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El empleo del mañana ya está aquí

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Octubre 2016 / 40

Se pueden hacer apuestas sobre el futuro del empleo, pero lo que es seguro es que las fórmulas de trabajo ya han cambiado. Eurofound identificó nueve tendencias

ILUSTRACIÓN: PERICO PASTOR

Las revistas, las televisiones, las radios y las mesas de los bares están que arden: que si las máquinas van a hacer nuestro trabajo, que si será una revolución industrial a lo new age, que si el empleo en el futuro será todavía más precario que el de ahora… que si, por el contrario, nos sentaremos a tocar la guitarra y tomar cerveza mientras los robots hacen todo por nosotros, tenemos una renta básica que nos llega del cybercielo bendito, y comemos perdices para siempre...

Elucubraciones, muchas. Pero nada de esto podemos saberlo con seguridad. Lo que sí sabemos son las tendencias del empleo hoy, y los rasgos legislativos que con más o menos avances van cambiando, y produciendo un terremoto muy actual en un modelo de relaciones laborales bien asentadas desde la segunda mitad del siglo XVIII.

 

EUROFOUND

La Unión Europea quiso ahondar en el asunto y financió una investigación sobre las nuevas formas de empleo, elaborada por Eurofound, la agencia tripartita de la Unión Europea (Estados, sindicatos, patronales) que facilita conocimientos para colaborar en el desarrollo de las políticas sociales y relacionadas con el trabajo. 

¿Qué encontraron? Que la gente trabaja desde cualquier parte y no necesariamente de ocho de la mañana a cinco de la tarde, sino a la hora que le va mejor (con límites difusos sobre las horas aplicadas realmente a trabajar), con una forma muy irregular de empleo.

Identificó nueve modos de organizar el trabajo, y comprobó que los políticos ya están discutiendo cómo construir un mercado laboral más flexible e inclusivo, legalizando prácticas de empleo no declaradas, asegurando una protección social y condiciones laborales dignas;  y cómo evitar que la transición a esas nuevas formas de empleo sean menos favorables a los trabajadores. 

Las tendencias se debaten entre flexibilidad y seguridad

Las empresas que dan trabajo a través de una App se han disparado

“Ahora mismo no podemos decir que hay una fórmula legal encontrada en general”, explica Irene Mandl, jefa de investigación de Empleo y Cambio de Eurofound. Las grandes tendencias identificadas en nuestro estudio son muy heterogéneas. Algunas de ellas están reguladas, otras no. En algunos casos se acaban de establecer regulaciones, en otros se están discutiendo, algunas se basan en casos que están actualmente en la corte, otras son ignoradas desde la perspectiva legal”.

El debate es, en realidad, el mismo de siempre: entre empleadores y empleados, junto con los gobiernos. La famosa flexiguridad, que en el algún momento fue conflicto entre los miembros de la Unión, dejó de debatirse. En cambio, guste o no, las tendencias que identificó Eurofound son nada más ni nada menos que un tira y afloja entre la flexibilidad y la seguridad.

 

NUEVAS FORMAS DE ORGANIZACIÓN

Quizá la más inquietante de las nuevas fórmulas sea la basada en las tecnologías. Gracias a ellas los empleados pueden hacer su trabajo desde cualquier lado y a cualquier hora. Es el tipo de trabajo en el que Estados Unidos lleva la delantera.

Pero las modalidades del empleo libre pueden ser muy distintas. Un periodista, un abogado, un ingeniero, pueden trabajar desde casa. Y a veces puede ser beneficioso hacerlo, sobre todo para las madres, en un momento en que —todavía— las tareas del hogar se cargan más sobre ellas que sobre ellos. Pero tiene sus contras.

“Incurre en el peligro de la intensificación del trabajo”, apunta el estudio de Eurofound. “Además, aumenta los niveles de estrés y el tiempo de trabajo, y borra los límites entre el trabajo y la vida privada. Puede implicar también un recorte de responsabilidades por parte de la empresa, como salud y seguridad, entre otras cosas”.

