Miserias de la información económica
Desde el momento en que los directivos de las redacciones tienen tendencia a que el trabajo periodístico se reduzca al empleo de una serie de métodos que valen para cualquier tema, los periodistas recurren espontáneamente a expertos externos y a otros asesores para abordar los temas económicos, sobre todo porque generalmente no tienen tiempo, ni a veces ganas, de ahondar lo suficiente como para forjarse su propia opinión. Poco importa, pues, lo que diga el experto al que se ha acudido si es un buen colaborador que nos responde de modo claro y conciso. Pero la situación de gran parte de los expertos que participan en los medios plantea problemas deontológicos. En realidad, no están necesariamente vendidos al sistema, aunque se beneficien de él; simplemente lo han dado por sentado. Los economistas con más presencia en los medios piensan que, a pesar de sus defectos, la economía de mercado, tal como funciona hoy, es la única vía posible.
Lugares comunes: El hecho de que la economía se considere un tema arduo y tedioso y, por tanto, reservado a un público especializado, lleva también a enclaustrarla en espacios específicos y a tratarla como supuestamente desea el público interesado en ella, que también es un reflejo de las relaciones de fuerza sociales y económicas en el terreno económico. De hecho, cuando se ofrece un discurso más analítico sobre temas macroeconómicos, generalmente se confía a periodistas especializados cuyo tono y convicciones difieren poco de los de los expertos. Así, la mayoría de los periodistas económicos mantienen en los medios audiovisuales un discurso explicativo que rápidamente pasa a ser una objetivación de los condicionantes. La economía es un mundo aparte y la verdadera información es patrimonio de las secciones políticas. Y cuando un tema económico da un giro político debido a la irrupción de tal o cual asunto en la actualidad, los periodistas políticos que informan sobre él suelen dar muestra de una escasa competencia que se traduce en una serie de lugares comunes que, generalmente, reflejan el pensamiento dominante pero que, en ocasiones, frente a una crisis excepcional, pueden caer tanto en el neoliberalismo más descabellado como en una crítica sin matices del mercado o de las finanzas, sin darse cuenta de que esas tesis no tienen nada que ver con la línea política de su medio.
Reto político: No se debe, sin embargo, generalizar. Hay temas económicos y sociales que, con frecuencia, se tratan de forma pertinente en los programas que emiten reportajes e investigaciones y los dedicados a temas específicos que se interesan también por su dimensión económica: medio ambiente, deportes, cultura, etc. Ello no es óbice para que, aun cuando estaría bien hacer de la economía un reto político y poner de relieve las diferentes soluciones posibles, siga estando insuficientemente debatida en los medios, especialmente en los audiovisuales. Al final, cuando a la arrogancia de los expertos se suma la falta de capacidad crítica de los periodistas, quien sufre es el debate democrático. No es de extrañar que una amplia mayoría de nuestros conciudadanos considere que no se puede cambiar nada o quiera dar un vuelco a la situación.
Este texto forma parte del informe anual del Instituto para el Desarrollo de la Información Económica y Social (IDIES en sus siglas en francés), publicado en enero de 2019. Philippe Frémeaux fundó este organismo llevado por la convicción de que la calidad y el pluralismo de la información económica son indispensables para el debate democrático, credo que ha hecho suyo Alternatives Économiques desde su nacimiento.