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Punto final al modelo energético

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Julio 2015 / 27

Hemos llegado a una bifurcación crucial: o agonizamos o nos pasamos a las renovables. La elección es clara y no existen ya impedimentos tecnológicos ni económicos

ILUSTRACIÓN: PEDRO STRUKELJ

Al conjunto de las tres generaciones actuales nos ha correspondido la responsabilidad de organizar el final ordenado de un modelo energético basado en la quema indiscriminada y primitiva de todo tipo de vegetales y organismos muertos, por un nuevo modelo basado en el aprovechamiento directo de la inmensa fuente de energía que nos provee el sol.

Así es el orden universal que genera y guarda la vida y así, afortunadamente, hoy estamos en condiciones no sólo de comprender,  sino de aprovecharlo tecnológicamente. 

El gran pensador y científico Ervin Laszlo nos pone de manifiesto que en nuestra evolución hemos ido avanzando a través de caminos (modelos) con finales de recorrido, en los que hay que adoptar nuevos modelos que nos permitan llegar hasta una nueva bifurcación. Y el mecanismo que nos indica que estamos llegando a estas bifurcaciones no es otro que las propias actitudes del comportamiento económico y social. 

Cuando nos acercamos a una bifurcación (final de un modelo), entramos en una primera etapa caracterizada por todo tipo de oscilaciones de comportamiento social, económico, de inquietudes, ideas, estudios,  denuncias y propuestas contrapuestas. En definitiva, entramos en una primera fase de acumulación de informaciones, búsqueda de soluciones y constatación de las necesidades de cambio, como en la que nos encontramos ahora. 

De esta forma nos aproximamos a una segunda fase o etapa, que culmina en un punto de caos (como lo denomina Ervin Laszlo), en la que disponemos de un tiempo relativamente corto para poder elegir cuál va a ser este nuevo modelo.

El control de la energía es esencial para los centros de poder

¿Cómo podemos progresar sobre la base de destruir ecosistemas?

Si llegados a este punto elegimos una opción de cambio, podremos iniciar un nuevo camino de progreso hacia una nueva bifurcación. Si por el contrario elegimos la continuidad del modelo, entraremos inexorablemente en el camino del colapso. 

No cabe duda que tras ocho años de marcadas oscilaciones, nos encontramos ya en el final de la primera etapa, entrando en la fase de decisión, y por tanto de necesidad al tiempo que de posibilidad, de afrontar un cambio tecnológicamente al alcance de nuestros conocimientos actuales. Un cambio de modelo que sin duda conlleva una gran carga de responsabilidad en tanto que supone elegir el único camino de esta bifurcación con posibilidades de preservar el tejido de la vida y poder continuar progresando en nuestra evolución en busca de respuestas al qué, al cómo y al porqué de nuestra existencia.

Aurèlia Mañé, profesora de Política Económica de la Universidad de Barcelona y compañera del colectivo CMES, nos planteaba recientemente en su blog de opinión el reto de aprovechar este cambio de modelo energético para construir también un cambio social que garantice el acceso a la energía como un derecho universal de todo el tejido de la vida y no como un mero cambio de fuente en poder de las mismas manos  y centros de poder.

Estos centros de poder, desafortunadamente, de manera consciente o inconsciente y posiblemente ante la indolencia circunstancial de todos, han acabado convirtiendo el control de la energía en una herramienta de generación de guerras, conflictos, pillerías, pobreza y desestabilización social.

Realmente es imposible separar energía y vida. La vida no es viable sin energía, pero la energía no tiene sentido de existir si no es para posibilitar la vida.  

Por esta razón, llegados a este punto de nuestra evolución, hay que elegir un nuevo rumbo social y un nuevo modelo energético, y para ello conviene preguntarnos hacia dónde nos puede conducir un modelo energético que agota sus fuentes, mantenido solamente por el destrozo de los ecosistemas y la desestabilización del clima, para acabar atendiendo una demanda social de energía de manera totalmente injusta y desequilibrada, generadora de una espiral de luchas por el control de los últimos recursos.

