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En defensa del ingreso mínimo vital

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Octubre 2020 / 84

Querido director:

Como lectora y amiga de Alternativas Económicas desde prácticamente sus inicios, me veo obligada a trasladarte mi profundo disgusto por el artículo publicado en el nº 82 sobre el ingreso mínimo vital. Al margen del contenido, discutible como lo puede ser cualquier otro artículo de opinión, lo que me parece inaceptable es el tono empleado por la Red de Renta Básica para denigrar una medida que obviamente no va a acabar con la pobreza en España (ni lo pretende), pero que en la situación de crisis que vivimos no se merece tanto desprecio. 

El artículo es un panfleto antigubernamental que no debería tener cabida en una revista como Alternativas Económicas, cuyo valor, en mi opinión, reside en proporcionar información lo más objetiva posible sobre temas económicos complejos de nuestro mundo, en los que nada es blanco o negro, y en generar debates. No es cierto que la RBU sea LA herramienta incontestada que nos va a sacar del atolladero social generado por esta nueva crisis; tiene promotores y detractores tanto en la derecha como en  la izquierda. No es casual que el único que haya implementado una medida de este tipo  en la Unión Europea sea el Gobierno conservador de Finlandia, desde la lógica implacable de nuestro sistema capitalista: cómo seguir consumiendo si desaparece el trabajo salariado. Decir sin sonrojarse que con el IMV se trata de “no molestar a quienes prefieren que los más pudientes sigan enriqueciéndose” me parece completamente fuera de lugar y más propio de una pataleta infantil de quien no ha visto sus propuestas respaldadas que de un análisis serio. 

Entiendo que esta es una revista plural e independiente, y que todo se puede criticar. Pero ser crítico no implica ser soberbio. No dudo ni del nivel académico ni de la trayectoria profesional de los autores del artículo, pero caen en el mismo error que muchos otros economistas convencidos de estar en posesión de la verdad. El Sr. Milton Friedmann también era un académico renombrado, convencido de la bondad de sus teorías, pero nadie duda ahora de que los modelos aplicados en determinados contextos fallaron completamente. Como dice Dani Rodrik, “en economía no existe casi ninguna pregunta para la cual 'depende' no sea la respuesta acertada”. 

¿Y de qué depende? Básicamente del contexto. La obsesión de la Red Renta Básica es “hacer pagar a los ricos”, cosa que en sí no me parece mal y obviamente genera amplios consensos, pero no ver que en el momento actual no se puede implementar una reforma fiscal como la que pretenden para financiar la renta básica es estar fuera de la realidad. Y podría ser contraproducente de cara al objetivo de proteger los sectores más débiles. Encontrar el equilibrio entre protección y relanzamiento de la economía es tarea de los políticos, y los juzgaremos sobre sus hechos. Me parece un poco precipitado afirmar ya que el IMV es un fracaso rotundo.

Esto no quita que se deba seguir investigando sobre renta básica u otras herramientas de protección social de cara al futuro. Es muy necesario un debate riguroso sobre estos temas. Personalmente, me gusta más la propuesta de Thomas Piketty de establecer una dotación en capital para todos los jóvenes que les permita, cuando más lo necesitan, invertir en una empresa, una formación, una vivienda o lo que quieran, sin depender de sus padres.

No pretendo polemizar. Yo también puedo estar equivocada, pero me gustaría que esta revista mantuviera el tono informativo y reflexivo al que nos había acostumbrado, y que sus páginas no sirvieran para alimentar una campaña antigubernamental que ya tiene suficientes promotores. 

Muy cordialmente,

Carolina Mayeur