PARO // Eduard Fisa
Reunión de una asociación de parados y activistas de apoyo.
El paro parece haberse convertido casi en una lamentable característica inherente de España, con cifras tan elevadas que causan estupefacción: tras años de depresiones salariales y reforma laboral impulsadas en nombre de la creación de empleo, la tasa de paro sigue por encima del 23% —dos puntos más que cuando Mariano Rajoy llegó a La Moncloa—, porcentaje que llega nada menos que al 70% entre los jóvenes de 16 a 19 años.
España tiene el segundo peor índice de toda la UE en paro, pero también en paro juvenil y en el de larga duración, sólo superado por Grecia. Pero tiene también la segunda tasa de temporalidad, en esta ocasión sólo por detrás de Polonia.
La situación sigue tan enquistada que cada vez hay menos parados percibiendo alguna prestación: 400.000 menos que en 2010, con una tasa de protección que ha pasado del 41% al 29%, y hasta 2,2 millones llevan más de dos años.