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La mística revolucionaria

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Julio 2013 / 5

En un siglo el trabajo ha pasado de mitificación a convertirse en un bien escaso y raro

La cultura del esfuerzo por el trabajo intenso y bien realizado es una de las fuerzas de la primera revolución socialista. Los mejores obreros, los mineros y campesinos son los héroes del país.  Frente al asedio internacional, la revolución rusa contó con el valioso  apoyo de los cineastas de mayor talento como Serguéi M. Eisenstein y Dziga Vértov para difundir las nuevas ideas. En 1930, el trabajo de Vértov Entuziazm: Simfoniya Donbassa,  es una emocionante y comprometida cinta para apoyar los objetivos del Primer Plan Quinquenal de la Unión Soviética (1928 –1932). Acompañada por las vibrantes músicas de Nikolái Timofeev y Dmitri Shostakóvich,  la película presenta a los obreros como  los “luchadores de la primera línea de fuego”.   Impacta  la arenga de una fervorosa militante: “ Yo, trabajadora especializada del pozo 9, prometo sobrepasar el cupo de este año y producir 28.000 toneladas”. 

Para el estímulo de la producción se desarrolla toda una mística con consignas “contra la pereza en el trabajo”, porque  cumplir el plan  “es un asunto de honor, coraje y heroísmo”,  y llamadas al deber:  “Nos comprometemos a cosechar rápida y meticulosamente”. Son los años del estajanovismo, que persigue aumentar  el rendimiento laboral con mejoras técnicas y elevando la moral obrera . Una lucha que va de la mano en los mensajes contra el individualismo. “Necesitamos cumplir los objetivos de producción inmediatamente”, afirma un militante de la organización local, que pregunta a la asamblea: “¿Puede conseguirlo la iniciativa individual? ¿Un ministro del Gobierno o el presidente de la Unión?  “De ninguna manera”,  se contesta a si mismo. El mitin es una llamada a la movilización del Komsomol (las juventudes comunistas) y “en realidad a todos los trabajadores”.

En 1977,  el polaco Andrzej Wajda desmitifica con  valentía los logros del estajanovismo en Czlowiek z marmuru, que reconstruye la biografía del albañil Mateusz Birkut, considerado “un héroe del proletariado” por su laboriosidad en los años cincuenta y que después desaparece inexplicablemente.

Otra desmitificación del trabajo la encontramos  en Workingman’s Death, dirigida por Michael Glawogger, en la que en lugar de los legendarios mineros ucranianos de Donbass aparecen unos trabajadores ilegales arañando carbón en una  galería en ruinas. En otros cinco capítulos, el documental muestra diversos  campos de trabajos penosos en Nigeria, Pakistán, Indonesia, China y Alemania, que suponen la decadencia de ciertas actividades.

Una visión estimulante de la solidaridad internacional  es el hilo conductor  de  Kameradschaft, de G. W. Pabst, que rememora una tragedia minera basada en hechos reales. Un accidente ocurrido en una mina en la frontera franco-alemana que fue dividida en dos después de la Primera Guerra Mundial, despierta la solidaridad por encima de las nacionalidades. Para salvar a los mineros  franceses atrapados tras una explosión, un grupo de alemanes acude decidido  para su liberación.

 

BREVE SELECCIÓN

ENTUZIAZM: SIMFONIYA DONBASSA

Director: Dziga Vértov. 1930

Fotografía:B. Cejtlin.

Música: Timofeev y Shostakovich.

CZLOWIEK Z MARMURU (El hombre de mármol)

Director: Andrzej Wajda,  1977

Reparto: Jerzy Radziwilowicz, Krystyna Janda, Tadeusz y Jacek Lomnicki.

WORKINGMAN’S DEATH

Director: Michael Glawogger 2005

Fotografía: Wolfgang Thaler.

Música: John Zorn.

KAMERADSCHAFT (Carbón)

 Director: Georg W. Pabst. 1931

Reparto: Ernst Busch,André Ducret, Alexander Granach, Elisabeth Wendt