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Baja la extrema pobreza y sube la desigualdad

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Febrero 2014 / 11

Estamos lejos de la meta de los objetivos del milenio de la ONU. Todavía quedan 1.000 millones de personas en la miseria

POBREZA Niños asiáticos jugando con la basura. FOTOGRAFÍA: Herman Lumanog/123rf

En el último decenio se lograron avances, pero lejos de los suficientes, en los Objetivos de Desarrollo del Milenio, marcados por Naciones Unidas en 2000 para disminuir la pobreza en 2015. En particular, en lo que refiere a pobreza económica, se ha logrado reducir uno de los indicadores más relevantes, el de la pobreza extrema, cuando la gente no tiene ni para una nutrición que le permita vivir. Dicho avance no tiene que ver con políticas internacionales, sino con acciones concretas de algunos gobiernos, que puede revertirse con crisis locales.

Según el Banco Mundial, en la década de 2000 la tasa de pobreza extrema descendió a un ritmo del 1% anual. En 2015 esto supone una reducción de más del 15%.

Sin embargo, aún mueren de hambre unas 100.000 personas al día. En 2015 quedarán 1.000 millones de personas, el 14% de la población mundial, con desnutrición, principalmente en Asia meridional y África subsahariana, que concentran dos terceras partes de la pobreza extrema.

El avance logrado hasta ahora es muy dispar según dónde se mire. “En gran medida se debe al progreso económico de los países emergentes más poblados —Brasil, China e India— y a su éxito en la lucha contra la pobreza extrema”, explica el anuario 2013-2014 del Centro de Educación e Investigación para la Paz. “Entre 1990 y 2010, la pobreza extrema en Brasil ha pasado del 17,2% al 6,1% de la población; en China, del 60,2% al 13,1%; y en India, del 49,4% al 32,7% (PNUD, 2013)”. En China salieron de la pobreza extrema 660 millones de personas.

Excluyendo este país, las cifras son mucho menos halagüeñas. La pobreza extrema prácticamente no disminuye.

Si se mira la pobreza general no extrema (calculada según el Banco Mundial considerando personas con ingresos por debajo de dos dólares diarios), hay un hecho básico que hará cambiar la política de cooperación internacional. Los pobres ya no están necesariamente en las regiones más desfavorecidas. De hecho, la mayoría se ubica ahora en países de renta media. Los planteamientos pos-2015 de las organizaciones de cooperación plantean políticas contra la pobreza, sin tener en cuenta las fronteras.

Otro asunto estudiado por Naciones Unidas en el seguimiento de los Objetivos del Milenio es la desigualdad. Esta ha aumentado en todo el mundo, también en el seno de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), donde se reúnen los países más ricos del planeta. El índice de Gini (el más utilizado hasta la fecha, que mide la igualdad de rentas, siendo cero la total igualdad y uno la total desigualdad) marca, por ejemplo, un aumento en Estados Unidos de 0,3 a 0,39 en las últimas tres décadas. Es un aumento del 30%.

“Básicamente tiene que ver con las políticas que se han aplicado en estas décadas, relacionadas con los programas de ajuste estructural o fiscal”, explica Pablo José Martínez Osés, secretario ejecutivo de la Plataforma 2015 y más. “En los países ricos se está aplicando el mismo recetario que se ha llevado a cabo en los años ochenta en América Latina; ha generado mayor precariedad, distintas dimensiones de la pobreza y, sobre todo, mayor desiguladad y mayores dificultades en salir de la pobreza para las personas pobres, en cualquier país donde se encuentren”.

A escala internacional se está revisando qué se va a hacer a partir de 2015. Hay una especie de clamor mundial para que se incluyan objetivos relacionados con la desigualdad. Se abordarán políticas como fiscalizar al capital más que al consumo, y reformas comerciales en los sistemas de exportaciones. “La agricultura es la base de la profundización de la pobreza”, agrega Martínez Osés. “El 85% de la pobreza extrema está relacionada con la producción de alimentos. Las políticas comerciales internacionales han expulsado a mucha gente del mundo agrícola. Por otro lado, la ayuda al desarrollo ha de revisarse. Se ha demostrado que la política de cooperación por sí sola no es suficiente. Los cambios reales pasan por transformar no solo las políticas de ayuda, sino las políticas comerciales, las fiscales, las sociales, y otras”.