En España ya hay algo de jurisprudencia. Hace meses, un juez del tribunal superior de Castilla y León dictaminó que las horas  extra de un empleado que trabajaba desde casa debían pagarse.

En el estado de California, Uber tuvo que hacerse cargo de un chófer agredido por un pasajero. Después de un juicio en ese estado, un juez dictó que los chóferes debían ser reconocidos como empleados. Pero esto es sólo Uber, y es sólo el estado de California… cada sitio donde está Uber ha hecho su propia legislación y en algunos lugares está directamente prohibido.

Dentro de las nuevas tecnologías, a los trabajos como los de Uber que se llevan a cabo gracias a una plataforma online, que junta a empleados con trabajadores, a menudo con una tarea importante diseminada y dividida entre los trabajadores de “la nube virtual”, Eurofound los llama crowd-empleo. Está muy relacionado con el trabajo a demanda o lo que internacionalmente se conoce como Gig Economy.

Este tipo de empresas, que contactan con trabajadores a través de una aplicación, se han disparado. De 2009 a 2013 han pasado de invertir en ello 17 grandes compañías a 117... Uber, TaskRabbit, Lyft, Amazon… 

Aparentemente, no hay jefes. “Cuando el jefe es un algoritmo”, titulaba recientemente el Financial Times al explicar la protesta de los chóferes de Ubereats (que te lleva la comida a casa) en Londres. Estos trabajadores protestaban por cómo los calificaba el algoritmo, según la rapidez de respuesta y la cantidad de llamadas respondidas.

La revista Yes Magazine recorrió varios estados de Estados Unidos para ver cómo vivían los trabajadores de la Gig Economy. “Parece que no hay jefes, pero sí los hay”, decía un turker, una persona que trabaja para Amazon Mechanical Turk. Los turkers, que viven pegados a un ordenador, hacen tareas que van saliendo en la aplicación (normalmente poco cualificadas, como etiquetar una foto), pueden trabajar a cualquier hora, cuando se necesite. Uno de ellos se pasaba diecisiete horas trabajando para ganar algo de dinero y, cuando no, diecisiete horas buscando trabajos para hacer. 

El jefe máximo de los turkers es de carne y hueso, y se llama Jeff Bezos, fundador de Amazon. Una de las campañas para mejorar las condiciones laborales de éstos fue una carta masiva, creada por la plataforma Dynamo, dirigida a Bezos. Hasta el momento no ha tenido demasiado éxito. Amazon aumentó la tasa que cobra por el uso de la red de intercambio laboral y bajó el margen para los trabajadores. “Nosotros venimos del futuro, y traemos malas noticias”, se lamentaba un turker.

Así como las nuevas tecnologías pueden generar trabajos precarios, también generan cyberredes de trabajadores de nuevas tecnologías, como la red Co-workers.org o la Freelancers Union. Son pequeñas, pero aspiran a ser sindicatos del futuro, que trabajan por los derechos universales de los trabajadores. Este tipo de organizaciones observa con detenimiento las luchas de las empleadas del hogar de Estados Unidos, que han ido consiguiendo derechos.  

En España, el crowd-empleo y el trabajo a través de las nuevas tecnologías, son tendencia, y no están regulados. “Son necesarias redes de seguridad para algunas de las nuevas formas de empleo, sobre todo el empleo casual, pero también el empleo basado en el uso de las nuevas tecnologías, y el crowd-empleo”, dice Eurofound.

La cosa se mezcla porque otra de las tendencias identificadas por Eurofound es el “trabajo casual”: es cuando un empleador no está obligado a regular al empleado, pero tiene flexibilidad para llamarle cuando le necesite. Desde el punto de vista del trabajador, es el peor de todos los modelos. Implica bajos salarios, inseguridad, poca protección social y casi ningún acceso a beneficios. La gran flexibilidad que ofrecen puede beneficiar a algunas personas, pero en general la gente declara que, si pudiera, preferiría un trabajo más continuo. En España, la mayoría de los trabajos creados actualmente son temporales, pero donde este tipo de trabajo ha crecido más es en Bélgica, Croacia, Francia, Italia y Lituania.

