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8.- Renta Básica Universal

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Septiembre 2020 / 83

La Renta Básica Universal (RBU) es una de las propuestas sobre las que más se ha debatido en los últimos meses como una idea a tener en cuenta para afrontar los estragos de la covid-19, pero a menudo sin que quede demasiado claro sobre qué se está hablando exactamente. Esta imprecisión ha provocado que su utilice el mismo concepto para referirse a cuestiones muy distintas, lo que ha dado origen a múltiples malentendidos, sobre todo al confundirse en ocasiones RBU e Ingreso Mínimo Vital (IMV), en el que España ha sido pionero pero que responde a una lógica muy distinta.

La RBU es una propuesta de asignación monetaria periódica a todos los ciudadanos de un país, con independencia de sus ingresos, precisamente para reforzar el concepto de ciudadanía y el derecho de orientar su propia vida como desee, sin tener que plegarse necesariamente a las condiciones de un mercado laboral desde el que cada vez es más difícil salir de la pobreza. El IMV, en cambio, es una ayuda pensada exclusivamente para aliviar la extrema necesidad de las familias sin ingresos. En España, el IMV previsto oscila entre los 461 y los 1.115 euros mensuales y pueden aspirar a recibirlo 850.000 hogares (con 2,3 millones de personas), equivalente al 20% de hogares en riesgo o situación de pobreza que hay en el país, según el Banco de España.

La RBU se ha llevado en la práctica solo en lugares con situaciones muy excepcionales, como Alaska, con una población de apenas 600.000 personas, que reciben entre 1.000 y 2.000 dólares al año por permitir la extracción petrolífera. No obstante, tiene partidarios académicos, tanto en sectores heterodoxos tanto de la derecha (anarcocapitalistas) como de la izquierda (en tradiciones alternativas, que no consideran que el trabajo pueda ya ser el eje sobre el que gire todo). La gran diferencia entre la RBU de derechas y la de izquierdas, muy sustancial, es que desde la derecha se piensa en una asignación que reemplazaría de hecho al Estado del bienestar (y habría luego que acudir al mercado privado para la sanidad, la educación, etc.), mientras que en las propuestas de izquierdas la asignación sería compatible con los servicios públicos universales, aunque sí sustituiría a ayudas como el IMV al eliminar las prestaciones monetarias de inferior cantidad a la RBU.

Dos de los principales reproches que suelen hacérsele a la idea de RBU abanderada por estos sectores de izquierdas son el supuesto coste inasumible y el supuesto sinsentido de que también los ricos lo obtengan. La Red Renta Básica, liderada por un grupo de economistas heterodoxos muy solventes, llevan años trabajando en los aspectos técnicos de su propuesta aplicada a España, con simulaciones a partir de ingentes cantidades de datos extraídos de bases públicas, incluido el IRPF, que a su juicio desmonta ambos argumentos escépticos.

Según sus conclusiones, una propuesta de RBU de estas características y de 7.451 euros anuales por persona (y entre el 20% y el 30% para los menores de edad) es viable incluso sin un gasto público adicional, gracias a la simplificación que supondría que esta fuera la ayuda monetaria única y, eso sí, tras una profunda reforma fiscal que implicaría un aumento del 3,5% de la presión fiscal global, pero muy concentrada en el 30% con más recursos y sobre todo en el decil más rico. Las premisas y características econométricas de la simulación están detalladas en Cómo financiar la renta básica, publicado en el número 21 de Alternativas económicas, en enero de 2015. 

Este modelo desmiente que los millonarios puedan salir beneficiados de una RBU: sí, recibirían su asignación en la medida en que se trata de un ingreso de ciudadanía, pero siempre tras pagar muchísimo más al fisco que hoy.

 

PERICO PASTOR

La RBU es una propuesta de asignación monetaria periódica a todos los ciudadanos de un país, con independencia de sus ingresos, precisamente para reforzar el concepto de ciudadanía y el derecho de orientar su propia vida como desee, sin tener que plegarse necesariamente a las condiciones de un mercado laboral desde el que cada vez es más difícil salir de la pobreza. El IMV, en cambio, es una ayuda pensada exclusivamente para aliviar la extrema necesidad de las familias sin ingresos. En España, el IMV previsto oscila entre los 461 y los 1.115 euros mensuales y pueden aspirar a recibirlo 850.000 hogares (con 2,3 millones de personas), equivalente al 20% de hogares en riesgo o situación de pobreza que hay en el país, según el Banco de España.

