Dogmas en cuestión
Las facultades y las escuelas de negocio se interrogan sobre las bases mismas de la formación que han impartido en el último medio siglo.
¿Cuál debe ser el objetivo de una empresa? Durante mucho tiempo, la visión predominante era la que avanzó el economista Milton Friedman en un artículo de The New York Times titulado La responsabilidad social de la empresa es aumentar sus beneficios, publicado en septiembre de 1970. Yo también lo creía. Estaba equivocado”.
80% De los ‘millennials’ quieren trabajar en una empresa alineada con sus valores
Martin Wolf, el gran gurú económico del diario Financial Times, que durante décadas ha inspirado a los grandes líderes empresariales del capitalismo global, firmaba el pasado 8 de diciembre este rotundo mea culpa en un singular artículo, Friedman estaba equivocado sobre las empresas, que en realidad iba incluso más allá y apuntaba que la visión misma sobre el capitalismo debe reexaminarse por completo porque, en su opinión, ya no funciona, como insistentemente pregona el periódico, auténtico faro del capitalismo internacional: “La doctrina que ha guiado a los economistas y a los negocios en los últimos 50 años necesita reevaluarse”, subrayaba en el subtítulo mismo.
La famosa sentencia de Friedman sobre la empresa y sus postulados ultraliberales, basados en dejar que el mercado opere sin interferencias, se han enseñado durante estas cinco décadas en las facultades de Economía y las escuelas de negocio casi como si de un catecismo se tratara. Con enormes consecuencias: si los futuros líderes políticos y empresariales asumían que, como dejó escrito Friedman, “hay una y solo una responsabilidad social de las empresas”, que esta no es otra que maximizar el beneficio para los accionistas cumpliendo la ley, y que así es cómo se extiende el progreso al conjunto de la sociedad, luego este iba a devenir el principio rector de su comportamiento en los espacios de poder, ya sea en la Administración o en las empresas.
No solo beneficios
Así ha sido durante más de 50 años. Sin embargo, el dogma ha empezado a resquebrajarse, incluso entre algunos sectores de las élites del capitalismo global, encabezados por el propio Financial Times y simbolizado por el histórico pronunciamiento de la Business Roundtable. En 2019, este poderoso lobby empresarial estadounidense rompió pública y solemnemente con el axioma de Friedman al proclamar que el objetivo de las empresas no puede ser solo aumentar el beneficio de los accionistas, sino que debe tener un propósito social y beneficiar al conjunto de la sociedad, con citas expresas a los trabajadores, los proveedores, los clientes y las comunidades donde operan.
Este cambio del punto de partida teórico tiene implicaciones revolucionarias en la práctica, si realmente se impone. Y ello empieza por la formación que imparten las escuelas de negocios donde se forma la élite global, que están empezando a asumir este giro, aunque sea con lentitud y con gestos sobre todo estéticos, simbolizados en lemas que hacen guiños a estos nuevos vientos, como el adoptado desde 2019 por Esade, escuela de negocios española de referencia internacional: Do good. Do better. Josep Maria Sayeras, profesor de Esade, considera que esta filosofía es coherente con el propósito fundacional del centro, creado en 1958 por los jesuitas precisamente para formar a directivos capaces de mejorar el mundo a través de la empresa, antes de que se impusiera el paradigma neoliberal ahora en cuestión. Sayeras admite que es “muy necesario” que estos nuevos vientos vayan integrándose en las escuelas de negocios, aunque se muestra escéptico ante el alcance real del cambio de paradigma promovido por la Business Roundtable.
Interés de los ‘millennials’
En realidad, es el lado de la demanda el que más presiona en favor de estos vientos también en las escuelas de negocio, empujada por la generación millennial (nacidos en el tramo final del siglo XX), que según las encuestas dan mucho valor a los proyectos de impacto social. Una encuesta de la revista Fortune de 2019 desveló que el 80% de los millennials estadounidenses tiene como prioridad profesional “trabajar en empresas alineadas con sus valores”. Y un estudio reciente sobre los miembros de Net Impact, organización internacional de graduados de escuelas de negocios que aspiran a un impacto social positivo, mostró que el 55% no estaba satisfecho con la formación recibida.
Los cursos de posgrado sobre economía social en España se han quintuplicado en un lustro
Las demandas de cambios en la enseñanza de la economía se aceleraron ya tras la crisis financiera global de 2008-2010, sobre todo por parte de los estudiantes, lo que dio origen a proyectos como CORE (www.core-econ.org), uno de los intentos más exitosos de reenfocar la mirada en los cursos de Economía para hacerla interdisciplinar y ampliar la mirada más allá de la cuenta de resultados estricta. Los materiales CORE, generados y ampliados por una red internacional de profesores y economistas que los ceden sin ánimo de lucro, han ido penetrando en algunos de los centros más prestigiosas, como Oxford, University College of London, Washington State, Toulouse School of Economics, y en España la Universidad Pompeu Fabra, la Autónoma de Barcelona y la Carlos III, entre otras.
Economía social
Esta presión social hacia la enseñanza de una economía alejada de los dogmas de la ortodoxia neoliberal puede observarse también en España ante la creciente oferta de formación universitaria relacionada con la economía social, que conecta bien con estos nuevos vientos y pone el acento en que la rentabilidad económica debe estar en consonancia con la rentabilidad social. El último informe sobre posgrados* elaborado por Cepes, la confederación de empresas de economía social, detecta un auténtico boom de este tipo de enseñanza en España, que ha pasado de 29 programas existentes en el curso 2015-2016 a 140 en el 2020-2021 (incluyendo tres doctorados), casi cinco veces más. Según el informe, el 65% de las universidades ya realiza algún curso sobre emprendimiento, creación o gestión de empresas de economía social.
El reto está, sin embargo, en integrar estos valores en el conjunto de la enseñanza, más allá de si la fórmula jurídica del emprendimiento es una cooperativa, una sociedad limitada o una gran corporación que cotiza en Bolsa. Y es justo lo que acaba de hacer el catedrático de Organización de Empresas de la Universidad de Valencia Joan Ramon Sanchis Palacio, con la publicación, junto con su equipo de la Cátedra de la Economía del Bien Común, de un manual universitario pionero, Emprendimiento sostenible. Emprendiendo desde la cocreación de valor y el bien común, editado por Pirámide, con una mirada global que integra las métricas convencionales con los nuevos medidores para captar el impacto social y ambiental de los negocios y sitúa el propósito en el centro de todo proyecto empresarial adaptado a los nuevos tiempos.
Friedman también está en el manual, claro. Pero ya no como el Sumo Sacerdote de La Verdad.
* La Economía Social en la formación universitaria de postgrado. Curso 2020-2021. Cepes, 2020. Descarga gratuita en cepes.es/publicaciones