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Metas que no hilan fino

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Diciembre 2014 / 20

¿Qué es ser pobre? ¿El PIB equivale al crecimiento de quién? Estas y otras preguntas, en el debate sobre los objetivos.

ILUSTRACIÓN: PERICO PASTOR

Se acerca la fecha crucial: 2015. Año en el que los gobiernos de Naciones Unidas, reunidos a inicios del nuevo milenio, habían planteado llegar con ocho objetivos básicos cumplidos de justicia social universal; los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM).

¿Se han cumplido? ¿Cómo está el vaso? ¿Medio lleno o medio vacío? Esas son las preguntas básicas que se analizan. Pero hay otras: ¿Estaban bien planteados los objetivos? ¿Está bien medido su cumplimiento? ¿Estaban bien pensados los indicadores? ¿Qué hay que plantearse a futuro? ¿Cuáles son los nuevos objetivos y cómo se hará para cumplirlos?

Desde hace dos años, en el seno de Naciones Unidas se vienen debatiendo las múltiples respuestas a estas y otras preguntas. El secretario general, Ban Ki-Moon, puso en marcha diferentes procesos, 11 consultas temáticas, deliberaciones geográficas, nacionales y continentales.

El debate está todavía abierto. En las mesas se sientan los gobiernos, con sus grandes disparidades, los organismos internacionales y algunas organizaciones de la sociedad civil, que no habían tenido cabida en el planteamiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, y el mundo empresarial, cada vez más presente en las discusiones y en sus conclusiones.

En junio pasado, el Open Working Group de Naciones Unidas emitió ya un acuerdo de 17 objetivos básicos para cumplir llegado 2030, aunque no serán los definitivos. A partir de éstos, Ban Ki-Moon sacará a inicios de diciembre un nuevo informe con orientaciones. Habrá otras reuniones durante el año y, en todo caso, no será hasta septiembre de 2015 cuando la Asamblea General de la ONU plantee unas conclusiones definitivas y una nueva agenda.

Varias entidades de la sociedad civil organizada, reunidas en España, en la Plataforma 2015 y más; en European Task Force; o en la mundial Beyond 2015, coinciden en las críticas a la agenda planteada por la ONU. Algunas de esas críticas ya forman parte de los objetivos, aunque otras han quedado en el tintero.

 

POBREZA EXTREMA

Entre algunas críticas que se han efectuado a los objetivos planteados se encuentra la medición de la pobreza. La meta al llegar a 2015 era reducir a la mitad el porcentaje de personas cuyos niveles de ingresos estuvieran por debajo de la línea de pobreza extrema. A las puertas de 2015, según la ONU, esta meta se ha cumplido, pero todavía falta: 700 millones de personas dejaron de ser extremadamente pobres, pero quedan 1.300 millones. La meta ahora es más ambiciosa: erradicar la pobreza del mapa mundial. Pero: ¿qué es, en concreto, ser “extremadamente pobre”? Para el Banco Mundial, ganar menos de 1,25 dólares al día. Es el método usado en las estadísticas hasta el momento. ¿Es esa una buena manera de medir la pobreza?

El PNUD creó un índice integral de pobreza, pero no hay datos estadísticos

Las ONG piden que se mida el bienestar y no el crecimiento económico

El asunto está en debate. En las metas que explican los nuevos objetivos se utiliza aún la medida de 1,25 dólares, pero no porque no se haya querido cambiar. El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) ha tratado de dar respuesta a esta crítica creando el Índice Multidimensional de Pobreza (IMP), que tiene en cuenta otros parámetros de privaciones que afectan a la vida de las personas. El índice muestra la intensidad de la pobreza a nivel individual en tres aspectos básicos: la educación, el acceso a la sanidad y el nivel de vida subdividido en diez indicadores.

El inconveniente es que ese índice aún no se puede usar. Hasta antes de comenzar con la propuesta de los Objetivos del Milenio, muchos países, sobre todo los de menores ingresos, no contaban con buenos sistemas de recopilación de datos. Esto ha ido mejorando, pero aún falta camino por recorrer. Todavía muchos países deben llevar a cabo un progreso en sus herramientas estadísticas para poder medir el índice de pobreza según el enfoque multidimensional del PNUD. Mientras tanto, y si no se encuentra pronto una alternativa, seguirá midiéndose la pobreza por el índice dolarizado del Banco Mundial.

