Sombras sobre las finanzas chinas
China: Pekín intenta controlar la amenaza para la estabilidad que supone el brutal aumento del sistema bancario informal, de sus productos dudosos y del crédito.
La siempre concurrida estación de metro de Wan Chai, en Hong Kong. FOTO: ANDREY KHROBOSTOV/ 123RF
¿Conoce usted Alibaba? Es el gigante chino del comercio por Internet, cuyo volumen de negocio supera el de Amazon y eBay juntos. Y ¿ha oído hablar de Yu’e Bao (‘los restos del tesoro’ en chino), un producto financiero lanzado en junio de 2013 por Alipay, la plataforma de pago de Alibaba? A los nueve meses de su lanzamiento, este producto ha logrado movilizar 87.000 millones de dólares procedentes de 81 millones de inversores. Sobre el papel, la fórmula es simple: ofrece a quien tenga una cuenta en línea la posibilidad de colocar la suma que quiera en Yu’e Bao, con un rendimiento anual del orden del 6% y con la posibilidad de retirarla en cualquier momento. Una ganga si se considera que la rentabilidad del sistema bancario público chino no supera el 0,35% para los depósitos a la vista.
En un país en el que las familias ahorran el 40% de sus ingresos disponibles, la fórmula tiene todas las de ganar. El único problema es ese 6% (anunciado, pero no garantizado). Para generar una rentabilidad de ese orden sobre una base regular, los fondos recaudados deben invertirse en activos con un riesgo mayor que la media. Pero estos no escasean, ya se trate de instituciones financieras que buscan capitales o de empresas que no tienen garantías suficientes para acceder a los canales oficiales de crédito.
Así funcionan las finanzas a la sombra en China. Yu’e Bao no es más que su punta del iceberg. Se estima que entre un cuarto y un tercio del montante total de los créditos en China puede estar en manos de instituciones no bancarias, es decir más de seis billones de dólares, según los cálculos más modestos. Prácticamente inexistente hasta mediados de 2000, este sistema bancario paralelo es la raíz de la mitad de la financiación concedida a la economía china en 2013.
Paradójicamente, el auge de este sistema coincide con el estallido del shadow baking system (banca en la sombra) estadounidense en 2007-2008. Para contrarrestar el impacto de la crisis mundial en la economía china, las autoridades optaron en su momento por recetas keynesianas de gran formato, con una activación presupuestaria equivalente al 14% del PIB en dos años, al que se sumó una expansión monetaria sin precedentes.
El gran aumento de la inversión, que pasó del 42% a un 48% del PIB entre 2007 y 2013, solo es comparable al de los créditos a la economía, cuyo montante pasó de 10 billones a 25 billones de dólares: cuatro veces el conjunto de los programas de la llamada expansión cuantitativa (1) aplicada por la Reserva Federal, el banco central estadounidense, durante ese período. Este aumento del crédito, sin antecedentes en la historia monetaria, ha adquirido un sesgo explosivo (+45% anual de media) en la parte no regulada del sistema, ya se trate de compañías financieras independientes o de vehículos financieros (2) creados por los bancos o los gobiernos locales.
MONTAJE OPACO
Para soslayar las reglas prudenciales que se aplican a sus balances, los bancos se han lanzado a la titulización (3): han transferido sus créditos de mayor riesgo —especialmente los préstamos inmobiliarios y los concedidos a los gobiernos locales— a vehículos financieros creados a ese efecto que colocan esos créditos en lo público bajo forma de productos tan prometedores como opacos: los wealth management products. En esta actividad no controlada se concentran, fuera de balance, los riesgos que los bancos no pueden asumir. Oficialmente, el índice de créditos dudosos es ridículo.
La idea de que los bancos estarían así protegidos en caso de quiebra de uno de esos vehículos es enormemente ilusoria. En primer lugar, porque compromete su reputación ya que las sumas colocadas son consideradas por los ahorradores como depósitos a plazo fijo, efectuados en las filiales de los bancos que les han animado a comprar unos productos que ellos mismos han creado. En segundo, porque para cubrir sus necesidades de tesorería, los vehículos en cuestión se ven llevados a pedir prestado en el mercado interbancario, exponiendo así a los bancos en caso de impago.
