Laboral Kutxa y Cajamar, las dos ‘potencias’
El mundo de las entidades cooperativas está integrado por las cajas rurales y profesionales
El mundo de las cooperativas de crédito no es un mundo uniforme. Aunque la mayoría son cajas rurales o agrupaciones de las mismas, existen entidades singulares con características muy específicas como son Laboral Kutxa, Cajamar y Bantierra. Otras cooperativas del sector financiero con características muy específicas son las cajas de profesionales, la Caja de los Ingenieros, la Caja de Arquitectos y la Caixa Popular-Caixa Rural, con sede en Paterna.
Laboral Kutxa, por ejemplo, resultado de la fusión de Caja Laboral Popular e Ipar Kutxa destaca dentro del grupo por simbolizar la aplicación más pura del espíritu cooperativista en el mundo financiero, con una afianzada trayectoria de más de 50 años. La entidad, presidida por Txomín García Hernández, cuenta con más de 9.000 socios, entre los que figuran sus 2.500 trabajadores, y administra unos activos de 22.363 millones de euros.
La Caja Laboral Popular, antecedente de Laboral Kutxa, nació en 1959 como “un invento” del fundador del grupo cooperativo Mondragón, el sacerdote José María Arizmendiarreta. Los socios fundadores de la caja fueron las cooperativas Ulgor, Arrasate y la cooperativa de Consumo San José (hoy Eroski), que trataban así de suplir su falta de medios financieros. La característica específica de la Caja Laboral es la composición mixta de sus socios: los trabajadores y los representantes de las cooperativas. Tras la fusión con Ipar Kutxa, en 2012, la entidad adoptó el nombre de Laboral Kutxa y desde entonces se admiten también como socios a los clientes de la entidad.
Josu Arraiza, director del Área de Empresas de Laboral Kutxa, explica que en la Caja “compartimos los valores del cooperativismo y el del compromiso con el territorio así como el de la rentabilidad socio-empresarial”. En el mercado de su territorio natural (País Vasco y Navarra) tienen una cuota del 20% en los depósitos; 15% en financiación hipotecaria y cerca del 10% en la financiación de las empresas. “Queremos aumentar la financiación al sector empresarial, desde nuestro compromiso con el entorno y en línea con nuestra vocación original”, señala Arraiza.
La cultura cooperativista de la Caja queda bien patente en el criterio para la distribución de beneficios en tres partes: “Destinamos un 25% del retorno a la financiación de centros de investigación, a las universidades y otras actividades sociales”, explica. “Hay también un retorno para el cooperativista”, precisa Arraiza, “pero que es un dinero que no sale de la sociedad sino que se capitaliza. Y en tercer lugar está la parte que destinamos a reservas”.
Laboral Kutxa está desplegando una importante actividad de internacionalización para acompañar a las cooperativas del grupo Mondragón, que está presente en 94 países, y al resto de pymes para facilitar su proceso de internacionalización. “Creemos que hay que desarrollar una serie de alianzas estratégicas que ayuden a nuestras empresas clientes a competir en otros países”, afirma el responsable de Empresas. “Ahora”, añade, “estamos trabajando en varios proyectos de alianzas de los cuales ya se han materializado dos: El convenio con Crédit Coopératif, (Francia) y otro con National Cooperative Bank en Estados Unidos. Se trata de buscar una fórmula para mejorar la oferta de servicio a las pymes y mutualizar los riesgos. “Si una de nuestras cliente quiere instalarse en Francia, por ejemplo”, explica Arraiza, “trataremos de ayudarles y cofinanciar la inversión del nuevo proyecto con Crédit Coopératif”.
Otra entidad con características propias es Cajamar, que tiene su origen en la Caja Rural de Almería, y que tras un intenso y continuado proceso de absorciones de otras 38 cajas rurales se ha convertido en la líder del sector. La entidad, presidida por Juan de la Cruz Cárdenas, tiene más de un millón de socios, unos 6.500 empleados y gestiona unos activos de 38.857 millones de euros.
A mediados del pasado septiembre, el mundo de las cooperativas de crédito se vio sorprendido por la solicitud de una ficha bancaria presentada por parte de Cajamar y otras 30 cooperativas de crédito. El grupo ha pedido al Banco de España la constitución del Banco de Crédito Social Cooperativo, que contará con un capital social de 800 millones de euros. Además de Cajamar y las cajas rurales del grupo han promovido esta iniciativa el Grupo Solventia (constituido por la caja Rural de Almendralejo y otras cinco cooperativas) la Caja Rural de Castilla la Mancha y cinco entidades rurales de Castellón.
