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La guerra fuerza un salto adelante de la UE

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Abril 2022 / 101

Ilustración
Andrea Bosch

Europa actúa por primera vez como actor global. Su respuesta a la agresión rusa supone un salto cualitativo en el proceso de integración.

La criminal invasión de Ucrania por parte de la Rusia de Putin el pasado 24 de febrero ha provocado un cataclismo en el mundo entero, con un especial impacto en la Unión Europea. La guerra está masacrando a un país de 44 millones de habitantes, causando miles de muertos, más de 3,5 millones de refugiados y la destrucción de la economía ucraniana, que puede perder hasta el 35% de su producto interior bruto (PIB). En el momento de escribir esta crónica, después de 26 días de guerra, los daños humanos y económicos son aterradores. Contra todos los pronósticos de los expertos, el pueblo ucraniano ha resistido con una abnegación impresionante, liderado por su presidente Volodímir Zelenski, cuyo valor ha sido reconocido por todos los países del mundo libre.

Las espantosas imágenes de los estragos causados por los bombardeos, la destrucción de edificios civiles y la heroica resistencia de los ucranianos “han sacudido a la opinión pública europea y ha empujado a sus dirigentes a adoptar decisiones políticas y económicas que eran impensables hace tan solo pocos días”, explica una importante fuente comunitaria. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, condenó el mismo día de la invasión a Rusia por este “ataque bárbaro” y afirmó que en la Unión “estamos plenamente preparados para acoger a todos los refugiados, que serán bienvenidos”. La aplicación y la consolidación de las acciones emprendidas por los Veintisiete significarán un gran avance en la integración europea.

45% del gas que se importa en Europa procede de Rusia

60% de la riqueza de los oligarcas rusos está en paraísos fiscales europeos

Por primera vez en la historia la UE ha entrado en acción como actor global. En palabras de Josep Borrell, jefe de la diplomacia europea, “hemos asistido al tardío nacimiento de una Europa geopolítica”. La respuesta europea supone un salto cualitativo en el proceso de integración sin precedentes que se ha desarrollado en un triple frente: durísimas sanciones económicas, envío de armas a Ucrania y la concesión de ayudas a todos los refugiados que lleguen a la Unión.

La respuesta europea ha venido muy condicionada, no obstante, por una doble restricción. Por una parte, la UE es muy consciente de que Rusia es la mayor potencia atómica del mundo, como su presidente, Vladímir Putin, no cesa de recordar, y, por tanto, hay un riesgo real de que se desencadene una guerra nuclear. Por otra parte, Europa tiene una extraordinaria dependencia energética de Rusia. El 45% de las importaciones europeas de gas natural y el 29% de las de petróleo proceden de Rusia. La guerra ha provocado ya una catástrofe humanitaria con miles de víctimas y tendrá un impacto terrible en la economía mundial como consecuencia de los efectos de la contienda en los mercados de energía y de cereales, de los que Ucrania es uno de los principales proveedores.

El 1 de marzo, el Parlamento Europeo condenó con dureza “la ilegal, no provocada e injustificada agresión militar y la invasión de la Federación Rusa contra Ucrania”. En su resolución, los  eurodiputados recordaron los innumerables informes sobre las violaciones de las leyes internacionales cometidas por las tropas rusas con bombardeos en las zonas habitadas, hospitales y guarderías. Recordaron que desde el conflicto de Donbás y Crimea en 2014, más de 14.000 personas habían perdido la vida.

 
Duras sanciones

Las primeras medidas de la UE se adoptaron el 23 de febrero, dos días después de que Putin reconociese la independencia de las autoproclamadas repúblicas pro rusas de Donetsk y Lugansk. Tras la invasión y los bombardeos, las sanciones se endurecieron drásticamente. Los castigos unánimes se dirigieron especialmente contra los oligarcas rusos y los responsables políticos de la guerra. El más significativo ha sido la prohibición del acceso al sistema SWIFT, que resulta imprescindible para realizar los pagos internacionales. La medida ha aislado a los principales bancos rusos. Paralelamente, se ha congelado una gran parte de los activos del banco central ruso (unos 570.000 millones de euros) que constituían sus reservas líquidas. El Instituto de Finanzas Internacionales ha señalado que las sanciones económicas “tendrán un impacto significativo”. Entre las medidas punitivas destaca también el cierre del espacio aéreo europeo para las aeronaves rusas, incluidos los aviones privados de los oligarcas.

Las consecuencias para la economía rusa han sido inmediatas. El rublo se devaluó el 30% y el banco central de Rusia tuvo que subir el tipo de interés desde el 9,5% al 20%, lo que supone un duro golpe para la financiación de las empresas y familias. La Bolsa de Moscú permanece cerrada desde que se impusieron las sanciones.