 

PROGRESO EVOLUTIVO

¿ Cómo pensamos poder continuar nuestro progreso evolutivo destruyendo nuestro soporte vital, contaminando y malversando sus potenciales renovables?

ILUSTRACIÓN: PEDRO STRUKELJ

¿Cómo es posible pensar que podremos  progresar, económica y socialmente, sobre una base de destrucción de los ecosistemas, desestabilización social y generación de migraciones masivas?

La respuesta es que en nuestra bifurcación no es posible progresar si no iniciamos una nueva simbiosis entre modelo social y modelo energético. En este sentido, la propia naturaleza descentralizada de las fuentes renovables de la energía y la facilidad tecnológica actual de su aprovechamiento nos ofrecen la posibilidad de acceso universal a casi todas ellas y, por tanto, la posibilidad de garantizar un desarrollo social perdurable en todos los diferentes ecosistemas del planeta.

Cada colectivo dispone a su alcance de fuentes de energía sobradas para atender sus necesidades responsables y, por tanto, podemos afirmar que garantizar el acceso a estas fuentes como un derecho universal es totalmente viable y condicionado solamente a nuestras decisiones de organización social.

Estamos en un momento de nuestra historia en el que se pone a prueba nuestro grado de madurez, tanto individual como de organización social, y sólo de ello dependerá también la configuración del nuevo modelo energético.

Es un modelo en el que únicamente cabe el aprovechamiento de las fuentes renovables de acceso a la energía para poder garantizar la estabilidad social necesaria que nos permita recuperar y custodiar nuestro planeta y todos sus sistemas de mantenimiento y protección de la vida.

Muchas sociedades, posiblemente las más avanzadas democráticamente, muestran ya que el cambio a un modelo energético basado en el 100% en fuentes renovables induce y facilita también el establecimiento de nuevas sensibilidades y escalas de valores en el comportamiento social, abriendo nuevos horizontes de progreso tanto económico como laboral y, por tanto, de mejor autoestima individual y colectiva.

La falta de madurez democrática retrasa el nuevo modelo

Ningún gran cambio en la evolución ha sido por motivos monetarios

Otras sociedades, como la española, aun disponiendo de tecnología y una cantidad enorme de fuentes renovables de energía, necesitan de un mayor esfuerzo previo de madurez democrática que permita corregir modelos energéticos equivocados, condicionados por decisiones alejadas de los  intereses generales del progreso social. 

Sin duda, esta falta de madurez democrática retarda la elección del nuevo modelo y hace que nuestra etapa de decisión sea socialmente más opaca y nuestro punto de caos, más difuso. En definitiva, provoca que el sufrimiento social y económico resulte todavía mayor, y nuestro futuro, más incierto. 

Algunos centros de poder aprovechan esta inmadurez social para difundir mensajes poco responsables como que “las fuentes renovables no son viables”, que “el cambio climático es una patraña”, que “tenemos combustibles fósiles para una eternidad” y todo ello impulsado solamente por la comodidad de mantener sus estatus sin tener que evolucionar hacia nuevos modelos o simplemente para exprimir al máximo sus crecientes beneficios sin importar el desastre ecológico y el endeudamiento económico que estamos originando sobre nuestras generaciones futuras.

Otras voces supeditan la viabilidad del cambio de modelo energético a fuentes renovables en función del coste monetario. Pero en este sentido cabe considerar que ningún cambio importante de nuestra evolución se ha producido por motivos de menor coste monetario.

El bronce era más caro que la piedra y ésta no se estaba agotando. La máquina de vapor era más cara que la rueda hidráulica y los caudales de agua eran renovables y gratuitos. La infraestructura del ferrocarril era más cara que los caballos y éstos no se estaban extinguiendo. Los procesadores de textos eran más caros que las máquinas de escribir. El petróleo era muchísimo más caro que el carbón y éste no se estaba agotando. 

