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El tren de una nueva industria se fuga y la banca se pilla la mano

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Noviembre 2013 / 8

España pasa de ser pionera en europa en el sector de las energías limpias a liderar la caída de las inversiones a escala mundial, mientras QUE París y Berlín se alían para ocupar su espacio

La energía del viento tritura empleos a un ritmo de 25 al día, según estimaciones del presidente de la Asociación Empresarial Eólica (AEE), José López-Tafall, el pasado verano. La congelación de primas a la energía limpia, impuesta en enero de 2012, era temporal. Aún no se sabía que la reforma eléctrica iba a hacerla retroactiva. Pero ya en 2012, España fue el país de todo el mundo donde más se hundieron las inversiones en energías verdes: el 68%, frente a una caída global del 11% condicionado por la crisis europea. En los primeros meses de 2013, el dato anterior pareció una fiesta, ya que el hundimiento alcanzó el 96%, según Bloomberg New Energy Finance (BNEF).

Mientras que el Japón pos-Fukushima la incrementa en un 75%, Asia y África despiertan al futuro de la energía limpia, en Europa otros ocupan el espacio que un día aspiró a ocupar España. París y Berlín firmaron hace unos meses una carta conjunta en la que se comprometen a avanzar hacia una transición energética. La carta incluye un mea culpa en nombre de la UE por no haber sabido ponerse en cabeza de la ola de innovación tecnológica en la revolución de la electrónica de los años ochenta o la digital en los noventa, como Japón o EE UU. Destacan, pues, la importancia de que Europa (cuya dependencia energética es del 53,8%, en el caso de España, un 70,8%) se sitúe a la cabeza de la nueva ola de innovaciones tecnológicas ligadas a la energía y el medio ambiente, en mercados cuyo volumen se duplicará en la próxima década”. París se propone reducir el peso de la energía nuclear del 75% al 50% en 2025, a un 20% más de eficacia energética y a que las renovables supongan un 23% del aprovisionamiento energético en 2020. Berlín, por su parte, quiere llegar a 2022 sin nucleares, y pretende que la energía verde sea al menos la mitad en 2030.

 

EMPLEOS EN EL PAÍS DEL PARO

En España, que había llegado a ser el quinto país del mundo en patentes eólicas e invertía 120 millones de euros al año en I+D, las nuevas energías habían llegado a incrementar su peso en el PIB nacional del 0,69% al 0,98% entre 2005 y 2009 y, con 10.283 millones, pesaba más que la industria del calzado o la pesca. Según el Plan de Energías Renovables (PER) 2011-2020, esta contribución iba a alcanzar en 2020 los 18.000 millones.

El Instituto Sindical de Trabajo, Ambiente y Salud (ISTAS) y el IDEA contabilizaron en 2010 88.209 los empleos directos (148.394 incluyendo los indirectos) que había generado el sector. El 90% de ellos del sector eólico, biomasa y solar. “Empleos de calidad, cualificados y bajo la modalidad de contratación indefinida”, precisó. La proyección del plan para 2020 era alcanzar los 302.866 empleos, un salto del 104% en diez años, sobre todo en operación y mantenimiento.

Por no hablar de las emisiones de CO2 evitadas. Entre 2010 y 2020 se calculan en 170,9 millones de toneladas (Mt). Greenpeace emplazó al Gobierno a usar las renovables como palanca para salir de la crisis y el modelo productivo.

Con el pinchazo de la burbuja inmobiliaria, algunas entidades financieras entendieron que habían encontrado un sector de futuro. CatalunyaCaixa, por ejemplo. En 2008, costeó con 30 millones un parque fotovoltaico en Salamanca con una potencia de 5,45 mW. En los ocho primeros meses de ese año llevaba invertidos 200 millones en renovables, el 35% más que en 2007.

No sabía que iban a cambiarle las reglas de juego a mitad de partido. No fue la única. Solo en seis meses de 2011, La Caixa invirtió 400 millones en 15 proyectos de diferentes tecnologías, que supusieron una deuda de 3.858 millones (la del mismo período del año anterior era de 2.480 millones), en varios países. El BBVA se presentaba como “referente” en la financiación de renovables, y en España financió más de 20 centrales termosolares, entre otras. El año pasado, el Santander financió proyectos con capacidad total de 6.487 mW (en España, Brasil, Canadá, Chile, EE UU, Italia, Australia, México, Reino Unido y Uruguay.

 

 

Un ‘banco malo’ para activos ‘verdes’?

La banca que financió la fiebre renovable –se calculan en 14.000 los millones de  euros de deuda pendiente solo de fotovoltaicas– intentó evitar casi tanto como la industria un corte de primas.  El dilema de las entidades es renegociar créditos  que con las nuevas reglas y la inseguridad jurídica creada no recuperarán. El sector se teme que dejen caer a un alud de pequeños inversores. Industria baraja un banco malo para activos verdes. Las asociaciones fotovoltaicas hablan ya de “expropiación”.