en filial de una compañía extranjera que, además, es propiedad en un 30% del Estado italiano.

El día en que se anunció el acuerdo con Atlantia para comprar Abertis, Florentino Pérez aseguró que se trata de un proyecto "a largo plazo" hecho "con la ilusión de que dure toda la vida". Habrá que verlo.