Tributación // Pequeño paso hacia una fiscalidad más justa
El impuesto de sociedades global se queda, por ahora, en un magro 15%. ¿Servirá para erradicar los paraísos fiscales y reducir las desigualdades?
Finalmente se quedó en el 15%. Los ministros de Economía del G-7 (EE UU, Japón, Alemania, Francia, Reino Unido, Italia y Canadá) llegaron a principios de junio a un acuerdo para aplicar un impuesto de sociedades mínimo a las grandes multinacionales con el objetivo de recaudar más dinero para paliar los estragos de la covid-19, frenar la creciente competencia fiscal entre países y reforzar los pilares del estado de bienestar. La propuesta fue aprobada a iniciativa del presidente estadounidense, Joe Biden, quien había propuesto inicialmente un tipo mínimo global del 21%. Al final, la presión de varios países europeos lo rebajó al 15%, pero no se descartan futuros incrementos.
La medida llega en un contexto de fuerte incremento del gasto por parte de los gobiernos de todo el mundo para financiar los planes de reconstrucción tras el paso de la covid-19. En palabras de Janet Yellen, secretaria del Tesoro de EE UU, el nuevo impluesto "garantizará la equidad para la clase media y la gente trabajadora de Estados Unidos y del resto del mundo". Para el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, se trata de avanzar hacia “una mejor distribución de la riqueza y alcanzar mayores cotas de justicia social”.
La armonización global del impuesto de sociedades también va destinada a disuadir a las grandes empresas de trasladar sus sedes a aquellos países que les ofrecen un trato fiscal ventajoso. Si la medida aprobada por el G-7 entrase finalmente en vigor, las multinacionales tendrían que pagar impuestos allí donde venden sus productos y obtienen sus beneficios, no donde les resulte más ventajoso. El banco de inversión Morgan Stanley calcula que la factura fiscal de las grandes multinacionales casi se duplicaría si se aplicara el impuesto del 15%.
En la propia Unión Europea hay varios países que gravan los beneficios de las empresas por debajo del 15%, entre ellos Bulgaria, Chipre y Hungría. El caso más destacado es el de Irlanda, que ha conseguido atraer a numerosas empresas tecnológicas con bajos tributos (su impuesto de sociedades es del 12,5%). Allí tienen sus sedes internacionales, entre otras, Facebook, Google, TripAdvisor y AirBnB.
45%: Promedio / Era el impuesto de sociedades en los países de la OCDE en 1980. Hoy es del 23%
10%: Realidad / Es la recaudación efectiva del impuesto de sociedades en España
El esquema adoptado por el G-7 establece que las empresas “más grandes y rentables” tendrán que pagar el 20% en aquellos países donde sus beneficios superen el 10% de su facturación. No hay todavía una lista, pero se da por seguro que en ella estarán las marcas más conocidas de la industria digital. Cada país podrá aplicar el tipo que quiera en el impuesto de sociedades, y en el caso de que alguna de sus empresas nacionales opte por tributar en otro país con menos impuestos, tendrá derecho a reclamar la diferencia. Con ello se eliminaría la ventaja de recurrir a un paraíso fiscal.
Medio siglo a la baja
La competencia entre países para atraer inversiones con bajos impuestos ha supuesto una pérdida de ingresos de entre 100.000 y 240.000 millones de dólares anuales para las arcas públicas, según cálculos de la OCDE. La menor recaudación por el impuesto de sociedades ha obligado a los gobiernos a buscar otras fuentes de ingresos o a recortar el gasto, con el consiguiente deterioro de los servicios públicos. La ONG británica Tax Justice Network eleva la cantidad a 427.000 millones de dólares si se suma la evasión de impuestos por parte de personas multimillonarias.
El tipo del impuesto de sociedades lleva 40 años bajando en buena parte del mundo. En los países de la OCDE ha pasado del 45% de media en 1980 al 23% en 2020. En España, el tipo actual es del 25%, pero muchas empresas acaban pagando mucho menos gracias a distintas exenciones, lo que reduce la recaudación efectiva al 10% de los beneficios. En el ejercicio 2019 se recaudaron 23.733 millones de euros por ese concepto, casi la mitad de los 44.823 millones de 2007.
El Observatorio Fiscal de la Unión Europea, dirigido por el economista francés Gabriel Zucman, calcula que si el tipo mínimo real del impuesto de sociedades fuera del 15%, España ingresaría 700 millones de euros adicionales cada año. Es una cifra inferior a los 968 millones de euros que el Gobierno de coalición PSOE-Unidas Podemos espera recaudar anualmente con la llamada tasa Google, que entró en vigor en enero y a la que EE UU ha respondido con la amenaza de subir los aranceles a determinados productos españoles. Según el Observatorio Fiscal, España recaudaría 5.400 millones de euros más al año si el impuesto de sociedades subiera al 21% propuesto inicialmente por Biden y 12.400 millones adicionales si se aplicase un tipo efectivo del 25%.
Críticas de las ONG
El mínimo del 15% ha sido recibido con críticas por parte de las ONG que más trabajan para erradicar los paraísos fiscales. Oxfam Intermón cree que el tipo mínimo global del 21% propuesto inicialmente por Biden ya estaba por debajo del nivel óptimo y que la rebaja al 15% constituye una oportunidad perdida para poner las necesidades de la ciudadanía por delante de los intereses corporativos, acabar con el uso abusivo de los paraísos fiscales y frenar la competencia fiscal entre países. “Por una vez nos hubiera gustado reconocer que este era el gran momento histórico de la reforma del sistema fiscal impulsado por las grandes economías del mundo para que las grandes corporaciones lleguen a pagar los impuestos que les corresponde donde les corresponde”, afirmó el responsable de investigaciones de Oxfam Intermón, Íñigo Macías. “El listón queda tan bajo que cualquier empresa se lo saltará”.
Los gobiernos buscan ingresos para paliar los daños económicos de la pandemia
España recaudaría 700 millones de euros adicionales cada año si se aplicara el nuevo tributo
En efecto, no parece que vaya a ser fácil aplicar el nuevo impuesto. Financial Times informaba recientemente de que Suiza está ya estudiando cómo compensar con subsidios y otros incentivos a las multinacionales que puedan verse afectadas por el nuevo impuesto, a pesar de su decisión de sumarse al acuerdo. La Confederación Helvética es, precisamente, uno de los países que ha conseguido atraer a grandes empresas mediante rebajas fiscales.
A pesar de su relevancia, el acuerdo alcanzado por el G-7 solo compromete a sus integrantes y faltan muchos detalles por negociar antes de que entre en vigor. La cuestión iba a ser analizada en julio en la reunión del G-20 en Venecia, con la presencia de China y Rusia. Más tarde se sumarán al debate el resto de los países. La negociación puede tardar años en dar su fruto.