Es decir, en todas las bifurcaciones de nuestra historia hemos elegido un cambio de modelo que nos ha permitido seguir avanzando, con más o menos acierto, pero nunca por ser más barato.

 

EL SINSENTIDO DE LAS DUDAS

No tiene, pues, ningún sentido que todavía existan dudas en nuestra sociedad, en nuestros órganos de gobierno y en algunos sectores de nuestra intelectualidad respecto de adoptar con fuerza y determinación el camino a un modelo energético basado en el 100% en renovables.

Por primera vez hemos llegado a una bifurcación donde el conocimiento científico y tecnológico nos permiten iniciar un modelo energético de progreso y paradójicamente más barato que la actual extracción y quema de los combustibles fósiles y el uranio, si contabilizamos todos sus costes sociales, ambientales, sanitarios y bélicos, y con la salvedad añadida de que estos recursos son finitos y en proceso de agotamiento a corto plazo.

Por otro lado, es evidente que no es posible sustituir un modelo energético si no es a través de un plan de acción en el tiempo que permita adaptar tanto nuestros sistemas generadores como nuestros sistemas productivos, económicos y financieros.

Urge un sistema financiero fuera de las prácticas de casino

La transición energética no sólo es posible, sino también imprescindible

Para ello solamente necesitamos la suficiente  convicción para configurar un plan de viabilidad que prevea el establecimiento de un marco de transición que garantice cuatro puntos básicos:

1. Un sistema regulador y de gobernanza que asegure la estabilidad del sistema energético, especialmente durante el período de transición.

2. Una ordenación en el tiempo, suficiente para poder sustituir de forma inmediata los sistemas energéticos amortizados, con prioridad el sistema de fisión nuclear, al tiempo que acabar de amortizar las últimas inversiones basadas en los combustibles fósiles, que deben servir para asegurar el período de transición.

3. Un sistema financiero que abandone las prácticas de casino de apuestas y pase a gestionar la progresiva internalización de la factura exterior de combustibles fósiles y uranio en favor de la implementación progresiva de los sistemas de aprovechamiento de las fuentes renovables.

4. Abandonar las prácticas de picardía especulativa y poner la economía al servicio de las acciones empresariales productivas para facilitar que éstas puedan adaptarse, como así ha sido a lo largo de nuestra historia, a los nuevos escenarios y oportunidades de mercado que supondrá la transición a un modelo energético basado por completo en fuentes renovables.

Sobran argumentos tanto técnicos como económicos (1) y morales para advertir que la transición a un modelo energético que se base únicamente en fuentes renovables no tan sólo es posible, sino que es imprescindible. Pero en definitiva, de nosotros como sociedad depende elegir entre ser soberanos de nuestro futuro energético y modelo social, integrados en un mundo más armónico, biodiverso y socialmente más justo, o continuar siendo súbditos sumisos de unos cuantos oligopolios del control de la energía que, anclados en sus beneficios fáciles y acosados por el propio agotamiento de los combustibles fósiles y el uranio, continuarán destrozando consciente o inconscientemente los ecosistemas, la convivencia social y el tejido de la vida hasta agotar el último recurso.

 

Necesitamos un plan de transición energética

Cuadro conceptual que combina los cambios en energía y su evolución en 35 años

1. Riba Romeva, C., Facturas energéticas de los combustibles fósiles. Dependencias y desigualdades, Editorial Octaedro, Barcelona, 2015.

Sans Rovira, R.; Pulla Escobar, E., El colapso es evitable. La transición energética del siglo XXI (TE21), Editorial Octaedro, Barcelona, 2013.

Riba Romeva, C., Recursos energéticos y crisis. El fin de 200 años irrepetibles, Editorial Octaedro, Barcelona 2012.

CMES, Colectivo para un Nuevo Modelo Energético y Social Sostenible. Asociación creada en julio de 2012. www.cemescollective.org