‘Trabajillo’ mal pagado y paro
Editorialista de Alternatives Économiques y ex presidente de la cooperativa
VIOLENCIA En Francia, la curva del paro no se invirtió en 2014. Sí lo ha hecho, sin embargo, otra curva, lo que constituye una pésima noticia: el número de muertos en carretera, que estaba bajando desde hace más de 40 años, ha aumentado en un 3,7%. Las principales víctimas son los ciclistas y los peatones, entre los cuales el número de muertos ha aumentado un 8%. Es curioso constatar que, en nuestra civilización del automóvil, los muertos en carretera se consideran, si no una fatalidad, al menos un tributo a pagar por las ventajas que ofrece el coche. Pero si existe un ámbito en el que la acción pública puede mejorar nuestro bienestar individual y colectivo es éste. Parémonos a pensar: en 2001 murieron en carretera 8.160 personas, en 2009 sólo fueron 4.273 y en 2013, 3.268. En apenas 10 años, ¡se han evitado más de 40.000 muertes! Sobre todo con medidas destinadas a modificar la conducta de los conductores: radares de carretera, lucha contra el alcohol al volante…
Nuestra sociedad se conmociona, no sin razón, por los homicidios voluntarios, pero su número es inferior a 600 anuales; es decir, cerca de 10 veces menor que el de los muertos en carretera. Las cifras de 2014 muestran que no hay que cesar en ese esfuerzo, pues ese cese mata.
MACRON ¿Justificaba la ley Macron sobre el impulso de la actividad económica semejante oposición por parte de los diputados socialistas disconformes —frondistas— o se trataba simplemente de calentar el ambiente ante el congreso que se celebrará dentro de unos meses? Leer el texto de la ley nos permite plantearnos la pregunta. Es evidente que su inspiración es liberal, pero moderadamente. Las disposiciones sobre el trabajo de los domingos no revolucionarán nada. La desaparición de la procuración que imponía a los abogados que defendían causas en un colegio diferente al suyo pagar un derecho de peaje a un abogado local no nos hará llorar, como tampoco lo hará la desaparición de los privilegios de los secretarios judiciales de los tribunales de comercio. La liberalización del transporte por autocar, en el mundo del BlaBlaCar, parece más bien una buena cosa dadas las tarifas de la SNCF. Y no se puede uno oponer a la simplificación de los trámites de la Magistratura de Trabajo, dados los plazos actuales. En el fondo, los frondistas no se deberían haber opuesto tanto al proyecto Macron, que no tendrá efectos significativos sobre el empleo y la actividad, como al hecho de que sea el principal proyecto de este Gobierno. En un momento en el que la extrema derecha roza el 30% en los sondeos preelectorales, es inquietante ver al Gobierno persistir en esperar una reactivación cuyos efectos se verán, como mucho, en 2016, y de modo homeopático.
EMPLEO El número de personas que viven bajo el nivel de pobreza ha llegado a 12,5 millones. ¿Dónde? En Alemania, a pesar de su bajo índice de paro y de una política económica y social que se cita siempre como ejemplo por haber restablecido la competitividad del país. No hay por qué alegrarse, visto que el paro hace que la situación en Francia no sea mejor. Si observamos más detenidamente el mercado de trabajo alemán, constatamos que su bajo índice de paro se debe más al desarrollo de los servicios que al dinamismo de una industria que ya no crea empleos. Exagerando, el trabajador bien pagado de la industria —generalmente un hombre— consume unos servicios baratos, pues se los suministran personas mal pagadas y precarias —generalmente mujeres.
El trabajador alemán de la industria consume servicios baratos de personas mal pagadas
Parece como si la única vía del pleno empleo, en una sociedad de escaso crecimiento, residiera en el desarrollo de las desigualdades y en la aceptación de que es mejor tener un trabajito mal pagado que no tener trabajo. Es la alternativa que nos proponen todos los que denuncian la denominada “preferencia francesa por el paro” y que sugieren bajar el salario mínimo para permitir que los más acomodados consuman servicios à gogo. Tengan por seguro que existe otro modelo, uno que pasa por una mayor igualdad y solidaridad, y por un poco de reparto del trabajo.