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“La clave está en la productividad” // Inmaculada Cebrián

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Mayo 2017 / 47

Ni la devaluación salarial ni la reforma laboral han sido suficientes para crear empleo en cantidad y calidad, pero si vienen vacas gordas hay que repartir los beneficios entre todos

Entrevista a 
Inmaculada Cebrián
profesora de la Universidad de Alcalá de Henares y experta en economía laboral

¿Cómo ha sido posible una devaluación salarial de la magnitud de la que se ha producido durante la crisis?

El salario, además de ser un precio de intercambio de la fuerza de trabajo, tiene un valor social que va más allá de cualquier mercancía, porque en él interviene el factor humano. Las personas trabajan porque necesitan recibir unos ingresos para vivir y las empresas necesitan a los trabajadores para fabricar productos que luego puedan vender, obtener unos ingresos y alcanzar el máximo nivel de beneficio. El factor trabajo, por lo tanto, se deriva en gran medida de lo que ocurre en el mercado de productos. 

¿Qué pasó en España al comenzar la crisis? Que el nivel de producción comenzó a caer y en su caída arrastró al empleo.  En el año 2012 los sindicatos llegaron a un acuerdo con las empresas en el que reconocían la conveniencia de ajustar los crecimientos salariales, pero el proceso de devaluación salarial no salió finalmente de ese acuerdo, sino que fue resultado de la reforma laboral. Habría sido magnífico que el ajuste salarial hubiera sido dialogado, pero no lo fue porque se impuso la reforma laboral, que redujo la capacidad negociadora de los trabajadores en favor de las empresas. En esas circunstancias, y con una economía con un altísimo nivel de desempleo (en 2013 llegamos a tener más de seis millones de desempleados), ¿quién no va a aceptar una reducción salarial? Hay que tener en cuenta, además, que con la reforma de 2012 las empresas mejoraron su capacidad de descuelgue y de reducción salarial. 

¿Ha ayudado la caída de los salarios a salvar la economía española?

El objetivo de la reforma laboral y de la devaluación salarial era crear empleo. Ninguna de las dos medidas, ni tampoco la competitividad que supuestamente ha ganado la economía española con la devaluación salarial, han sido suficientes para conseguirlo en cantidad y calidad.

¿Por qué? 

El factor trabajo no sólo supone un coste para la empresa. Es también una necesidad, porque alguien tiene que crear el producto. Si resulta que estamos en una crisis en la que no hay necesidad de crear producto porque la demanda agregada está absolutamente deprimida, ¿qué vamos a vender? Ya nos pueden tirar los salarios por los suelos que no vamos a crear empleo. La devaluación salarial no consiguió crear empleo porque el sector productivo de la economía no estaba en posición de hacerlo.

ILUSTRACIÓN: PERICO PASTOR

Entonces, ¿de dónde viene la recuperación?

Evidentemente, tuvimos la grandísima suerte de que no sólo nosotros, sino todo nuestro entorno, empezó a experimentar una mejoría. Es cierto que nuestro sector exterior nos ha ayudado a salir de la crisis, y es cierto que España ganó competitividad porque los precios cayeron y el euro comenzó a depreciarse. Así conseguimos cierto margen que nos ha permitido mantener un buen comportamiento exportador y nos ha ayudado a seguir produciendo. ¿Pero qué ocurre con la recuperación? En mi opinión, no hemos aprovechado el sufrimiento de la crisis ni el comienzo de la salida para mejorar nuestro sistema productivo. En cuanto hemos empezado a recuperarnos, el coste que han sufrido los trabajadores con la destrucción de empleo y la devaluación salarial no ha tenido una contrapartida en la mejora de la productividad.

¿Por qué no ha sido así?