El castigo va dirigido especialmente a unos 900 poderosos magnates rusos y 62 entidades. Sin embargo, las penalizaciones a los oligarcas podrían ser esquivadas porque una parte de su riqueza se encuentra protegida en paraísos fiscales europeos como Chipre y Holanda. Un estudio del Observatorio Fiscal de la Unión Europea de 2018, realizado por los profesores Theresa Neef, Panayiotis Nicolaides, Lucas Chancel, Thomas Piketty y Gabriel Zucman, estimó que en 2007 el 0,01% de los rusos más ricos (unos 10.000 individuos) poseían más del 12% de la riqueza de Rusia, el 60% de la cual la mantenían en paraísos fiscales.

Los autores del estudio abogan por aprovechar las sanciones económicas para crear un registro de activos europeo y compartir la información disponible entre los distintos Estados para reforzar la lucha contra los paraísos fiscales en Europa.

En la cumbre celebrada el 10 y el 11 de marzo en Versalles, los líderes europeos explicitaron su propósito de endurecer los castigos económicos a Rusia. En su declaración final manifestaron: “Estamos dispuestos a imponer rápidamente nuevas sanciones”. Paralelamente, unas 400 multinacionales financieras y tecnológicas de Europa y EE UU han abandonado el país.

La UE debe reforzar las interconexiones eléctricas y acelerar el uso de energías renovables

Sin duda, las sanciones económicas afectarán también negativamente a la economía europea. El vicepresidente de la Comisión, Valdis Dombrovskis, reconoció que el crecimiento medio de los miembros del club estará por debajo del 4% previsto. El centro de investigación económica alemán  ZE-Leibniz  ha pronosticado que las probabilidades de recesión económica han aumentado sensiblemente. En España, el centro de estudios Funcas estima que la economía crecerá este año el 4,8%, ocho décimas menos que su pronóstico de hace dos meses.

Envío de armas 

La guerra ha provocado cambios sustanciales en la Unión en materia de defensa. El 26 de febrero, dos días después del estallido del conflicto, Alemania acordó enviar armas a Ucrania. El mismo día, la Unión Europea decidió entregar armas letales a Ucrania por un valor de 450 millones de euros. Es un apoyo,sin precedentes a un país en guerra. “Es la primera vez en la historia” precisó Borrell, “que se adoptaba una decisión de este tipo sin que nadie la obstruya”.

Al día siguiente, el domingo 27 de febrero, se produjo uno de los cambios más trascendentales en la reciente historia europea. Por la mañana, el canciller alemán Olaf Scholz anunció en el Bundestag una “nueva era en defensa” con la creación de un fondo especial de 100.000 millones de euros para modernizar las Fuerzas Armadas. La decisión se complementó con el compromiso de aumentar el presupuesto anual de defensa hasta el 2% del PIB. El canciller, que fue interrumpido por aplausos varias veces, anunció el envío de más tropas a la OTAN. La popularidad del líder socialdemócrata aumentó en un 13 puntos porcentuales, según Financial Times.

En días posteriores se amplió el valor de los envíos de armas de la UE hasta 1.000 millones de euros. En la cumbre de Versalles los líderes europeos acordaron “aumentar sustancialmente el gasto en defensa... desarrollando capacidades de defensa de manera colaborativa dentro de la Unión Europea”.

Al mismo tiempo, países europeos que hasta ahora se habían mantenido neutrales, como Finlandia y Suecia, acordaron aumentar sus presupuestos de defensa de manera significativa. España, que cuenta con el presupuesto de Defensa más bajo de la OTAN, en torno al 1,4% del PIB, también ha anunciado su voluntad de aumentar esta partida del gasto hasta el 2% exigido por la Alianza Atlántica, según anunció el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, el 14 de marzo.

Entrada de refugiados

Otro tabú importante derribado por la guerra ha sido la activación de una directiva que permite la entrada sin límite en la Unión Europea de los ucranianos que huyan de la guerra. Se trata de la directiva 2001/55/CE, que establece unas normas mínimas para la concesión de protección temporal en caso de afluencia masiva de personas desplazadas y fija medidas para acoger a dichas personas y asumir las consecuencias. La directiva concede el derecho a los ucranianos a permanecer durante un año en la UE, con posibilidad de prórroga hasta tres años. Los Estados garantizarán que los beneficiarios tengan acceso a un alojamiento adecuado y derecho a incorporarse al mercado de trabajo y a la educación. Se trata de un cambio trascendental, pues la norma no había sido nunca activada, ni en 2015 cuando se registró la afluencia masiva de refugiados por la guerra de Siria. Según Naciones Unidas, los refugiados llegados a Europa superan ya los 3,5 millones y son más de 10 millones los que se han visto obligados a abandonar sus hogares. El coste de la financiación de las ayudas a los refugiados podría superar los 30.000 millones de euros según el economista Jean Pisani-Ferry, miembro de los centros de estudio Bruegel en Bruselas y del Peter Institute for International Economics en Washington.  

