Mercado de trabajo y devaluación salarial
No sólo ha descendido el salario real, sino también, y es más preocupante, el salario monetario. Pero el de quienes ganan más ha seguido subiendo.
La Gran Recesión ha tenido en España un efecto mucho más intenso en la destrucción del empleo y en el aumento del paro que en prácticamente todos los países europeos (Grecia sería la única excepción dentro de la Unión Europea). De hecho, desde el inicio de la misma a finales de 2007, el paro ha aumentado en más de tres millones de personas, casi el 20% más, hasta situarse en el tercer trimestre de 2015 en casi cinco millones, con una tasa de paro del 21,2%, casi el triple que ocho años antes. Junto al aumento del paro, los salarios han tenido también en España un comportamiento más negativo que en la mayoría de los países de la UE. Así, el sueldo real (eliminando el efecto de la inflación) ha descendido en más del 7% desde 2010 hasta 2014, lo que significa una notable pérdida del poder adquisitivo del conjunto de los trabajadores. Y no sólo ha disminuido el salario real, sino que desde finales de 2012 también lo ha hecho, lo que es más preocupante, el salario monetario.
Además, este importante proceso de devaluación salarial es muy desigual, ya que, según la estadística de deciles salariales de la EPA del INE, ese proceso no afecta a todos los trabajadores, sino que se concentra entre los asalariados con retribuciones más bajas, que ya caían desde 2009, mientras que el sueldo de quienes más ganan ha seguido creciendo prácticamente sin interrupción a pesar de la crisis económica. Por ello, la diferencia salarial entre los trabajadores con percepciones más altas y quienes las reciben más bajas ha aumentado continuamente. Así, el salario medio del 10% que más ganaba en 2008 multiplicaba por 7,3 veces el sueldo medio del 10% de quienes menos ganaban; en 2014, último dato disponible, quienes más reciben multiplican por 11,2 veces ese salario más bajo.
Pero es que los dos fenómenos, el aumento del paro y la devaluación salarial, están relacionados. Por un lado, por la incidencia del descenso de las retribuciones en el consumo privado y en el agravamiento de la crisis, como lo demuestra que en 2012 la economía española entró en una nueva recesión por el efecto conjunto de la política de austeridad fiscal y de la caída de los salarios. Por otro lado, porque el considerable aumento del paro debilita la capacidad negociadora de los trabajadores, sobre todo de quienes perciben menor salario, lo que explicaría el retroceso de los sueldos. Esta pérdida de capacidad negociadora de los trabajadores se ha agravado aún más por la estrategia deliberada del Gobierno, como consecuencia, principalmente, de la reforma laboral de 2012. Ésta ha supuesto un mayor poder de los empresarios en detrimento del de los trabajadores y sus representantes, por varias razones: el aumento de la amenaza de despido por la mayor facilidad y menor coste de aquél que establece la reforma, la posibilidad de que los empresarios bajen unilateralmente los salarios sin que ello requiera de negociación ni acuerdo con los trabajadores y el considerable debilitamiento de la negociación colectiva. Todo ello se deriva de cambios como la prioridad aplicativa de los convenios de empresa, la mayor facilidad de las compañías para la reducción salarial y el final de la ultraactividad.
Devaluación salarial y más paro van juntos
Ha menguado el poder negociador del trabajador
Además de obedecer a la pérdida de capacidad negociadora de los trabajadores derivada del aumento del paro y de la estrategia deliberada del Gobierno, la disminución de los sueldos medios de los trabajadores se debe también a la precariedad del empleo. Éste a tiempo parcial ha aumentado de modo considerable desde el inicio de la crisis, mientras que ha disminuido el trabajo a tiempo completo, y han avanzado las tasas de parcialidad y de temporalidad que acompañan a la recuperación económica, ya que los salarios de los empleos a tiempo parcial y los de los trabajadores con contratos temporales son muy inferiores a los que perciben quienes los tienen a tiempo completo y los indefinidos.