Incertidumbre // ¿Recesión a la vista?
La guerra en Ucrania y la inflación frenan en seco la recuperación económica poscovid. De nuevo, las rentas más bajas y los países más pobres pagarán los platos rotos.
Apenas han pasado dos años desde que el virus SARS-CoV-2 hundiera la economía mundial en su peor crisis desde 1929 y el fantasma de la recesión está aquí de nuevo. ¿Se harán realidad los malos augurios? La respuesta dependerá de cuánto se alargue la guerra en Ucrania, de cómo evolucione la inflación y de si China logra controlar la propagación del coronavirus en un plazo razonable.
Antes de que Vladímir Putin ordenase la invasión de Ucrania, el pasado 24 de febrero, el mundo parecía encaminarse hacia un largo periodo de crecimiento. Con un porcentaje relativamente alto de la población vacunada, los peores efectos sanitarios y económicos de la pandemia remitían en la gran mayoría de los países. Las fábricas retomaban la producción, los intercambios comerciales volvían a la normalidad y los turistas hacían de nuevo las maletas para irse de vacaciones. Los gobiernos confiaban en que el rebrote de la inflación provocado por la subida de los precios de la energía tan solo fuera una gripe pasajera.
El gran miedo es que Putin recurra a las armas nucleares para doblegar a Ucrania
Pero la guerra lo ha cambiado todo. La inflación se ha propagado por toda la economía y ha recortado la capacidad de compra de las familias. Hoy son más caros no solo la luz y la gasolina, sino los alimentos, la ropa y otros productos de primera necesidad. Los bancos centrales, con la Reserva Federal de Estados Unidos a la cabeza, han comenzado a subir los tipos de interés aun a riesgo de frenar la actividad y acabar provocando la recesión.
Por si fuera poco, los confinamientos decretados en China para combatir la pandemia, siguiendo la estrategia covid cero del Gobierno de Pekín, han paralizado fábricas y puertos como el de Shanghái. Todo ello ha vuelto a desbaratar las cadenas de suministro, que aún no se habían recuperado del todo del golpe de la pandemia. La economía del gigante asiático se resiente, y hay quien piensa que está ya en territorio negativo.
Optimistas y pesimistas
La confianza de los consumidores y las empresas ha caído notablemente en las últimas semanas, mientras que la ansiedad se propagaba por los mercados financieros, sobre todo en Estados Unidos. El S&P 500, considerado el índice más representativo de la Bolsa de Nueva York, estaba a finales de mayo el 20% por debajo de su máximo histórico, alcanzado en diciembre pasado. A medida que los inversores se deshacían de los valores de mayor riesgo, la cotización de las criptomonedas se desplomaba.
4 billones de dólares tienen ahorrados los ciudadanos de la OCDE
0,4% se contrajo la economía de EE UU en el primer trimestre
63% de los economistas encuestados por el Wall Street Journal creen que no habrá recesión en EE UU
“La situación es problemática y se va a hacer más problemática aún si la guerra y la destrucción continúan”, afirma José Manuel Corrales, profesor de Economía y Empresa de la Universidad Europea. El cambio de escenario ha llevado a los organismos internacionales y a las firmas de análisis económico a revisar a la baja sus perspectivas de crecimiento para este año y el que viene.
¿Qué es una recesión? Depende de quien responda a la pregunta. En algunos países se define como una contracción del PIB durante dos trimestres seguidos. El FMI y el Banco Mundial, por su parte, hablan de un retroceso del poder adquisitivo de los ciudadanos durante al menos un año, mientras que la Oficina Nacional de Investigación Económica de Estados Unidos considera recesiva "una caída significativa de la actividad a lo largo y ancho de la economía que dure más de unos cuantos meses”.
Algunos datos abonan el miedo a que, finalmente, se produzca un desplome de esas características. La economía estadounidense se contrajo el 0,4% el primer trimestre del año, al tiempo que el PIB de la zona euro crecía un magro 0,2% con respecto a los últimos tres meses de 2021. España y Alemania avanzaron el 0,3% y el 0,2%, respectivamente. Italia se contrajo el 0,2% y Francia se estancó en el 0%.
Para algunos economistas, la cuestión no es si habrá o no recesión, sino cuál será su alcance. Uno de los más pesimistas es Kenneth Rogoff, catedrático de Economía de Harvard y ex economista jefe del FMI, quien sostiene que los riesgos de que EE UU, Europa y China entren en recesión simultáneamente a finales de año “aumentan cada día que pasa”. Según él, puede producirse un efecto dominó: si uno de los tres bloques cae, aumentará las probabilidades de que se hundan los demás. El fundador y principal accionista de Tesla, Elon Musk, está de acuerdo. El hombre más rico del mundo está convencido de que la economía de EE UU ya está en recesión y que la contracción va a durar 18 meses.
Terraza de un bar en Palma de Mallorca. Foto: Getty
La mayoría de los expertos, sin embargo, discrepan, y también abundan los datos que invitan al optimismo. El 63% de los economistas encuestados por el diario Wall Street Journal a mediados de mayo opinaban que la Reserva Federal será capaz de propiciar un aterrizaje suave de la economía, controlando la inflación sin desencadenar una recesión. Los ciudadanos de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que agrupa 38 de las naciones más desarrolladas del mundo, aún disponen de cuatro billones de dólares ahorrados durante la pandemia (el 8% del PIB), según cálculos de The Economist. No solo hay dinero, sino ganas de gastarlo, como demuestra el buen momento que atraviesan el turismo, la hostelería, la construcción y otros sectores.