En 1990, las cajas rurales ya constituyeron el Banco Cooperativo Español, en el que participó la entidad DZ Bank, integrada en el sector de bancos cooperativos alemanes. El Banco Cooperativo Español no realizaba las actividades propias de la banca comercial y sus funciones era prestar servicios a las cajas rurales en el mercado de capitales.
La tercera entidad más importante del sector por el volumen de activos gestionados es la Caja Rural de Navarra que gestiona 9.504 millones de activos. La entidad presidida por José Luis Barriendo, tiene 138.000 socios, entre los que figuran más de 13.000 empresas, muchas de ellas vinculadas al sector agroindustrial y unas 500 cooperativas.
Cajas profesionales
En el grupo de cajas de profesionales destaca la Caixa d’ Enginyers - Caja de Crédito de los Ingenieros, constituida en Barcelona en 1967, que ha logrado un notable prestigio en los medios profesionales por su elevada solvencia (12,7%) y ha mantenido un crecimiento de sus principales indicadores de entre el 30% y el 40% durante la crisis”. La entidad tiene 113.00 socios, gestiona unos activos de 2.210 millones de euros y un volumen de negocio de 4. 465 millones.
Joan Cavallé, director general, explica: “Nosotros no hemos hecho preferentes, ni cláusulas suelo, ni desahucios”. Asegura que sus hipotecas son muy competitivas, “porque evaluamos mucho las solicitudes de crédito antes de concederlos” y precisa que “nuestro ratio de morosidad es del 2,25%, cuando la media está cerca del 12%”.
El objetivo más importante de la entidad es “la calidad del servicio”, señala Cavallé, “y esto es algo que no depende del ciclo económico”. El director general explica que su modelo de expansión es “el del crecimiento orgánico, esto significa que el 70% de los nuevos afiliados vienen propuestos por los socios”.
Cavallé se muestra convencido de que “después de la crisis el futuro estará cada vez más en manos de entidades de modelo cooperativo”. En su opinión, “las cooperativas son por su esencia y coherencia menos procíclicas”. “Para nosotros”, puntualiza, “lo importante no es la cuenta de resultados sino la calidad de servicio”. Aunque admite que “hasta que no se consiga una métrica que mida la calidad del servicio, la transparencia o la responsabilidad social no lograremos que se valoren adecuadamente estas entidades.”
En la dirección de la Caixa d’ Enginyers existe la percepción de que las cooperativas tienen muchas dificultades para transmitir a la sociedad los valores del cooperativsmo porque son intangibles.
En el sector de cajas profesionales figura también la Caja de Arquitectos, presidida por Javier Navarro. Creada en Barcelona en 1983, cuenta con 23.000 socios y unos activos de 1.291 millones.
Por otra parte, vinculada a este sector se encuentra Bantierra, resultado de la absorción de la Caixa d’Advocats por las cajas rurales aragonesas, que gestiona unos activos de 6.135 millones . La entidad presidida por José Antonio Alayeto, cuenta con 110.000 socios, de los que 500 son cooperativas.
En el sector, con muchas entidades pequeñas, se han constituido varios grupos para buscar economías de escala.
Además de Cajamar y el Grupo Solventia también se ha constituido el Grupo Cooperativo Ibérico, integrado por la Caja Rural del Sur, resultado de la fusión de la Caja Rural Provincial de Huelva y la Caja Rural Provincial de Sevilla, la Caja Rural de Extremadura y la caja Rural de Córdoba. Este grupo representa unos activos globales de unos 7.500 millones de euros.
OTRA BANCA Oficinas de Laboral Kutxa FOTOGRAFÍA: ANDREA BOSCH
EN PERSPECTIVA
La alternativa a las cajas de ahorros
Tras la conversión de las cajas de ahorros en bancos, con la loable excepción de las cajas de Ontinyent y Pollença, las cooperativas de crédito son la únicas entidades, junto con la banca ética, con una vocación social en el mundo financiero.
A diferencia de las antiguas cajas, controladas por las sociedade fundadoras o instituciones públicas, las cooperativas de crédito son propiedad de sus socios, que suelen ser sus clientes o las cooperativas fundadoras. Dentro del grupo destaca por su singularidad Caixa Popular, presidida por Josep Maria Soriano, que es propiedad de sus trabajadores. La entidad nació a finales de los 80 junto a otras coooerativas del País Valencià como Consum, Florida, Foment Cooperatiu de Vivendes entre otras inspiradas en el modelo de Mondragón.