Europa se deteriora
AFTER: El culebrón del brexit ha hecho que nos olvidemos de ello: Europa se deteriora. En un momento en que los problemas ecológicos, geoestratégicos y comerciales deberían llevar a los Estados a fortalecer la Unión, prima el cada uno a lo suyo. Algunos Gobiernos, sobre todo del Este, reivindican esta actitud; otros, al Oeste, si nos fijamos bien, no se portan mejor. Así, Alemania quiere bajar el presupuesto europeo para los próximos siete años a un 1% del PIB europeo, ¡un techo aún más bajo del que impuso Margaret Thatcher hace 30 años! Francia, por su parte, bloquea cualquier ampliación a los países candidatos de los Balcanes, en nombre de la idea de que, antes de ampliar hay que profundizar. Pero ¿qué profundización quiere realmente Emmanuel Macron? ¿La defensa europea? Desde el punto de vista de París esta consiste sobre todo en hacer que nuestros socios compartan el coste de las intervenciones exteriores y de los programas de armamento franceses y seguir conservando celosamente el control de nuestra fuerza nuclear y el puesto en el Consejo de Seguridad. ¿La democratización de las instituciones? Emmanuel Macron acaba de mostrar lo poco que le atrae el tema intentando imponer al Parlamento europeo una Comisión negociada sobre una base estrictamente intergubernamental, despreciando el espíritu de los tratados. El Parlamento europeo se la ha devuelto rechazando, no sin razón, la candidatura de Sylvie Goulard. En estas condiciones las instituciones encargadas del interés general (Parlamento, Comisión, Banco Central) tienen que remar en el buen sentido para desarrollar las inversiones comunitarias para la transición ecológica, crear un seguro de desempleo europeo, etcétera. En resumen, medidas concretas para volver a dotar de sentido a la Unión.
PLURALISMO: Los principales medios de comunicación franceses están en manos de grupos ajenos al sector. Les Echos y Le Parisien pertenecen a Bernard Arnault, accionista principal de LVMH, Le Figaro, al fabricante del caza Rafale, Libération al grupo de telecomunicaciones de Patrick Drahi y Le Monde (en parte) al de Xavier Niel. Bouygues posee TF1 y parte de la TNT, Drahim, BFM, mientras que Vincent Bolloré controla Canal+ y C News. Pero no hay razón para tener nostalgia. Hubo un tiempo en que la única cadena de televisión francesa estaba controlada por un ministro de Información (!) mientras las industrias de la lana y el algodón controlaban los grandes periódicos. Crear las condiciones para que el público pueda acceder a una información de calidad es una lucha sin fin. Aunque hay que defender el estatuto de los periodistas, que teóricamente garantiza su independencia, el reto principal sigue siendo garantizar el pluralismo de la oferta. Ello pasa por la existencia de un servicio público independiente y por un acceso igualitario de todos los actores privados a los canales de distribución, en el nuevo contexto creado por la revolución digital. Por su parte, los escasos medios libres tienen que encontrar su público y el modo de financiarse que garantice su independencia. Es el caso de Alternatives Economiques desde su fundación, del Canard enchaîné y, ahora, de Mediapart. ¡Bienvenida al club!
OBSTINACIÓN: En un momento en que la puesta en marcha del reactor EPR de Flamanville ha sido postergada de nuevo 18 meses y su presupuesto inicial se ha cuadruplicado, el Gobierno francés ha empezado a estudiar la posibilidad de fabricar seis nuevos EPR. Su argumento es que será menos costoso que prolongar la vida del parque nuclear existente, que exige importantes inversiones para mejorar la seguridad. Otra justificación: la defensa de un sector industrial francés y el mantenimiento de la competencia necesaria para su buen funcionamiento. Dado que el coste de la energía nuclear, cuando se calcula seriamente, es hoy más elevado que el de las energías renovables y que las limitaciones de estas están a punto de acabar gracias al desarrollo del almacenamiento, semejante opción desviaría importantes fondos hacia una tecnología hoy superada.