Una recuperación lenta e incierta
Habrá que esperar al menos hasta 2022 para volver a los niveles de actividad y empleo previos a la emergencia sanitaria.
La recuperación del mazazo económico del coronavirus no va a tener exactamente forma de V, como esperaban los más optimistas en los primeros días de confinamiento. El Banco de España, que presentó el 22 de abril sus primeros cálculos sobre el alcance de la crisis que se avecina, cree que en 2021 se recuperará “una parte significativa” de la actividad y del empleo que se va a perder este año, aunque no será suficiente para volver a los niveles previos al estallido de la emergencia sanitaria. Para ello habrá que esperar, al menos, a 2022.
La profundidad de la recesión y el vigor de la remontada posterior van a depender fundamentalmente de dos factores: la duración de las medidas de aislamiento y la cuantía de los daños que sufra el tejido productivo. El Banco de España advierte de que la incertidumbre sobre si, una vez levantado el actual estado de alarma, será necesario adoptar más medidas de confinamiento para frenar nuevos brotes de contagio impide calcular con exactitud el alcance de la crisis. Por ese motivo, sus economistas han optado por elaborar tres escenarios alternativos. El más optimista prevé una normalización casi completa de la actividad económica nada más terminar las ocho semanas de confinamiento; el segundo, una vuelta a la normalidad en el último trimestre tras ocho semanas de confinamiento, y el tercero, el más pesimista, una recuperación incompleta a finales de año después de 12 meses de confinamiento.
Castigo al turismo
En el primer escenario, el producto interior bruto (PIB) español retrocedería un 6,6% este año con respecto a 2019. En el segundo, la caída se acentuaría hasta el 8,7%, y en el tercero se precipitaría hasta un 13,6% debido, principalmente, a las pérdidas adicionales que sufrirían el turismo, la hostelería y el ocio, que van a ser los sectores más castigados por la recesión. En cualquiera de los tres casos, la caída del PIB sería la más pronunciada desde el retorno a la democracia y netamente superior a la registrada en el peor año de la reciente crisis financiera (-3,8% en 2009).
Los economistas del Banco de España subrayan que la fuerza de la recuperación en 2021 también dependerá de cuál de los tres escenarios se haga realidad. Según sus cálculos, la economía española crecerá el 5,5% (escenario 1), el 6,1% (escenario 2) o el 8,5% (escenario 3), dependiendo del número de empresas que quiebren y del número de puestos de trabajo que se destruyan durante la peor fase de la recesión.
Como ya ocurrió en la pasada crisis financiera, el coronavirus se va a llevar por delante millones de empleos. El Banco de España estima que la tasa de desempleo, que cerró el año pasado en el 13,7% de la población activa, ascendería hasta el 18,3% en el primer escenario, el 20,6% en el segundo y el 21,7% en el tercero. En 2021 el paro retrocedería hasta el 17,5%, el 19,1% o el 19,9%.
La crisis tendrá también un impacto tremendamente negativo sobre las finanzas públicas, consecuencia de las enormes partidas destinadas a paliar los daños causados a trabajadores y empresas por la caída de la actividad. Según las estimaciones del Banco de España, en 2020 el déficit público se situaría en el 7,2%, el 8,9% y el 11% del PIB en cada uno de los tres escenarios. La deuda pública llegaría hasta el 110%, 115% y 122% del PIB, respectivamente, comparada con el 95,5% de finales de 2019.
“Una vez superada la fase más aguda de crisis a corto plazo, la actividad comenzaría a recuperarse a un ritmo que, en todo caso, dependerá de la percepción del riesgo sanitario en los próximos meses y de la capacidad de reactivación de la parte del tejido productivo más dañada por el actual parón de la actividad”, señala el Banco de España. “Es necesario resaltar, en cualquier caso, la naturaleza provisional de estos cálculos, que necesariamente habrán de ser sometidos a una revisión continuada en los próximos meses, a medida que se vaya disponiendo de nueva información”.