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Concepción Arenal

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Noviembre 2020 / 85
Concepción Arenal

Ilustración
Perico Pastor

Jurista, pensadora y activista social.

Concepción Arenal, mujer de inteligencia afilada y enorme capacidad para comprender la realidad social que la rodeaba, es una figura polifacética: pensadora, feminista, jurista, escritora, defensora de los colectivos oprimidos... Nació en Ferrol hace 200 años y, según el retrato que de ella hace Anna Caballé en Concepción Arenal. La caminante y su historia —Premio Nacional de Historia en 2019— , las inquietudes de esta activista de la justicia social tienen que ver con la huella que de niña le dejó la muerte de su padre, proscrito en una aldea de Ferrol. Ya en Madrid, Arenal asistió de oyente a las clases de Derecho de la Universidad Central de Madrid (hoy la Complutense), vestida de hombre. Allí conoció a su marido, que luchó con ella a favor de los derechos humanos. Defensora de la reforma penal y siempre preocupada por los reclusos, una de sus frases conocidas es: "Odia el delito y compadece al delincuente". 

Siempre creyó que sin empatía no había progreso  

Según Caballé, Arenal se esforzó siempre por conciliar posiciones opuestas, pues creía que sin empatía no había progreso, y destacó tanto por su filosofía de la compasión como por su sentido de la ética. 

Concepción Arenal ayudó a sentar las bases del trabajo social en España, sobre todo desde su labor en la Sociedad de San Vicente de Paúl, según recogen Lorena Gallardo y Esteban Sánchez en ¿Para qué servimos las trabajadoras sociales? Su ensayo La beneficiencia, la filantropía y la caridad, firmado primero con el nombre de su hijo, la convirtió en la primera mujer premiada por la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas cuando se descubrió que era la verdadera autora. Pese a las calles que llevan su nombre, la pensadora  tuvo casi más proyección en el extranjero que en España. Murió en Vigo en 1893.