Urgente: salvar la industria española
Estrategia: Se necesita un plan nacional para apuntalar la recuperación del sector manufacturero, que ha perdido 615.000 empleos desde el inicio de la crisis.
La industria llegó a representar casi el 40% de la economía española en los años setenta. Eran los años dorados de actividades como la siderurgia, el textil, los astilleros y la minería, que ejercían de motor del crecimiento y daban trabajo fijo y bien remunerado a decenas de miles de españoles. La reconversión industrial de la década de los ochenta, la globalización y la reciente crisis económica han rebajado hasta el 15% el peso del sector en el producto interior bruto (PIB), tres puntos menos que la media de la zona euro. Desde el fatídico año 2008, la industria ha perdido 615.000 puestos de trabajo.
El deterioro se ha frenado en los últimos dos años, pero todavía queda mucho trabajo por delante para cumplir el objetivo de que la industria alcance el 20% del PIB a finales de esta década, como marca la Unión Europea.
PACTO DE ESTADO
Economistas, empresarios y sindicatos coinciden en que la llegada de un nuevo Gobierno al poder es una buena ocasión para poner en marcha un plan nacional que frene la desindustrialización y siente las bases de un nuevo modelo productivo sostenible y generador de empleo de calidad. Sin un sector industrial pujante e innovador, sostienen los expertos, será imposible consolidar la recuperación y volver a disfrutar de los niveles de bienestar previos a la crisis.
Máximo Blanco, secretario de Estrategias Industriales de CC OO, cree que es urgente ponerse manos a la obra si España no quiere quedarse atrás “en la carrera que impone la competitividad global”. Blanco aboga por un pacto de Estado para evitar “lo que estamos padeciendo desde la instauración de la democracia en este país: que las políticas industriales tienen una vigencia de legislatura, empezando de cero cada vez que se renueva el Gobierno de turno”.
El decano de la Facultad de Derecho y Economía de la Universidad Camilo José Cela, José Luis Curbelo, sostiene que para revertir el proceso de desindustrialización es imprescincible mejorar una “competitividad sostenible” basada no en el abaratamiento de los costes laborales y sociales o en el incumplimiento regulatorio, sino en una mejora sostenible de la productividad que incorpore conocimiento e innovación. A juicio de Mario Armero, vicepresidente ejecutivo de la Asociación Nacional de Fabricantes de Automóviles y Camiones (ANFAC), lo fundamental es mejorar todos aquellos factores de entorno que hacen más competitivas a las fábricas instaladas en España: la logística, la fiscalidad, la formación, la I + D + i y los costes energéticos.
Un sector en declive
Evolución del índice de producción industrial (IPI).
Menos trabajo
Empleos en la industria
EMPRESAS FAMILIARES
Un obstáculo a la modernización de la industria mencionado frecuentemente por los economistas es el tamaño medio de las empresas españolas, muy inferior al de la mayoría de los países de la zona euro. Muchas pymes españolas (las que tienen entre 1 y 250 empleados) carecen de experiencia internacional, de plan estratégico o de estructura comercial, lo que las hace menos competitivas. Por si fuera poco, los pequeños y medianos empresarios españoles están entre los que más dificultades tienen para acceder al crédito de toda la eurozona y soportan una carga burocrática y regulatoria superior a la de sus competidores europeos.
José Luis Curbelo, que coordinó recientemente un número monográfico sobre la industria de la revista 3ECONOMI4, del Consejo General de Economistas, defiende que en el proceso de reindustrialización debe desempeñar un papel central la empresa privada. El profesor de la Universidad Camilo José Cela subraya que salvo algunas líderes en sus respectivos mercados, en innovación y con prácticas de gestión “modélicas”, las empresas españolas adolecen de importantes defectos que las hacen menos competitivas, entre los que menciona el bajo crecimiento de la productividad, la escasa creación de empleo, las formas poco innovadoras de organización industrial, una organización del trabajo y unas políticas de recursos humanos mejorables, unas relaciones laborales caracterizadas por la desconfianza y una actitud reactiva de empresarios y trabajadores ante las innovaciones tecnológicas.
Máximo Blanco apunta que un factor esencial para reindustrializar España pasa por mejorar infraestructuras como el transporte por ferrocarril para reducir el coste de la logística y abaratar las exportaciones. Blanco considera que es esencial reducir la brecha digital con el resto de la UE, definir un modelo energético para atender las necesidades de las empresas y de los ciudadanos, incrementar los gastos en I + D + i y mejorar el sistema educativo para que pueda atender las necesidades de la actividad industrial y generar empleo cualificado.
En los útlimos años, toda la industria europea viene haciendo frente a una durísima competencia de los fabricantes asiáticos. Las importaciones de acero chino a bajo precio —una práctica que los productores europeos califican de dumping (vender por debajo del valor de mercado)— están dañando a la siderurgia española, muy castigada ya por los altos costes de la energía.
El pequeño tamaño de las empresas frena la modernización
El automóvil es el sector que mejor ha aguantado la crisis
Un ejemplo de las dificultades por las que atraviesa el sector es el anuncio de cierre de la planta de la multinacional siderúrgica Arcelor Mittal en Zumárraga (Guipúzcoa) y la puesta en marcha de un expediente de regulación de empleo para los más de 300 trabajadores de su centro de Sestao (Vizcaya). En un intento de paliar la situación, el Gobierno vasco ha auspiciado la creación de la Mesa del Acero Vasco, integrada por empresarios, administración y sindicatos.
Es un modelo de cooperación que defiende Máximo Blanco. “Es fundamental que en el proceso de reindustrialización nos involucremos todos: las administraciones central y autonómicas, el Parlamento y los partidos políticos que lo sustentan, además de la patronal y los sindicatos”, sostiene el sindicalista.
En opinión de Mario Armero, la clave para hacer frente a la competencia de otros países es aumentar la calidad de los productos made in Spain, además de incrementar la digitalización de las factorías y la fabricación de nuevos productos como en el caso de la automoción española, que ya fabrica vehículos eléctricos, de gas e híbridos. El automóvil es precisamente el sector industrial que mejor ha aguantado la crisis gracias a su alto grado de competitividad, al buen entendimiento entre las empresas y los sindicatos y a las ayudas públicas de los planes PIVE.