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Otro tipo de educación y de formación

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Octubre 2018 / 62

Cambios: En el futuro serán clave competencias transversales difícilmente alcanzables sin vencer el fracaso escolar.

Si el emplo cambia, la formación cambia. El World Economic Forum (WEF) proyecta que el 65% de los niños y niñas que hoy comienzan la escuela primaria acabarán trabajando en funciones y tareas que todavía no existen. “La mayor parte de los sistemas educativos ofrecen la misma formación que durante el siglo XX, e impiden el progreso del talento de hoy”, asegura la institución. 

La necesidad de repensar el sistema educativo y la formación continua está en boca de cualquier estudio sobre el futuro del trabajo. El problema radica en que no podemos estar seguros sobre los trabajos que terminarán surgiendo. Como confiesa  el economista Juan Francisco Jimeno, “está claro que tenemos que volver a la gente más ocupable para los nuevos puestos de trabajo, pero es difícil diseñar formación y políticas activas para hacerlo porque no sabemos bien qué tareas habrá que realizar”.  Jimeno sí sugiere que en el nuevo escenario parece oportuno potenciar “sectores relacionados con la producción y la gestión del conocimiento, y también sectores relacionados con la atención a las personas”.

Existe coincidencia de puntos de vista sobre la necesidad de una formación continuada a lo largo de la vida laboral. La idea de que la educación y la formación constituyen una primera etapa previa al salto al mundo laboral queda obsoleta. Formarse y reciclarse a lo largo de la vida laboral no significa acumular carreras largas como las actuales, sino un concepto distinto de la formación más parecida a los módulos, a fórmulas concentradas y especializadas, que requieren haber podido adquirir antes competencias transversales y genéricas. Estas son cada vez más importantes y difícilmente pueden garantizarse si no se vence el fracaso escolar.

“Hablamos de tener capacidad de mantener la atención, de sentarse y no levantarse, de ser perseverante y constante, cosas que se adquieren en el sistema educativo”, especifica el sociólogo Pau Marí-Klose, nuevo alto comisionado para la Lucha contra la Pobreza Infantil y partidario de alargar el tiempo en el sistema educativo.

“Ser buenos en lengua, matemáticas e inglés ya sería una revolución”, resume Samuel Bentolilla, profesor de Cemfi. “También entre el profesorado”, remacha Bentolilla, partidario de destinar más dinero a la educación primaria y a la secundaria.

En el trabajo, los estudios que exploran necesidades de futuro coinciden en la importancia creciente de las  habilidades relacionales, la capacidad de empatía, saber comunicar, la flexibilidad o la autoestima. Las competencias digitales, y sobre todo la capacidad de analizar, gestionar e interpretar información serán demandadas. La economista Sara de la Rica lo sintetiza así: “Saber volver útil la información”.  


BRECHA DE GÉNERO

La industria 4.0 puede suponer para las mujeres “una cierta reconciliación con la industria, porque el sector industrial está muy masculinizado”, augura el consultor Eduard Jiménez. Al mismo tiempo, entre las áreas formativas con más futuro destacan las denominadas STEM por sus siglas en inglés: ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas. Son las que más demandan las empresas, y también las que menos cursan las mujeres, que además se han visto más perjudicadas por la crisis en términos de precariedad. En España, según la OCDE solo una cuarta parte de las mujeres elige el campo de ingeniería, la industria y construcción. El porcentaje en el caso de las tecnologías baja al 12%. Para Sara de la Rica, existe el riesgo de que la robotización  acabe aumentando la brecha de género.

En este sentido, cualquier replanteamiento sobre la organización o la reducción del trabajo tiene sentido enfocarlo como replanteamiento de los usos del tiempo.  “Una cosa es repartir el trabajo y otra repartir el empleo remunerado. Creo que tendríamos que repartirlo todo, tenemos razones para reordenar la sociedad entera y partimos de un problema serio de conciliación”, apunta el profesor Albert Recio.