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En la niebla del euro

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Marzo 2019 / 67

Hace 20 años nació la moneda única y se dijo que primero convergerían las políticas y después, las economías. Ninguna predicción se ha cumplido.

El euro surgía en los libros de contabilidad de las empresas y de los bancos hace 20 años, poco antes de pasar a ocupar nuestros monederos. Se nos prometía entonces que el funcionamiento de las economías iría convergiendo, antes de llegar a la convergencia política. Hoy no tenemos ninguna de las dos. 

Ha habido convergencia, pero no donde debía haberla. Los ritmos de inflación se han aproximado claramente, pero ese movimiento se había iniciado antes de la creación de la moneda única debido a las políticas restrictivas de los bancos centrales y a la llegada de productos chinos baratos.

También han convergido los tipos de interés a los que toman prestado los diferentes Estados de la zona euro. ¡Pero no había nada de bueno en ello! En efecto, considerar que las economías de Grecia, Portugal y algunos otros países habían pasado a ser tan potentes como la de Alemania, con una capacidad idéntica de devolver su deuda, era un análisis absolutamente erróneo que preparó la crisis de la zona.

 

DIVERGENCIAS

Por el contrario, no ha habido convergencia de la riqueza. Según los datos de la sociedad de gestión de activos Candriam, la diferencia entre el PIB por habitante más elevado y el más bajo en el seno de la zona —sin contar los países del Este—, que era de alrededor de 2,5 en la décad de 1980, es casi de 4 hoy. Tampoco ha habido convergencia social: la instauración de la figura del trabajador desplazado hace que los modelos sociales compitan entre sí; no hay norma común que defina un salario mínimo europeo (por ejemplo, al menos el 80% del salario medio). Y no ha habido, es un eufemismo, convergencia fiscal. La zona euro es, de hecho, la mayor zona de competitividad fiscal del mundo. ¡Europa es el mayor proveedor de paraísos fiscales del mundo!   

Finalmente, el euro no ha acabado con la supremacía del dólar. La moneda única se ha impuesto como la segunda moneda en importancia, pero muy detrás del dólar, y su porcentaje disminuye desde 2008.

 

SOLUCIONES IMPOSIBLES 

¿Habríamos vivido mejor sin el euro? No se puede reescribir la historia. Con moneda única o sin ella, hay que controlar los déficits y la deuda. Y la zona euro cuenta con márgenes de maniobra presupuestaria, gracias a los cuales Francia va a superar este año el 3% del PIB sin provocar la ira de Bruselas. Grecia habría sufrido tambien la austeridad, pero habría sido menor si hubiera devaluado su moneda. En Francia también, pero seguramente con unos tipos de interés sobre la deuda más elevados.

¿Cuánto? ¿Durante cuánto tiempo? Imposible saberlo. 

Se puede soñar con una zona euro ideal. Tendría, por ejemplo, un presupuesto para inversiones públicas, diferenciado del gasto corriente y destinado al ámbito digital y ecológico, un mecanismo de reestructuración de las deudas, se pondrían en entredicho los paraísos fiscales europeos…

No hay una norma común que defina el salario mínimo

La zona euro es el área de mayor competitividad fiscal

Es deseable una convergencia estructural de las economías, pero para ello hay que obligar a Alemania a reducir el desequilibrio de su enorme superávit externo. Se puede querer reducir las desigualdades con un impuesto común y progresivo sobre los grandes patrimonios y las rentas altas, una acogida decente y coordinada de los migrantes, etcétera.

Pero nada de esto ocurrirá. La zona euro sigue siendo una suma de egoísmos nacionales, con unos dirigentes sin ambición política, sin un proyecto colectivo. El listón para lograr que la zona tenga éxito es demasiado alto para ellos. Sin embargo, el coste de desmontarla sería también demasiado alto. Creer que Francia iría mucho mejor fuera de la zona euro es una ilusión.

El futuro lo escribirán, pues, unos electores en función de consideraciones nacionales. ¿Hacía qué proyecto? ¡Hacia el brexit y los populistas italianos o hacia el socialista español Pedro Sánchez y un mayor espacio para los movimientos ecologistas? ¿Qué será del euro dentro de 20 años? Nos hallamos sumidos en una niebla total.