Otra de las tendencias, que todavía no han llegado a España, es la de los Cupones de trabajo: la relación con el empleador está basada en pagos por servicios, a través de un cupón que se compra a una organización autorizada, que cubre tanto la paga como las contribuciones a la seguridad social. Se usa en Austria, Bélgica, Francia, Grecia, Italia y Lituania.

“Los empleos basados en cupones implican algo de inseguridad, aislamiento social y profesional y un acceso limitado a las medidas adoptadas por recursos humanos para el desarrollo de una carrera”, indica el informe. “Pero ofrece a los trabajadores la oportunidad de trabajar legalmente, aumentando su protección social y, en algunos casos, con mejores salarios”.

 

EN POSITIVO

Hay algunas tendencias identificadas como positivas. Una de las que ha identificado Eurofound, que en España no se usa mucho, es la del Empleado compartido: un mismo individuo es contratado por varias empresas para responsabilizarse de las necesidades de esas compañías. Como resultado, la persona contratada tiene un trabajo a tiempo completo permanente. Así, se logra tener mejores condiciones de trabajo que en el caso de los trabajadores de cartera o freelance (tienen una cartera de clientes, y hacen pequeñas cosas para cada uno de ellos). Austria, Bélgica, Bulgaria, Finlandia, Francia, Alemania, Grecia, Hungría y Luxemburgo son los países europeos en donde este tipo de trabajo está implantado. 

“Empleado compartido”: cuando varias empresas contratan a uno

El trabajo cooperativo se ve como una posibilidad de mejorar el empleo

El trabajo colaborativo también se ha instaurado en España y toma diferentes formas jurídicas, como las cooperativas de trabajo. 

En un reciente evento sobre el futuro del empleo, de la Confederación Europea de Cooperativas de Industria y Servicios (CECOP por sus siglas en inglés),  los participantes aducían que su fórmula es el mejor futuro del empleo. Los trabajadores pueden estar regidos por el régimen general, tener un salario fijo, y los valores del cooperativismo hacen que estas empresas sean más democráticas y solidarias. Además, se juntan sinergias, espacios, y se combate el aislamiento, como en el co-working. Pero las cooperativas no son la única fórmula de trabajo colaborativo. Hay países en los que esta figura jurídica es mínima, pero existen otras maneras de entender el empleo colectivo: suma de freelance, de autónomos o de pequeñas empresas que cooperan.     

Los cooperativistas de las nuevas tecnologías insisten en que es necesario que las plataformas como Uber o Airbnb sean de los mismos trabajadores, y no de magnates de Sillicon Valley, para asegurar una mayor justicia social. Eso está comenzando a funcionar: Fairmondo, Stocksy, Juno, Tapaaz son ejemplos de ello. El problema, en algunos casos, es competir con los precios a la baja que las grandes empresas consiguen, por ejemplo con el Mechanical Turk, al deslocalizar el trabajo a países pobres. Para las grandes firmas eso es positivo, dispersa el dinero y permite dar un precio más bajo al consumidor final.

Eurofound advierte que en este tipo de empresas colaborativas es necesario que exista una diversidad de clientes. De otra manera, se convierten en spin offs y los derechos laborales  pueden diluirse.

La última tendencia identificada es la Gestión interina: personas de alta cualificación son contratadas temporalmente para resolver un problema específico de la empresa. Según el estudio, estos trabajadores pueden beneficiarse de  la flexibilidad e incluso de un aumento salarial, pero a costa de un punto de ansiedad.

Eurofound sugiere que todavía queda un largo camino por recorrer, y que hace falta entender conjuntamente el empleo individual e intercambiar información y experiencias alrededor de Europa.