Peligro de crisis alimentaria
La principal fuente de incertidumbre es la posibilidad de que la guerra se agrave y Putin decida recurrir a algún tipo de arma nuclear para disuadir a los países occidentales de seguir apoyando a Ucrania con armas y dinero. El conflicto y las sanciones impuestas contra Rusia ya están privando al mundo de mercancías esenciales como el maíz, el trigo y algunos metales. Y el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, no se cansa de advertir de que la guerra puede provocar una crisis alimentaria de consecuencias devastadoras en los países más pobres. Antes de la invasión, Ucrania producía el 12% del trigo que se cultiva en el mundo y era el primer productor de aceite de girasol. Muchas naciones africanas dependen de las importaciones de ese cereal procedentes de Rusia y Ucrania, algunos de ellos prácticamente al 100%.
2,7% crecerá la economía de la Unión Europea, según las previsiones de la Comisión
4,3% Es el crecimiento del PIB español previsto por el Gobierno
La persistencia de la inflación es el otro nubarrón que sobrevuela la economía. ¿Por qué? Explicado de manera sencilla, si los precios suben y los salarios no crecen en la misma medida, la gente consume menos y las empresas ven menguar tanto su capacidad de producción como sus ingresos. La inflación castiga especialmente a las rentas más bajas, pues estas dedican un mayor porcentaje de sus ingresos a gastos básicos (energía, alimentación, transporte, etc.) que los sectores de la población más acomodados, que, además, suelen disponer de un colchón de ahorro. Como ha ocurrido de manera recurrente en el pasado, son los asalariados quienes están pagando la mayor parte del coste de la inflación, puesto que las retribuciones no están creciendo, ni mucho menos, al mismo ritmo que los precios.
Perspectivas
La Comisión Europea confía en que la actividad siga en territorio positivo este y el año que viene gracias al efecto combinado del final de los confinamientos y las políticas de estímulo a la actividad económica adoptadas durante la pandemia. En su opinión, la mejora del mercado de trabajo, la caída de la tasa de ahorro y las medidas fiscales destinadas a paliar el encarecimiento de la energía van a contribuir a sostener el consumo privado, al tiempo que la inversión se va beneficiar de la puesta en marcha del plan de recuperación Next Generation UE.
De todos modos, la Comisión ha revisado a la baja sus previsiones de crecimiento para la economía de la Unión. En su informe de primavera pronostica un avance del 2,7% en 2022 y del 2,2% en 2023, frente al 4% y al 2,8% previstos hace tres meses. “La invasión rusa de Ucrania está causando mucho sufrimiento y destrucción, pero también está dañando la recuperación económica europea”, apunta Paolo Gentiloni, comisario europeo de Economía. “La guerra ha provocado que los precios de la energía se disparen y han complicado aún más las cadenas de suministro, por lo que la inflación seguirá siendo alta durante más tiempo”.
¿Y España?
España figura, en teoría, entre los países mejor colocados para hacer frente a todas estas incertidumbres. Según la Comisión, la española va a ser una de las economías que más crezcan este año, solo superada por las de Portugal, Irlanda y Malta. El empleo, además, está creciendo a niveles desconocidos en casi 20 años y las perspectivas para la temporada turística son excelentes. Cadenas hoteleras como Meliá, NH y RIU tenían a mediados de mayo más reservas que antes de la pandemia por las mismas fechas.
España está, en teoría, entre los países mejor preparados para resistir un posible revés
El empleo crece con fuerza y las perspectivas para la temporada turística son excelentes
“El mercado de trabajo ha aguantado bien la sacudida y estamos en los mejores indicadores desde 2008”, apunta el profesor Corrales, de la Universidad Europea, quien opina que la situación seguirá siendo buena siempre que el ritmo de crecimiento económico no baje del 3%. Sostiene Corrales que las medidas adoptadas por el Gobierno para controlar la inflación están dando resultado y que los efectos de la reforma laboral están siendo muy positivos, especialmente en lo relativo a la contratación indefinida.
El panel de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas), elaborado con encuestas a 19 servicios de análisis, ha rebajado en cinco décimas la estimación de crecimiento para España. En sus previsiones de mayo apunta que el PIB crecerá el 4,3% este año y el 3% en 2023. En la misma línea van los cálculos de Caixabank Research, que vaticina un crecimiento del 4,2% en 2022, 1,3 puntos porcentuales menos que la previsión anterior al estallido de la guerra.
A corto o medio plazo, Corrales cree que no habrá recesión en España, pero subraya que no es lo mismo crecer al 7% este año, como preveía el Gobierno hace unos meses, que hacerlo al 4,3%, como pronostica ahora. “El peor escenario al que nos enfrentamos ahora es que la guerra sea larga y acabe generando un proceso de estanflación: una inflación muy alta y estancamiento del crecimiento económico al mismo tiempo”, afirma.