Renta básica para Finlandia
Bienestar: A partir de 2017, el país nórdico hará un ensayo de renta básica. La idea no es tan seductora como parece.
Ciudadanos del Helsinki se aprestan a subir al tranvía. FOTO: FRANCIS DEAN
Los ciudadanos podrán elegir entre cuatro opciones
¿Va a ser Finlandia el laboratorio de una revolución social, la de la “renta básica incondicional”? La nueva mayoría salida de las urnas en abril pasado (centro derecha con la participación del partido nacionalista Auténticos Finlandeses) ha decidido, en cualquier caso, ensayar en 2017 y 2018 un sistema de ese tipo (llamado también “renta de existencia” o “prestación universal”) bajo la égida de la institución equivalente a la Seguridad Social. Se trata de dar a cada ciudadano, sea cual sea su situación personal, un ingreso mensual garantizado que sustituirá a algunas prestaciones sociales. Dicha medida se financiará mediante los impuestos.
El grupo de trabajo encargado de dicho experimento está pensando en cuatro opciones a elegir: 800 euros mensuales (como la jubilación mínima francesa); 550 euros (equivalente a lo que sería en Francia la Renta de Solidaridad Activa, RSA), más la ayuda a la vivienda; una renta básica menor (por ejemplo, 200 euros mensuales) acompañada de prestaciones especiales en función de los recursos de cada individuo; y, por último, la cuarta opción consiste en mezclar cada una de estas hipótesis con un “impuesto negativo” (la renta básica se combinaría con un impuesto a tipo fijo sobre las rentas, y en unos casos se pagaría la diferencia y en otros se cobraría). En todos los casos, cada persona percibirá la misma renta básica, independientemente de la composición de su hogar, a diferencia del RSA francés, cuyo montante se calcula en función de los ingresos y del número de miembros del hogar, y no únicamente de la persona demandante.
DILEMA
¿Es una revolución? Pues sí, porque 800 euros mensuales (algo menos de 10.000 euros anuales) es lo que recibe el finlandés medio (como el francés medio) si suma todas las prestaciones sociales, en aportación no dineraria (hospitalización) o en metálico (seguro médico, jubilación, paro, prestaciones familiares, etc.). Dar ese montante medio implica renunciar totalmente a la protección social finlandesa (y por tanto recurrir a seguros privados para aquellos que se lo puedan permitir). También es despedirse de la esperanza de jubilaciones ligadas a unas cotizaciones que ya se han pagado. Incluso con 550 euros mensuales, la renta básica absorbería dos tercios de todas las sumas que hoy dedican los finlandeses a su protección social. Ésta quedaría, pues, reducida a la mínima expresión.
Algunos ganarán y otros perderán con la iniciativa
Ese es el dilema de la renta básica (1): si es alta no se puede financiar; si es baja puede empobrecer a la población menos favorecida, que se ve privada de las prestaciones más redistributivas (como la ayuda a la vivienda o el RSA). El cambio fiscal y social que implica en Francia el proyecto Liber, avanzado sobre todo por el economista Marc de Basquiat, supone que, como poco, sea dudoso el reparto de ingresos que resultaría de él (2).
Es lo paradójico de esa idea: es seductora porque ¿a quién no le gustaría recibir mensualmente una renta que le permita, si no vivir, al menos elegir? Pero muchos, convencidos de que ese ingreso se añadirá a los que ya reciben, no se dan cuenta de que los sustituirá total o parcialmente. Algunos ganarán y otros perderán pero, dado que las reglas del juego aún no están definidas con precisión, es imposible saber quién y cuánto. Una sola cosa es segura: con la renta básica, la protección social, que se basa en el principio de “a cada uno según sus necesidades”, dará paso a un sistema en el que cada uno tendrá que arreglárselas con la misma cantidad. Sin duda, esa es la razón por la cuál el ensayo lo ha puesto en marcha un Gobierno liberal.
(1). Véase « Faut-il défendre le revenu de base?», L’Économie politique n.° 67, 2015, accesible en los archivos online de Alternatives Économiques.
(2). Véase www.generationlibre.eu/etudes/liber-un-revenude-liberte-pour-tous