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Continuidad: Román Escolano toma las riendas de la economía en un momento de parálisis gubernamental. Se auguran pocos cambios.
Román Escolano, en su primera sesión de control al Gobierno, el pasado 14 de marzo. FOTO: GPP
En la última fila y en un extremo. Así posó Román Escolano en la escalinata del Palacio de la Moncloa junto a sus compañeros de Gobierno en su primera foto oficial como ministro de Economía, Industria y Competitividad. ¿Una señal del discreto segundo plano que Mariano Rajoy le tiene reservado para lo que resta de legislatura? Su currículum, sus primeras manifestaciones públicas y la parálisis política que vive el país hacen pensar que sí.
Román Escolano Olivares (Zaragoza, 1965) es lo que suele llamarse un tecnócrata. Licenciado en Económicas por la Universidad Autónoma de Madrid y máster en Dirección de Empresas por el IESE, fue número uno de su promoción del Cuerpo Superior de Técnicos Comerciales y Economistas del Estado. Aunque no es militante, casi toda su vida profesional ha discurrido a la sombra del Partido Popular. Su única experiencia en el sector privado, como responsable de Relaciones Institucionales del BBVA, tuvo lugar durante la etapa de José Luis Rodríguez Zapatero.
Escolano comenzó a trabajar para la Administración en 1990, nada más aprobar la oposición, como asesor del secretario de Estado para las Comunidades Europeas. Entre 1992 y 1997 estuvo al frente de la oficina comercial de la Embajada en Tailandia y a su regreso a España, ya con el PP en el poder, fue asesor de Javier Arenas, ministro de Trabajo y uno de los hombres fuertes del primer Gobierno de José María Aznar. De allí dio el salto al Palacio de la Moncloa, cuyo Gabinete Económico dirigió durante cuatro años. De aquella época queda una buena relación con el ex presidente del Gobierno. Prueba de ello es su participación habitual en los cursos de verano de FAES, la fundación conservadora presidida por Aznar, para la que ha escrito varios informes.
Quienes le conocen hablan de un hombre simpático, correcto en las formas y muy inteligente, con un profundo conocimiento de los temas económicos. La primera impresión es que seguirá la estela de Luis de Guindos, nuevo vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE). Escolano era el candidato favorito de su antecesor, también número uno de su promoción de técnicos comerciales y economistas del Estado. Señal de su deseo de continuidad es que Escolano ha confirmado en sus cargos a las tres secretarias de Estado del Ministerio (Marisa Poncela en Comercio, Irene Garrido en Economía y Carmen Vela en Investigación, Desarrollo e Innovación) y a la secretaria general de Industria, Begoña Cristeto.
Suple la falta de perfil político con el dominio de los temas
Entre su objetivos, tener un papel clave en la reforma del euro
Además de haberse sentado en los consejos de administración de tres entes públicos -Correos, FEVE y el ICEX-, Escolano fue presidente del Instituto de Crédito Oficial (ICO) durante la primera legislatura de Mariano Rajoy. En el momento de su nombramiento como ministro ocupaba una vicepresidencia del Banco Europeo de Inversiones (BEI), uno de los cargos más importantes ocupado por un español ocupa en las instituciones europeas.
Como ya adelantó Rajoy al dibujar el perfil de su nuevo ministro, se trata de alguien “competente” que “no tendrá que estudiar los temas que se encuentre sobre la mesa”. A falta de perfil político, los grandes activos de Escolano son su experiencia internacional, su conocimiento de los entresijos de la Unión Europea y su buen manejo del inglés y del francés (su esposa es francesa). En el acto de su toma de posesión, mencionó su intención de aumentar el peso de España en Europa y de apoyar la internalización de las empresas españolas. Hizo tan solo una vaga referencia a continuar con las reformas iniciadas por su antecesor y a salvaguardar la estabilidad presupuestaria, otro indicio de que habrá pocas sorpresas. De sus intervenciones públicas se desprende que es liberal en lo económico, europeísta convencido y firme defensor de la unión bancaria europea.
El fortalecimiento del euro va a ser, precisamente, uno de los asuntos clave que tendrá que abordar con sus colegas europeos. Alemania y Francia van a llevar las riendas de una dura negociación sobre la posibilidad de crear un presupuesto común para los países del euro y un Fondo Monetario Europeo a partir del actual Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), además de nombrar un ministro de Economía y Finanzas de la eurozona. En plena negociación del Brexit y tras la victoria de los euroescépticos en las recientes elecciones italianas, España tiene una buena oportunidad para recuperar el protagonismo perdido y volver a hablar con voz propia en Europa.
Entre las tareas pendientes en el plano nacional, Escolano deberá supervisar la privatización del 60% de Bankia que permanece en manos del Estado. El objetivo es recuperar lo más posible de los 22.000 millones de euros del contribuyente que se destinaron a salvar la entidad. El plazo para efectuar la operación concluye a finales de 2019, aunque no se descarta la posibilidad de una prórroga o de que se efectúe una venta parcial. El nuevo ministro mantiene excelentes relaciones con el presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, con quien coincidió en el BBVA.
Deberá supervisar la privatización del 60% de Bankia
Todos los grandes temas económicos están aparcados
Escolano llega a su despacho en el rascacielos de la plaza de Cuzco en un momento de parálisis gubernamental. Sin haber llegado a cruzar el ecuador, hace meses que la legislatura da señales de agotamiento. Prácticamente todos los grandes temas económicos están aparcados: no hay a la vista ni Presupuesto, ni acuerdo sobre el futuro de las pensiones ni reforma de la financiación autonómica. Aunque ha dejado atrás la crisis en términos macroeconómicos y está muy cerca de cumplir los objetivos presupuestarios marcados por Bruselas, España es el país europeo donde más han crecido las desigualdades, solo después de Letonia, y el gasto en I+D+I está en niveles de hace una década. El Gobierno, además, vive horas bajas en las encuestas, con su hegemonía amenazada por el fuerte avance de Ciudadanos tras las elecciones catalanas.
Habrá que seguir de cerca la relación de Escolano con su compañero de Hacienda, Cristóbal Montoro, peso pesado del Gobierno y responsable de la negociación de los Presupuestos Generales del Estado con Ciudadanos y el Partido Nacionalista Vasco (PNV), que tiene lugar bajo una fuerte presión en favor de una subida de las pensiones. Está por ver si Escolano (que deberá responder de los Presupuestos en Bruselas) también sigue la línea marcada por Luis de Guindos, favorable a la adopción de medidas a largo plazo para garantizar la supervivencia del sistema, o si se une a los partidarios de aprobar subidas coyunturales para acallar las protestas y detener la erosión electoral del PP.
“Está claro que tiene poco perfil político, salvo que lo desarrolle”, apunta una persona que trabaja con el nuevo ministro. Es aún pronto para saber si ese es su deseo; la cuestión es si va a tener tiempo suficiente para desarrollarlo.