La economía perderá carrerilla
El crecimiento de la economía española va a perder fuelle el año que viene. Todo lo que hizo que se envalentonara explica que ahora vaya a frenarse.
Previsiones de crecimiento para España
En %, media de consenso del Panel de Funcas
El ministro de Economía en funciones, Luis de Guindos, ha pronosticado que 2016 se cerrará con un crecimiento de la economía española superior al 3%. Es un ritmo más alto que el de las propias previsiones iniciales del Gobierno, al de las del Banco de España (el 2,7%, dijo en abril) y a las previsiones económicas de mayo pasado de la Comisión Europea (2,6%). Mientras, las estimaciones que maneja la mayoría de servicios de estudios de institutos, patronales y bancos, recogidos en el Panel de Funcas, apuntan a un 3% o incluso más. España no es el país de la UE que más riqueza genera, pero sí figura entre los que más crecen, con Irlanda o Chipre, al margen de cómo se reparta.
Sin embargo, cuando se piensa en el año que viene, existe unanimidad: este empuje se desinflará, según quién formule el augurio, entre medio punto y un punto porcentual del producto interior bruto (PIB).
¿Por qué este frenazo? Hay una combinación de factores, de dentro y de fuera. “España tiene una dinámica propia, y la misma que explica un crecimiento mayor que el de otros países desarrollados explica que la tendencia se modere”, explica María Jesús Fernández, economista sénior de Funcas. Los efectos del empuje que se derivó de la bajada de impuestos (en esencia, el impuesto sobre la renta), la caída de los precios del petróleo, unos tipos de interés por los suelos y la compra en masa de deuda por el Banco Central Europeo (BCE) no dan más de sí.
Además, Fernández compara la retracción de la demanda con el agua retenida tras una gran compuerta: “Al principio de la recuperación, cuando se abren las compuertas, se le da salida a toda la demanda contenida no satisfecha, pero más tarde el impulso se agota”. Las previsiones de la propia Funcas sobre el consumo de los hogares se eleva al 3,3% para este año, pero se quedan en el 2,2% en 2017. “Un 2,2% es un crecimiento elevado, y se explica porque hay más gente trabajando”, añade.
El empleo crecerá a menor ritmo en 2017
El recorte del gasto público se dejará notar
El economista y consultor Alejandro Inurrieta coincide en el impacto de los llamados “factores exógenos” o ajenos a nuestra economía, pero a su juicio, el elemento que más contribuirá al frenazo de 2017 es el recorte del gasto público que Bruselas exige que España cumpla con el listón de déficit público al que se había comprometido el Gobierno.
El incumplimiento de 2015 (que cerró con un déficit del 5,1%, muy por encima del 4,2% pactado) puso sobre la mesa la amenaza de una multa de hasta 2.000 millones de euros. El verano pasado, la Comisión Europea no se puso de acuerdo para aprobar esta sanción, pero cambió de estrategia y planteó una amenaza de congelación de ayudas europeas.
Al mismo tiempo, el Ejecutivo comunitario marcó una nueva senda hasta 2018 que requerirá recortes por valor, como mínimo, de 10.000 millones de euros, que equivalen a un punto porcentual del PIB español. Bruselas quiere que el déficit nominal se sitúe en el 4,6% del PIB en 2016, no pase del 3,11% en 2017 y descienda hasta el 2,2% al año siguiente.
El año pasado, que ya era electoral, además de adelantar la bajada del IRPF, el Gobierno incrementó el consumo y la contratación públicos. 2016 sigue siendo electoral.
Otro elemento perturba: la menor creación de empleo que se espera, subraya Inurrieta. El verano terminó con sabor amargo: la Seguridad Social perdió casi 145.000 ocupados para quedarse en 17,69 millones, en el que supuso el mayor descenso en ese mes desde el primer año de la crisis, 2008. El BBVA apunta que en 2017 puede crearse, a resultas de la desaceleración económica, el 40% menos de empleo que este año.
“En España se ha creado mucho empleo, pero datos como los de agosto nos recuerdan que es un empleo muy débil, sometido a una elevada rotación”, comenta Josep Lladós, profesor de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).
La estrategia de la devaluación salarial, añade Lladós, también influye en un consumo que de cara al año próximo se perfila más moderado: “Hay más gente trabajando, pero con estos salarios, más bajos en el segmento de quienes cobran menos, tiene un techo”. Según la última Encuesta de Población Activa (EPA) del segundo trimestre, hay 434.400 ocupados más respecto de 2015. “La pérdida de impulso del primer mercado para las exportaciones españolas, que es la eurozona, pesa igual que un impulso monetario del BCE que ya no da más de sí”, señala.
La economía mundial, pese a que el Fondo Monetario dice que crecerá el 3,1% en su conjunto este año, está plagada de incertidumbres, apunta Inurrieta. Las menores tasas de crecimiento de China y el fin del ciclo expansivo en EE UU, entre ellas.