Los ejecutivos millonarios ya no sueñan con Suiza
Los referendos amenazan los intereses de la élite del capitalismo en una de sus plazas favoritas. El 24-N se vota un límite estricto a la brecha salarial.
Viandantes en Berna, Suiza.
Para los ejecutivos de las grandes corporaciones, Suiza era el paraíso. Ahora temen que sea el purgatorio.
Secreto bancario, impuestos mínimos, máxima seguridad y estabilidad: la visión del paraíso para la élite del capitalismo global debía de parecerse mucho a Suiza.
Pero esta idílica Utopía para ricos parece desmoronarse con gran rapidez tras la crisis global desencadenada en 2007, que incluso ha puesto contra las cuerdas el secreto bancario. Y si las autoridades se resisten, el peculiar sistema político del país, que facilita mucho forzar referendos vinculantes, ya se encargan de los ciudadanos de hacer añicos el imaginario.
En marzo, nada menos que el 68% de los ciudadanos –y el 100% de los 26 cantones regionales en que se divide el país– respaldó la iniciativa del senador Thomas Minder de quitar poder a los ejecutivos para decidir sobre sus propias indemnizaciones y gratificaciones y extraordinarios, y ponerlos siempre bajo la más exigente lupa de los accionistas. La movilización de los sectores patronales no ahorró dinero para la clásica campaña del miedo –“si se aprueba la norma, huirá la inversión”–, pero el resultado fue aplastante.
El día 24 se vota limitar la brecha salarial a 12:1
En marzo ya se limitó el poder de los ejecutivos
Ahora, el 24 de noviembre, se vota otra iniciativa que va aún más allá: se propone reducir la diferencia salarial dentro de las empresas entre los que más cobran y los que menos a una ratio máxima de 12:1. Es decir, que nadie perciba un salario 13 veces superior al mínimo. En las grandes corporaciones –también en España– no es raro que la ratio sea 500:1. O incluso más.
La mera convocatoria del referéndum, que no tuvo ningún problema en reunir las firmas requeridas, es ya un toque de atención del malestar en un país en el que el paro es de apenas el 3%.
La campaña arrancó con un apoyo a la iniciativa del 44%, aunque los expertos ven improbable que acabe prosperando: no basta con ganar a escala nacional, sino que el sí debe superar al no en más de la mitad de los cantones.
Thomas Milic, politólogo de la Universidad de Berna, sostiene que “los referendos suelen ganarse cuando no están demasiado vinculados ni a la derecha ni a la izquierda”. El del día 24 está promovido por la izquierda. El de Minder, subraya, fue especial: “Tenía un toque de izquierdas, pero lo promovía un senador que es también un empresario respetado y con posiciones ideológicas más bien de derechas”. Minder tampoco cree que la iniciativa del 12:1 prospere: “Las empresas deben definir la ratio salarial, pero no puede ser por imposición de la Constitución y un dictado de los políticos”, sostiene.
Pero incluso si la iniciativa es derrotada, el refugio de las élites del capitalismo mundial parece mucho menos seguro.