Dependencia energética

La guerra de Putin contra Ucrania ha puesto en evidencia la fragilidad de Europa por su creciente dependencia energética de Rusia. El conflicto armado ha llevado al primer plano el conflicto interno europeo entre quienes priorizan los intereses económicos y los defensores de los valores de la Unión (la libertad, la igualdad, la democracia y el respeto a la dignidad humana). En octubre de 2006, Josep Borrell, entonces presidente del Parlamento Europeo, ya exhortó a Putin que Europa “no cambiaría energía por derechos humanos”.  

Es preciso revisar a fondo el actual modelo capitalista para acabar con los paraísos fiscales

En Europa, no obstante, la realidad es que se han priorizado los intereses económicos y la seguridad energética impulsada por Alemania. Berlín ha sido partidaria de incrementar la cooperación económica con la idea de que esta era la mejor manera de acercar Rusia a la democracia. En sintonía con esta estrategia se construyeron los gasoductos Nord Stream I (2011) y Nord Stream II (2018), con una capacidad de 55.000 millones de metros cúbicos de gas (55 bcm) cada uno. La sociedad constructora dominada por Gazprom está presidida por el excanciller alemán Gerhard Schröder. Nord Stream II no ha llegado a funcionar y fue suspendido por el canciller Scholz el pasado 22 de febrero. Ambos gasoductos significaron un paso en falso y un grave gesto de insolidaridad hacia Ucrania y los países que quedaban excluidos del suministro ruso.

La realidad es que de manera temeraria la dependencia europea del gas de Rusia no ha cesado de crecer. Las importaciones de gas ruso han pasado de representar el 32% del total en 2006 al 45% en 2021. Se cerraron los ojos a las reiteradas violaciones de los derechos humanos por Rusia.
Con la guerra Europa ha tomado conciencia a marchas forzadas de la necesidad de reducir su dependencia energética de Rusia. “Hemos acordado eliminar gradualmente, lo antes posible, nuestra  dependencia de las importaciones de gas, petróleo y carbón rusos en particular”, declararon los líderes europeos el pasado 11 de marzo.

El plan de la Comisión Europea es rebajar los 155 bcm de gas que importó la UE en 2021 a 101 bcm para finales de 2022. Se trata de una apuesta muy ambiciosa, pues supone prescindir de dos tercios de las importaciones actuales. La Agencia Internacional de la Energía (AIE) ha elaborado una propuesta más prudente que apunta a eliminar la mitad de las importaciones.

El agravamiento de la crueldad de los bombardeos ha incrementado la indignación de la opinión pública de manera exponencial. En Alemania una reciente encuesta indica que el 44% de los ciudadanos ya son  partidarios de eliminar completamente las importaciones de productos energéticos de Rusia.

2% del PIB. Es el gasto militar que la OTAN ha fijado como objetivo para sus miembros. España se ha comprometido a alcanzarlo desde el actual 1,4%.

Sorprende, de todas formas, que los Estados miembros no hayan adoptado ya políticas de ahorro como se hizo en anteriores crisis. La UE debe intensificar su política energética común con medidas como el refuerzo de las interconexiones eléctricas entre países y acelerar el uso de energías alternativas como la eólica y la solar. 

Además de los terribles daños causados en Ucrania, la guerra de Putin provocará unos descomunales costes humanitarios en forma de hambrunas en importantes países en desarrollo. Ucrania es el principal proveedor de trigo, maíz, avena y centeno de países superpoblados como Egipto, Indonesia y Bangladesh. La alimentación básica de muchos países depende de la producción agrícola ucraniana. La siembra de cereales que tenía que haber empezado el pasado 10 de marzo no se ha podido realizar, no tan solo por las acciones militares en el campo, sino porque todos los hombres están movilizados.  

La guerra ha disparado los precios de la energía y la inflación en general. Las autoridades monetarias europeas están desconcertadas y, por el momento, no han subido los tipos de interés por temor a provocar una recesión. Europa se plantea de nuevo acudir al endeudamiento común para movilizar la financiación pública europea. Esta iniciativa exigirá una revisión a fondo del sistema fiscal europeo y del modelo capitalista que acabe con los privilegios los paraísos fiscales.