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Aprender sirviendo a a la comunidad

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Enero 2015 / 21

Sistematizar lo que un buen profesor ya hacía culmina en una red española de aprendizaje-servicio con dos patas: educativa y social.

El autoritarismo en la educación suscita, con razón, rechazo social. Pero ¿cómo consolidar la transmisión de valores y evitar que los jóvenes se conviertan en ciudadanos pasivos que exijan derechos pero se inhiban ante sus deberes? Charo Batlle ha dedicado tres décadas de su vida a exprimir el potencial de los jóvenes, a través de un modelo de aprendizaje-servicio. ¿Innovación? 

“Cualquier buena escuela, cualquier buena entidad social la practica sin haberla bautizado, pero si entiendes el concepto sacas mayor provecho, y supone dar un paso consciente y sistemático hacia el compromiso social”, explica. Batlle subraya que aprender haciendo algo que, además, sea útil a la comunidad no puede hacerlo sola la escuela, lo que genera lazos con entidades vecinales y sociales próximas. De modo que la experiencia no es sólo educativa, sino también social.

En España existe una quincena de grupos de difusión que promueven aprendizaje-servicio en sus respectivas comunidades autónomas, entre las cuales La Rioja, Comunidad Valenciana, Catalunya y Comunidad de Madrid). Los ejemplos son variados. Niños de primaria de Sant Joan Despí estudiaban los problemas que provocan que las golondrinas no aniden, e hicieron nidos de barro para atraerlas. Con esta acción, lograron la disminución de mosquitos. O jóvenes que, tras estudiar la sangre y entender que no se fabrica, participaron en una campaña en Barcelona del Banco de Sangre que duplicó la cifra de donantes.

 

FICHA

Impacto: 15 grupos promueven en 15 autonomías el aprendizaje servicio. Sólo en el Banco de Sangre se movilizó a 6.000 jóvenes en Barcelona.