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“Debería primar no hacer daño a la gente” // David Stuckler

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Septiembre 2013 / 6

David Stuckler y Sanjay Basu, economista y epidemiólogo, denuncian en un libro el coste humano de las políticas de recorte.

David Stuckler, coautor de Por qué la austeridad mata . FOTO: eldiario.es / Marta Jara

El investigador de la Universidad de Oxford en aspectos económicos de la salud David Stuckler y el epidemiólogo y profesor de Medicina de la Universidad de Stanford Sanjay Basu, han publicado El coste humano de las políticas de recorte. Por qué la austeridad mata. Con cifras y análisis históricos difícilmente rebatibles remachan la idea de que las crisis hacen daño, pero que lo que mata y perjudica la salud ciudadana es la austeridad arbitraria y abusiva. Los medios de comunicación alemanes se han hecho eco de la aparición del libro, pero ninguna editorial parece dispuesta a publicarlo en ese idioma.

¿Por qué se decidieron a denunciar en un libro las consecuencias nocivas de las políticas de austeridad para la salud de los ciudadanos?

Estudiamos cómo los shocks económicos graves, como la muerte, la pérdida de trabajo, el desahucio, etc., afectaron la salud de las personas en la década pasada. Descubrimos que el aumento de la mortalidad no está relacionada con las recesiones, sino con la forma como los gobiernos responden ante ellas. Cuando hacen recortes profundos en los servicios sociales convierten las recesiones en epidemias graves. Lo vimos en la Europa del Este y en Tailandia e Indonesia en la crisis asiática. En la situación actual, vemos a los políticos insistir sin parar en las necesidades del sector bancario, pero prestan muy poca atención a la vertiente humana de la crisis. 

En el libro cita que en la transición del comunismo al capitalismo en la ex Unión Soviética desaparecieron millones de hombres por los recortes en los programas sociales.

Es la peor crisis de mortalidad en un país en tiempos de paz. Lo que descubrimos es que las muertes por consumo excesivo de alcohol, ataques de corazón o suicidios se dispararon en Rusia, Kazajstán, Lituania  y Letonia, entre otros, donde se eliminaron muchas ayudas sociales, y que en países que no aplicaron esas medidas de forma tan drástica como Polonia, Bielorrusia o Eslovenia, no se produjeron esas fluctuaciones.

¿Cree que Angela Merkel o bien Oli Rhen leerán este libro?

Lo espero.

¿Les han ofrecido publicarlo en alemán?

El libro ha recibido una buena cobertura en la prensa alemana, pero los editores se muestran reticentes a publicarlo. Es triste. Alemania tiene, en su historia, lecciones que nos servirían como señal de alarma hoy. El canciller Brüning, predecesor de Hitler, redujo un 30% los presupuestos públicos cuando la gente pasaba hambre y eso abrió el camino a la emergencia del fascismo. Hay un paralelismo claro con la Grecia actual, donde los recortes en servicios sociales están favoreciendo la popularidad del grupo neonazi Amanecer dorado. 

¿Cómo han acogido este libro en Inglaterra? David Cameron es un ferviente partidario de la austeridad.

Más del 90% de la gente preferiría mantener o subir las tasas que sufragan las ayudas sociales. El Gobierno ha hecho exactamente lo contrario. Entre 2007 y 2010 los suicidios aumentaron en 1.000 personas, pero el Ministerio de Sanidad encubrió esa realidad, y estamos hablando de casos reales, como el reciente de Stephanie Bottrill, la abuela que vivió en una casa durante 20 años, pero que iba a ser  desahuciada, en mayo, porque no podía hacer frente a la tasa dormitorio impuesta por el Gobierno para financiar el déficit, y se suicidó lanzándose bajo las ruedas de un camión. 

¿Quién tiene que dar el primer paso para acabar con la austeridad?

 En Islandia, el presidente convocó un referéndum sobre la austeridad y el 93% de los islandeses votaron contra los recortes profundos. Hay un margen de maniobra para conseguir  que no afecte directamente a la salud de los ciudadanos.  El primer criterio que hay que aplicar es no hacer daño a la gente. Los gobernantes tienen que responder a esta pregunta: ¿Prefieren que el déficit a corto plazo disminuya un 0,3% o 2.000 ciudadanos muertos menos?  Esto sirve para cualquier país.