En el momento en el que España, a partir del año 2014, empieza a recuperar la senda de crecimiento, la productividad vuelve a caer. Nuestra productividad sólo consigue crecer en las etapas de crisis. Podemos tener devaluación salarial o creer en el sector exportador, pero si seguimos basando nuestro crecimiento económico en sectores de baja productividad, que es lo que parece que estamos volviendo a hacer, seguiremos sin ser competitivos y perderemos toda la competitividad que hayamos logrado ganar con la devaluación salarial. Por eso me pregunto por qué nos empeñamos en seguir modificando las leyes que regulan el mercado de trabajo, exigimos a los trabajadores el sacrificio de sufrir caídas salariales y no generamos en paralelo mejoras en investigación, en innovación, en creación de empresas que sean capaces de mantener la economía más allá del corto plazo.

 

¿Sería positivo o negativo para la recuperación subir salarios ahora?

Creo que es hora de subir los salarios. Si estamos yendo mejor, si tuvimos que recortar en las épocas de vacas flacas, ¿por qué no vamos a repartir en épocas de vacas gordas? Si estamos empezando a engordar la economía, es lo justo que la economía devuelva a los trabajadores lo que les ha quitado. Ahora bien, no nos olvidemos de la productividad, y esta no depende exclusivamente del mercado de trabajo. Sobre todo, quien tiene que intervenir son las políticas industriales. A mí me gustaría que el Ministerio de Empleo y el Ministerio de Economía se sentaran juntos y fuesen capaces de decidir qué hacer y dónde hacerlo para lograr que las subidas salariales no se conviertan en un problema inflacionista, porque si van seguidas de aumentos de productividad eso no ocurrirá.

¿Hay peligro de que España pierda competitividad si suben los salarios?

Si el salario aumenta y no crece la productividad, se crea un problema inflacionista. No hay cosa peor en el mundo que un problema inflacionista que no seamos capaces de controlar, porque encima es el Banco Central Europeo quien controla las cuestiones monetarias y nosotros no tenemos competencias. Por eso nos obligan a una devaluación interna, porque es la única posibilidad que nos queda. Obligan a los trabajadores a poner a disposición de la sociedad sus rebajas salariales y, por eso, ahora, que las cosas van bien, lo justo sería que a los trabajadores se les devolviera ese sacrificio hecho.

“Lo justo es devolver a los trabajadores lo que se les ha quitado”

“No hemos logrado mejorar nuestro sistema productivo”

“Nada es peor que un brote inflacionista que no podamos controlar” 

¿Qué efecto ha tenido la crisis en la brecha salarial entre mujeres y hombres? 

Sea cual sea la fuente que miremos, la brecha salarial es, como mínimo, del 20%. Si nos fijamos sólo en el salario/hora, a lo mejor se reduce. La brecha salarial existe porque las mujeres tienen mayor peso en la contratación a tiempo parcial, luego trabajan menos horas. También hay que tener en cuenta el efecto de la contratación temporal. Evidentemente, si hay un trabajador que trabaja menos meses al año y en una jornada reducida, va a tener unos ingresos anuales menores. Las mujeres, que tienen tasas de temporalidad y de parcialidad tradicionalmente más altas que los hombres, tienen unos ingresos más bajos. La diferencia salarial no sólo se explica por el tipo de contrato y la jornada, sino también por el tipo de sector en el que trabajan las mujeres y por el tipo de tareas que realizan. Hablamos de sectores menos productivos y de menores salarios. 

¿Qué se puede hacer para reducirla?

Romper con todas estas tendencias. Lograr que las mujeres con una carrera universitaria no acaben trabajando de administrativas, sino que puedan realizar sus tareas como universitarias. Hay mucha sobrecualificación. Al mismo tiempo, siguen siendo muchos los hogares en los que las mujeres son trabajadoras secundarias. Aunque muchos han sobrevivido durante la crisis gracias a que la mujer tenía un puesto de trabajo, lo tradicional es considerar a la mujer como trabajador secundario o complementario, y ello te lleva a aceptar cualquier cosa en una situación de necesidad, y los salarios salen muy perjudicados. También sería ideal recuperar las políticas de igualdad y fomentar que los hombres se implicaran en ellas, en particular las de conciliación.