“Hay que poner impuestos a la carne”
Paula González Fundadora y CEO de la agencia de comunicación The Vegan Agency, especializada en asesorar a empresas 100% veganas y a otras que empiezan a dejar de lado los productos de origen animal. Madrileña, de 35 años y licenciada en ADE, colabora con el Diario de Nietzsche, el espacio que el diario.es dedica a los derechos animales. Jamás rehúye un buen debate. |
Entrevista a Paula González, empresaria y activista vegana
¿Por qué se hizo vegana?
Por los otros animales, que también tienen sistema nervioso central y las mismas experiencias que los humanos en cuanto a dolor, interés por vivir, alegría, incluso pérdidas y duelos. Al final, nosotros no somos más que un animal más dentro de esta gran cadena que nos une, tan biodiversa. Creo que lo que estamos haciendo a los otros animales en masa no es justo. Por eso elegí llevar una vida que definimos con el término cruelty free, libre de crueldad.
¿Qué otras razones llevan a tanta gente a optar por una dieta estrictamente vegetal?
Las otras dos grandes motivaciones son la salud y el medio ambiente. Una dieta 100% vegetariana libre de ultraprocesados puede ayudar a revertir la diabetes tipo 2 y a mejorar las enfermedades cardiovasculares. La dieta vegetariana es adecuada para todos los estadios de la vida, como dicen la American Dietary Asociation y la Organización Mundial de la Salud (OMS). Lo único que debemos hacer las personas veganas es suplementarnos la vitamina B12. En lo que respecta al medio ambiente, no nos podemos permitir comer a este ritmo porque estamos agotando los recursos naturales. La industria ganadera y la pesquera ejercen una presión desde tantos ángulos que nuestro sistema se ha convertido en insostenible.
¿Por qué son las mujeres quienes lideran el movimiento vegano?
Los estudios que se han hecho en Inglaterra y en España así lo dicen. El estudio de la doctora Estela Díaz, de 2012, dice que el 71% de las activistas en España son mujeres. La Vegan Society de Reino Unido sube el porcentaje al 82%. Igual que sucede con el cambio climático, las mujeres somos las más perjudicadas. Las inmigrantes y las refugiadas por el cambio climático son en su mayoría mujeres. Como el patriarcado nos asigna el rol de cuidadoras, nos hemos dado cuenta de que hay una serie de problemas en el mundo que debemos atajar.
¿Hay relación entre veganismo y feminismo?
El veganismo es la solución al problema del especismo, igual que el feminismo es la solución al machismo. El especismo, al final, es la discriminación arbitraria por especie, es decir, yo me creo más que tú por pertenecer a otra especie. Si ereres un elefante te puedo romper el alma, como dicen en la India, meterte en un circo y obligarte a hacer trucos porque me siento superior a ti, en lugar de verte como un compañero más del planeta.
El veganismo es también muy popular entre la gente joven. ¿Puede haber un componente de moda?
Seguramente, pero como todas las modas, es posible que llegue para quedarse. Nuestra generación está sufriendo cambios radicales, como las olas de calor y la presión sobre el medio ambiente, fenómenos desconocidos hace 50 años. La globalización e internet han hecho mucho. A las personas jóvenes nos llega diariamente una cantidad de información que no llegaba a la generación de nuestros padres. Entonces es lógico que hayamos optado por tomar decisiones diferentes.
¿Con qué obstáculos suelen encontrarse las personas veganas en España?
Mucha gente empieza y lo deja. La principal razón es la presión social. Al final, somos animales sociales, vivimos en comunidad y nos importa lo que piensen de nosotras. Si no tienes apoyo de tu familia, de tus amigos, de la gente a la que quieres, es muy difícil. Yo a los 17 decidí dejar de comer animales y a los 18 lo hice efectivo, cuando nadie en mi familia había sido vegetariano o vegano, y lo he mantenido por cabezonería. Pero no es lo habitual. No hay mucha información, o la que hay es, con frecuencia, engañosa, porque el lobby de la industria cárnica se encarga de ello, tratando de contrarrestar incluso datos que vienen de la OMS.
