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5. Un aumento del salario mínimo destruye empleo

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Octubre 2020 / 84

Hace tiempo, Muriel Pénicaud, entonces ministra francesa de Trabajo, declaraba: “se sabe que un empujón al salario mínimo destruye empleo, por tanto, no es un buen método”. Pero lo que se sabe, sobre todo, es que no se sabe nada, pues no hay nada que confirme este supuesto teorema.

En su polémica publicación contra el “negacionismo económico” (Flammarion, 2016), André Zylberberg (miembro del grupo francés de expertos sobre el salario mínimo) y Pierre Cahuc (exmiembro) despachaban el tema con una frase: “Si el Estado continúa aumentando el salario mínimo, algunos trabajadores terminarán por costar más que lo que aportan y se les despedirá”. Pero los autores se apoyaban únicamente en un estudio científico, cuya generalización era muy dudosa porque solo se refería a los jóvenes y al periodo 1982-1989.

PERICO PASTOR

SIN BASE EMPIRICA

Esta carencia de base empírica que sufre en Francia el saber oficial es preocupante si se compara con los numerosos estudios de otros países (3). Veamos un pequeño florilegio. En Reino Unido, un informe de 2017 de la Low Pay Commission no encuentra “un efecto negativo estadísticamente significativo del salario mínimo sobre el empleo”. En Alemania, algunos investigadores hallan un efecto positivo, aunque no significativo, sobre el empleo, y otros demuestran que la introducción del salario mínimo “ha provocado una convergencia regional de los salarios, sobre todo en los de la parte baja de la escala salarial, sin reducir el empleo en las regiones de bajos salarios”. En los países de la Organización para la Cooperacción y el Desarrollo Económicos (OCDE), el economista Simon Sturn no encuentra “ninguna indicación de la existencia efectos importantes sobre el empleo de los trabajadores poco cualificados y de los jóvenes”. Recientemente, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha mostrado que esa historia no funciona en los países en desarrollo.

Hace ya 30 años que el dogma sobre este tema  ha cambiado en Estados Unidos sin que ello haya influido sobre el que reina en Francia. Paul Krugman resumía así el nuevo consenso en un artículo publicado en el New York Times en julio de 2015: “Nuestra comprensión sobre la determinación de los salarios se ha visto transformada por una revolución intelectual. Hasta el libro de David Card  y Alan B. Krueger [Myth and Measurement, 1995], la mayoría de los economistas, incluido yo mismo, partíamos del principio de que el aumento del salario mínimo tenía claramente un efecto negativo sobre el empleo. Pero ellos encontraron que tenía más bien un efecto positivo. Su resultado se ha visto confirmado después en muchas ocasiones. Nada prueba que el aumento del salario mínimo sea costoso en empleos”.

Por el contrario, el aumento del salario mínimo disminuye la pobreza y mejora de modo importante la salud de los niños pequeños (4). Una enseñanza que debería haberse tenido en cuenta para recompensar al personal que se halla en primera línea en la lucha contra la covid.


(3). The Minimum Wage Puzzle in Less Developed Countries: Reconciling Theory and Evidence, por Christopher S. Adam y Edward F. Buffle, FMI, 31 de enero de 2020.

(4). Effects on de Minimum Wage on Child Health, por George Wehby y otros, NBER Working Paper, nº 26691, enero 2020.