Migajas para quienes llevan más de un año sin trabajar
Este abril termina el plazo para solicitar la ayuda especial para quienes llevan más de un año sin trabajar ni cobrar subsidio. Ha podido optar a él un 13% de las personas en esta situación.
Son cálculos del propio Gobierno: hasta 450.000 ciudadanos cumplen sobre el papel los requisitos para percibir una ayuda temporal, entre los 3.352.900 parados de larga duración y un total de parados de 5.457.700, según la última Encuesta de Población Activa (EPA) de 2014.
Si ponemos la lupa sobre la cifra, el drama se intensifica: un parado se considera de larga duración si lleva más de 12 meses sin trabajar. Pero los que llevan más de dos años sin empleo (2,38 millones) casi triplican a los que llevan más de un año y menos de dos (965.000).
Vale la pena, por otra parte, considerar en qué estado llega a llamar a la puerta la minoría que sí puede: uno tiene que haber trabajado en el pasado, llevar más de un año sin trabajar –dentro de los últimos 18 meses–, acreditar que ha estado buscando empleo “activamente” y haber perdido el trabajo de forma “involuntaria”.
Pero el plazo de 12 meses en paro se tiene que cumplir cuando la persona haya agotado ya cualquier subsidio o renta de inserción de las que existen para cuando se termina la prestación por desempleo. Además, para optar es obligado pasar por la travesía sin ingresos teniendo responsabilidades familiares, y haber estado inscrito en las oficinas de empleo en diciembre.
La leve animación del mercado laboral en los últimos meses ha arrojado un dato positivo para este colectivo de parados de larga duración: hay 21.800 personas menos en esa situación según la última Encuesta de Población Activa de 2014 (aunque durante el trimestre final del año se incrementó en 7.500).
CASI SIETE VECES MÁS
La proporción de desempleados durante más de un año respecto del total en el país no es muy superior en España que en su entorno –antes de la crisis era incluso algo inferior.
Sin embargo, el volumen alarmante de trabajadores en paro dispara el peso de los de larga duración sobre la población activa (casi tres veces más que en la UE, véase el gráfico). Antes de la crisis sumaban un 28% del total (en 2006 había 523.000, según la EPA), cuando hoy suponen un 50,1%.Tanto en España como en Europa, 6 de cada 10 parados de larga duración son mujeres.
El informe Los parados de larga duración en España en la crisis actual, de las investigadoras de FEDEA Sara de la Rica y Brindusa Anghel para Laboratorio de Alternativas alertaba el año pasado sobre las posibles causas estructurales que enquistan en problema en España: jóvenes que han abandonado la escuela tras la educación obligatoria, cantidad de trabajos sustituibles por máquinas y un sistema educativo desalineado con lo que piden las empresas en la zona en la que vive el afectado. De modo que la solución pasa por más formación y de recolocación.
El citado informe despertó rechazo entre sindicatos y organizaciones sociales al vincular “la generosidad de los subsidios de desempleo” y la cronificación de la situación de parado, aunque las autoras precisan que para que ésta no se dé, “es imprescindible diseñar medidas adecuadas que aseguren que la situación de ocupado sea siempre preferible a la de parado”. Tras esta recomendación puede interpretarse no sólo que las ayudas deben ser inferiores, sino que las condiciones laborales deben ser mínimamente dignas.
El 60% de parados de larga duración son mujeres
Llevan más de dos años sin empleo 2,38 millones
En todo caso, el parado de larga duración, que para recibir los 426 euros mensuales debe asumir un “compromiso de actividad” y seguir un “itinerario” de los servicios de empleo, pierde la ayuda si rechaza cualquier oferta “adecuada” (aunque sea a tiempo parcial). Si la acepta, no supone perder la ayuda, según las condiciones, y el empresario tendrá “incentivos”: si contrata a uno de ellos, sólo le toca pagar la diferencia de salario por encima de la ayuda.