El asunto de las estadísticas es y ha sido crucial porque puede implicar resultados muy distintos según cómo se mida. Eso puede dar lugar a interpretaciones desacertadas sobre las políticas correctas a seguir. Si el índice de pobreza extrema no fuera un simple umbral de 1,25 dólares al día, sino el índice del PNUD: ¿habría disminuido realmente la pobreza extrema? La idea es acercarse un poco a la respuesta en 2030.

Pero no sólo se trata de no contar con los canales para medir un determinado progreso, sino de ver qué indicadores y qué es lo que se va a medir exactamente. Cada palabra usada en los objetivos planteados hasta la fecha ha implicado un largo y potente debate entre las partes. Las definiciones son importantes en la concreción de las acciones que se lleven a cabo luego. Uno de los debates específicos sobre los términos ha sido el utilizado en el nuevo objetivo número 8, que debe cumplirse en 2030: mejorar el “crecimiento económico” de los países. Las ONG critican ese término y consideran que en vez de ello debió hablarse de “bienestar”. La pregunta es: ¿Qué significa exactamente “crecimiento económico”? El índice que se utilizará para medirlo es el clásico PIB. ¿Es positivo para el buen vivir de las personas de un país el crecimiento de su PIB? La crítica dice que esta medida monetarista desoye, entre otros, asuntos clave como los daños medioambientales o el trabajo doméstico no remunerado. Pero lo que más preocupa a las ONG es que el enfoque de políticas final sea más neoliberal que basado en derechos, y que esto entre en contradicción con otros objetivos como el relacionado con el cambio climático.

Otra crítica tiene que ver con los derechos humanos. No existe ningún objetivo que mida en concreto ese asunto, aunque sí se habla de acceso a la justicia, en el nuevo objetivo 16.

A pesar de las críticas, hay avances, por lo menos en los papeles presentados hasta el momento. Uno de ellos es la clara intención marcada en varios de los nuevos objetivos de atajar los efectos del cambio climático y la destrucción del medio ambiente, un aspecto que fue claramente un fracaso en los objetivos que se cierran en 2015. También se considera positivo que se incluyan entre las nuevas metas cuestiones como una educación de calidad, el aprendizaje a lo largo de la vida, el acceso a la energía y la proclamación del trabajo decente.

 

DESIGUALDAD

Pero si ha habido un avance clave ha sido el que tiene que ver con la desigualdad. La pobreza, e incluso la extrema pobreza, no se ubica sólo en los países pobres. Muchos estudios, comenzando por el del aclamado economista Thomas Piketty, certifican la cada vez mayor brecha entre los ricos y los pobres no sólo entre países, sino en el seno de cada país, incluidos los de renta alta. En Europa, el 10% más rico es dueño del 60% del patrimonio. En Estados Unidos, ese 10% se lleva el 70% de la riqueza.

ILUSTRACIÓN: PERICO PASTOR

Esto lo vieron los países de la ONU, y han llegado por lo menos al acuerdo de incluir un punto sobre este asunto. El nuevo objetivo 10 aborda la desigualdad “en y entre los países”. Dentro de cada país se espera que disminuya sobre todo la desigualdad que afecta a ciertos colectivos como los inmigrantes, las mujeres y las personas mayores. También se refieren a la desigualdad de ingresos general dentro de un país, entre los más pobres y los más ricos.

Lo que resulta claro es que estar afincado en un país rico no es sinónimo de estar librado de la falta de acceso a la salud o la educación. Todos los países deben cumplir con esos objetivos (aunque no está claro cómo rendirán cuentas). Por ejemplo, España, que es un país rico, no cumpliría con el segundo objetivo de “promover una vida saludable”, si no incluye a los inmigrantes en el sistema de salud y privatiza y recorta las partidas para sanidad.

Para la desigualdad entre países, se incluye entre las metas que acompañan los objetivos una que se refiere en concreto a aumentar la voz y la representación de los países en desarrollo en la toma de decisiones. Se persigue hacer “más efectivas, creíbles y legítimas” las instituciones económicas y financieras internacionales.

Los objetivos para 2030 quieren atajar los efectos del cambio climático

La desigualdad "en y entre países" es clave en el nuevo análisis

Faltará por medir la coherencia entre los objetivos y la política

Uno de los aspectos más importantes de esta nueva agenda es la implicación que se ha dado a los países ricos en la responsabilidad del cumplimiento de los objetivos, y de una justicia universal. En los Objetivos del Milenio, sólo el último objetivo hablaba de fomentar una Alianza Global para el Desarrollo, en la que las tareas tenían que hacerlas también los países ricos. Esta nueva etapa incluye la implicación y la medición de los objetivos en todos los países.