La RBU se ha llevado en la práctica solo en lugares con situaciones muy excepcionales, como Alaska, con una población de apenas 600.000 personas, que reciben entre 1.000 y 2.000 dólares al año por permitir la extracción petrolífera. No obstante, tiene partidarios académicos, tanto en sectores heterodoxos tanto de la derecha (anarcocapitalistas) como de la izquierda (en tradiciones alternativas, que no consideran que el trabajo pueda ya ser el eje sobre el que gire todo). La gran diferencia entre la RBU de derechas y la de izquierdas, muy sustancial, es que desde la derecha se piensa en una asignación que reemplazaría de hecho al Estado del bienestar (y habría luego que acudir al mercado privado para la sanidad, la educación, etc.), mientras que en las propuestas de izquierdas la asignación sería compatible con los servicios públicos universales, aunque sí sustituiría a ayudas como el IMV al eliminar las prestaciones monetarias de inferior cantidad a la RBU.

Dos de los principales reproches que suelen hacérsele a la idea de RBU abanderada por estos sectores de izquierdas son el supuesto coste inasumible y el supuesto sinsentido de que también los ricos lo obtengan. La Red Renta Básica, liderada por un grupo de economistas heterodoxos muy solventes, llevan años trabajando en los aspectos técnicos de su propuesta aplicada a España, con simulaciones a partir de ingentes cantidades de datos extraídos de bases públicas, incluido el IRPF, que a su juicio desmonta ambos argumentos escépticos.

Según sus conclusiones, una propuesta de RBU de estas características y de 7.451 euros anuales por persona (y entre el 20% y el 30% para los menores de edad) es viable incluso sin un gasto público adicional, gracias a la simplificación que supondría que esta fuera la ayuda monetaria única y, eso sí, tras una profunda reforma fiscal que implicaría un aumento del 3,5% de la presión fiscal global, pero muy concentrada en el 30% con más recursos y sobre todo en el decil más rico. Las premisas y características econométricas de la simulación están detalladas en Cómo financiar la renta básica, publicado en el número 21 de Alternativas económicas, en enero de 2015. 

Este modelo desmiente que los millonarios puedan salir beneficiados de una RBU: sí, recibirían su asignación en la medida en que se trata de un ingreso de ciudadanía, pero siempre tras pagar muchísimo más al fisco que hoy.

La renta básica requiere una gran reforma fiscal

Dos de los principales reproches que suelen hacérsele a la idea de RBU abanderada por estos sectores de izquierdas son el supuesto coste inasumible y el supuesto sinsentido de que también los ricos lo obtengan. La Red Renta Básica, liderada por un grupo de economistas heterodoxos muy solventes, llevan años trabajando en los aspectos técnicos de su propuesta aplicada a España, con simulaciones a partir de ingentes cantidades de datos extraídos de bases públicas, incluido el IRPF, que a su juicio desmonta ambos argumentos escépticos.

Según sus conclusiones, una propuesta de RBU de estas características y de 7.451 euros anuales por persona (y entre el 20% y el 30% para los menores de edad) es viable incluso sin un gasto público adicional, gracias a la simplificación que supondría que esta fuera la ayuda monetaria única y, eso sí, tras una profunda reforma fiscal que implicaría un aumento del 3,5% de la presión fiscal global, pero muy concentrada en el 30% con más recursos y sobre todo en el decil más rico. Las premisas y características econométricas de la simulación están detalladas en Cómo financiar la renta básica, publicado en el número 21 de Alternativas económicas, en enero de 2015. 

Este modelo desmiente que los millonarios puedan salir beneficiados de una RBU: sí, recibirían su asignación en la medida en que se trata de un ingreso de ciudadanía, pero siempre tras pagar muchísimo más al fisco que hoy.