En España la cultura de la carne está muy arraigada...
Tenemos todavía un poco de mentalidad de posguerra y seguimos relegando a los vegetales al papel de guarnición. Son los segundones. Parece que una comida no está completa sin carne o pescado. En una época de sobreabundancia como la que vivimos, tiene que haber carne en el desayuno, la comida y la cena.
Las multinacionales han detectado el auge del veganismo y están tratando de aprovechar ese nicho de mercado. ¿Qué le parece?
Va a llegar un momento en que las multinacionales van a dejar de vender carne; sobre todo la de ternera, pero también los demás productos cárnicos, incluido el pescado. Son los alimentos que más agua y energía consumen, los que más contaminan y los que más cuesta producir. Las multinacionales no son tontas. Muchas están queriendo anticiparse al colapso que sucederá en algún momento y también a las medidas que los Gobiernos deberían empezar a imponer, como el impuesto a la carne. La carne debe dejar de estar subvencionada, igual que la industria láctea, una de las más subvencionadas de la Unión Europea.
"El veganismo es un movimiento político y social desde su fundación"
"Tenemos mentalidad de posguerra y relegamos los vegetales al papel de guarnición"
¿Habrá algún día que la dieta vegana sustituya a la dieta tradicional?
Honestamente, con el corazón en la mano y después de todo lo que he leído en los últimos 18 años, creo firmemente que es la opción más sostenible. Hay estadistas y expertos, como la etóloga Jane Goodall, que ven motivos para la esperanza. Pero también es verdad que no esperábamos que hubiera una guerra en Europa. También estamos viendo un auge de la ultraderecha en muchos países y un retroceso en el derecho al aborto en EE UU. Todo está conectado. El ser humano tiene esa faceta más egoísta, más cortoplacista, más del sálvese quien pueda. Al final, el sistema económico imperante en el mundo, que es un neoliberalismo o un capitalismo salvaje, lo fagocita todo.
¿Es el veganismo un movimiento político? ¿Es más de izquierdas que de derechas?
Sin duda, es un movimiento político y social desde su fundación por Donald y Dorothy Watson con la Vegan Society de Reino Unido. Las bases del movimiento vegano tienden más hacia la izquierda. Es verdad que puede haber gente vegana y de extrema derecha, pero en el movimiento de los derechos de los animales no lo vemos con buenos ojos, porque van contra otras libertades fundamentales. Muchas veganas tendemos hacia la interseccionalidad, es decir, que una lucha no pise a otra. No tengo por qué, en mi veganismo, oprimir a otras personas. El veganismo tiene una agenda política en sí misma: ayudar a los animales a llevar una vida lo más digna posible durante el máximo tiempo posible. Son muchos frentes: no es solo la alimentación, es el entretenimiento, con las corridas de toros y el circo...
Ilustración: Andrea Bosch
¿Es más caro vivir siendo una persona vegana que siguiendo una dieta tradicional?
Depende del ritmo de vida que lleves. Si quieres comer siempre en restaurantes veganos, alojarte solo en hoteles veganos o conducir un Tesla con la tapicería hecha de materiales vegetales y 100% eléctrico, el veganismo puede ser más caro, claro que sí. Pero no tiene por qué; también se puede llevar ese ritmo de vida tan alto comiendo solomillo. En lugar de un edredón de plumas se puede, por ejemplo, elegir uno sintético, que es más barato. Con la ropa pasa igual: se puede comprar sintética o de segunda mano, que suele ser más barata que un bolso de piel o unos zapatos de cocodrilo. Si compras en el mercado y si aprendes a cocinar verduras, frutas, legumbres, hortalizas o granos, al final no tiene por qué ser más caro.