Las autoridades han destacado que en el futuro habrá que asumir la existencia de impagos
Al riesgo de impago, obligadamente elevado en unos activos de mediocre calidad —como comporta la búsqueda de rendimiento—, se suma el riesgo inherente a la transformación de recursos a corto plazo (meses) en préstamos a plazos mucho más largos (años). Las instituciones no bancarias se ven obligadas a atraer sin cesar a nuevos depositarios. Mientras había un fuerte crecimiento de la actividad y los precios inmobiliarios y del suelo estaban al alza, no se planteaba ningún problema. Sin embargo, la clara lentificación de la actividad desde 2012, el masivo exceso de la capacidad de producción en la industria, estimado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) en un 10% del PIB, y el marasmo de la construcción, en la que el número de apartamentos no vendidos equivale a dos años de producción en un tercio de las grandes ciudades, comprometen la solvencia de los deudores.
Al no poder garantizar los rendimientos prometidos a los ahorradores, el sistema bancario paralelo depende cada vez más de la financiación bancaria para mantenerse a flote, amenazando el equilibrio de la enorme pirámide del crédito edificada desde 2008.
Frente al aumento de los riesgos financieros, las autoridades chinas se esfuerzan en mantener la actividad por encima del crecimiento del 7% —en este sentido, el pasado mes de abril se estableció un miniplan de activación presupuestaria— y en recuperar el control del crecimiento del crédito.
EL PRIMER IMPAGO
Desde marzo de 2013, una serie de medidas obliga a los banqueros a ser más transparentes en sus actividades no contabilizadas en balance. En enero de 2014, un atisbo de pánico provocado por una serie de impagos en los wealth management obligó a las autoridades a reestructurar los fondos afectados, subrayando que en el futuro debería asumirse la existencia de impagos. La amenaza fue seguida de su puesta en práctica, pues dos meses después se registró el primer impago de la historia del mercado de renta fija chino, el de un productor de paneles solares, Chaori Solar. Este acontecimiento podría repetirse en las industrias lastradas por las deudas y las capacidades excedentarias, como las del cemento y la siderurgia, por no hablar de los promotores inmobiliarios.
El banco central intenta luchar contra la adicción de los bancos al dinero fácil limitando sin previo aviso su refinanciación en el mercado monetario. En tres ocasiones el pasado año, una súbita restricción de la liquidez hizo subir los tipos interbancarios, lo cual provocó un comienzo de credit crunch (4) que se reabsorbió rápidamente mediante nuevas inyecciones de crédito. Destinadas a disciplinar a los bancos, estas operaciones restringen la capacidad de los bancos paralelos de refinanciarse en el mercado interbancario. A la larga, una liberalización de los tipos a corto plazo debería permitir eliminar el atractivo que las finanzas en la sombra tienen para los ahorradores.
Mientras tanto, las autoridades deben resolver una ecuación enormemente compleja: demasiadas capacidades financiadas por un exceso de deudas solo pueden reabsorberse mediante quiebras (condonación de deudas), una bajada de los precios (de efectos devastadores para los deudores) o por una depreciación del tipo de cambio que permita pasar la producción excedentaria a los mercados extranjeros; en otras palabras, exportar la deflación. Dado el descenso de la cotización del yuan (-3% desde el pasado mes de enero), el Gobierno podría inclinarse por esta última opción.
LÉXICO
(1) . Expansión cuantitativa. Creación monetaria que se basa en la compra de obligaciones por parte del banco central con el fin de que bajen los tipos de interés a largo plazo.
(2). Vehículo o conducto financiero. Estructura financiera constituidad hoc (Special Vehicule Purpose), creada por un banco u otra institución con el fin de cederle activos (créditos en el caso de los bancos) que sirven de base (colateral) a la emisión de bonos o de garantía para préstamos.
(3). Titulización. Transformación de créditos bancarios en bonos cedidos a operadores no bancarios.
(4). Credit Crunch. Restricción del mercado interbancario en el que los bancos rechazan prestarse dinero entre sí por desconfianza recíproca sobre su situación financiera real, lo cual provoca que se disparen los tipos de interés día tras día.