Comercio con justicia
El comercio justo no deja de crecer, aunque España está a la cola del resto de países de la Unión Europea
El comercio justo español no ha parado de crecer desde 2002. En 2013, las empresas de comercio justo han facturado un total de 31,1 millones de euros, el 10% más que en 2012.
La Coordinadora Estatal de Comercio Justo (CECJ) acaba de publicar estos datos en el último informe El Comercio Justo en España 2013. Diagnósticos y alternativas en clave europea.
Aunque aumentan las ventas, en momentos en los que más bien disminuye el consumo, no todo es homogéneo. De hecho, los pequeños comerciantes están de capa caída. Sus ventas han bajado un 40% entre 2009 y 2013. El 70% de las ventas fue gracias a las grandes superficies y la hostelería.
“Nos preocupa mucho esta situación ya que las tiendas son el núcleo principal del movimiento. La bajada de ingresos dificulta su actividad de movilización y sensibilización, que es una parte esencial del comercio justo”, explica Mercedes García de Vinuesa, presidenta de la CECJ.
Lo que en las organizaciones del sector llaman el “canal Horeca” (hostelería, restauración y catering) fue responsable del 38% de las ventas de productos de comercio justo, y las grandes superficies y supermercados el 30%. El pequeño comercio representó solo el 28,3% de los ingresos.
Tampoco es homogénea la facturación en el tipo de productos que se venden. Tal como ha ido sucediendo en años anteriores, las riendas de las ventas comerciales las lleva el sector de la alimentación, con un aumento del 11%, principalmente el café, que ocupa cerca del 50% de las ventas del comercio justo. Le siguen el azúcar (24% de las ventas), el cacao (5%) y otros productos elaborados (mermeladas, miel, galletas, zumos…). Este sector de la alimentación aumentó el 11%. La artesanía se queda atrás con un 8% de las ventas totales.
A pesar de las buenas noticias, comparado con la Unión Europea y con otros países europeos, España está a la cola del consumo de productos de comercio justo. “Si en Europa la media por habitante y año en estos productos es de 10,3 euros, en España es inferior a 70 céntimos (66,8 céntimos)”, explican desde la CECJ. “De hecho, España es uno de los países europeos donde menos comercio justo se consume. Por debajo solo se sitúan Letonia, Lituania y la República Checa”.
En cuanto al origen de los productos, las entidades miembro de la Coordinadora Estatal de Comercio Justo importaron artículos de más de 127 organizaciones de 34 países, en su mayoría de África y América Latina, que producen en cooperativas, asociaciones o fundaciones.
SI TODO FUERA COMERCIO JUSTO
La gran mayoría de estas empresas están avaladas por la Organización Mundial del Comercio Justo y muchas de ellas certifican sus productos a través de sellos como Fairtrade, los dos principales organismos internacionales que velan por el cumplimiento de los principios del comercio justo.
Pero el objetivo principal de estas organizaciones es que los sellos no tengan que existir, es decir, que el comercio justo —basado en los principios más básicos de respeto a las personas que producen y al entorno— sea todo el comercio y no solo un sector.
Por eso, han presentado propuestas a los gobiernos y ejercen formas de presión para que cambien las políticas económicas que determinan injusticias en las personas, principalmente de los países más pobres.
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