Pero… ¿se hará? ¿Serán realmente coherentes los países entre lo que predican en la ONU y la política de país? La llamada “coherencia de políticas” es otra de las grandes inquietudes que las ONG plantean cuando estudian la agenda de la ONU. La puesta en marcha de los objetivos en cada país es voluntaria. La disminución de las facilidades del Estado de bienestar europeo no sería coherente con los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Tampoco es coherente algún aspecto de la política exterior. Por ejemplo, que el Gobierno español se posicione a favor de sus élites empresariales afincadas en los países del sur (como en el caso de Repsol en Argentina), cuando hay un conflicto que afecta al Estado y, por tanto, a las personas que allí viven. Ni es coherente permitir los paraísos fiscales y las cuentas secretas, donde se escapan los impuestos que deberían ayudar a reducir las desigualdades y donde va a parar el dinero de la corrupción y el crimen organizado. Ni son coherentes muchas otras políticas. ¿Aplicarán su discurso? La respuesta queda por ver. Falta saber si habrá un espacio para la sociedad civil en la rendición de cuentas.

 

8 OBJETIVOS PARA 2015

1. Erradicar la pobreza extrema y el hambre.

2. Lograr la enseñanza primaria universal.

3. Promover la igualdad de género y la autonomía de la mujer.

4. Reducir la mortalidad infantil.

5. Mejorar la salud materna.

6. Combatir VIH/sida, paludismao y otras enfermedades.

7. Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente.

8. Fomentar una asociación mundial para el desarrollo.

 

PROPUESTA PARA 2030

17 OBJETIVOS

1. Erradicar la pobreza en todas sus formas en todas partes.

2. Finalizar con el hambre, lograr la seguridad alimentaria y mejorar la nutrición, y promover la agricultura sostenible.

3. Asegurar una vida sana y promover el bienestar de las personas en todas las edades.

4. Garantizar una educación de calidad y equitativa y promover las oportunidades de aprendizaje permanente para todos.

5. Lograr la igualdad de género y la autonomía de todas las mujeres y niñas.

6. Garantizar a todos la disponibilidad y la gestión sostenible del agua.

7. Garantizar a todos el acceso a una energía asequible, fiable, sostenible y moderna.

8. Promover un crecimiento económico, sostenido, inclusivo y sostenible; un empleo pleno y productivo y un trabajo decente para todos.

9. Construir infraestructuras flexibles, promover la industrialización inclusiva y sostenible y fomentar la innovación.

10. Reducir la desigualdad entre países y dentro de cada uno de ellos.

11. Convertir las ciudades en asentamientos humanos incluyentes, seguros, resistentes y sostenibles.

12. Asegurar los patrones de consumo y producción sostenibles.

13. Adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus impactos.

14. Conservar y utilizar de manera sostenible los océanos, los mares y los recursos marinos para el desarrollo sostenible.

15. Proteger, restaurar y promover el uso sostenible de los ecosistemas terrestres, el manejo sostenible de los bosques, combatir la desertificación, detener y revertir la degradación de la tierra y detener la pérdida de biodiversidad.

16. Promover sociedades pacíficas e inclusivas para el desarrollo sostenible, facilitar el acceso a la justicia para todos y construir instituciones eficaces, responsables e inclusivas en todos los niveles.

17. Fortalecer los medios de implementación y revitalizar la alianza mundial para el desarrollo sostenible.

 

PARA SABER MÁS

www.un.org/es/millenniumgoals/

http://sustainabledevelopment.un.org/sdgsproposal.html

www.2015ymas.org

http://beyond2015.org/

Estudios de la Plataforma 2015 y más:

Los objetivos del milenio. Un balance provisional en perspectiva de futuro. M.ª Eugenia Callejón de la Sal, M.ª Luisa Gil Payno, Juan A. Gimeno Ullastres, Daniel Rodríguez Lombardero y Freest Saralegui Harries.

Ruptura del consenso y desmantelamiento. Un análisis de la cooperación española. Pablo Martínez Osés e Ignacio Martínez.

¿Tiene futuro la cooperación? Obstáculos y retos ante la agenda post-2015. Pablo Martínez Osés.

La agenda de desarrollo post-2015. ¿Más de lo mismo o el principio de la transición? (Economistas Sin Fronteras).

Compromiso global por un desarrollo incluyente y sostenible. Consideraciones sobre la Agenda post-2015. (Documentos de la cooperación española).

Iguales. Acabemos con la desigualdad extrema. Es hora de cambiar las reglas. (Intermon Oxfam).

Indicadores Alternativos al PIB. (Alternativas Económicas, 19).